Corría 1971 cuando The Washington Post logró acceder a copias de los papeles del Pentágono que registraban secretos sobre la guerra de Vietnam, ocultos durante 30 años. Lo hizo luego de que The New York Times publicara por primera vez algunos de los documentos, lo que le valió que el entonces presidente Nixon detuviera cualquier otra publicación del medio.
Por un lado, The Post tenía una bomba periodística. Por otro, el gobierno lo presionaba para evitar que la revelara, en un momento en que el diario se preparaba para salir a la bolsa. En el medio, estaba la dueña y presidenta del diario, Katharine Graham. Abundaban las sugerencias de un lado y del otro pero, al final, estaba sola con una decisión que tomar sobre sus hombros.
Con esa escena –que se puede ver en la película The Post– podría identificarse cualquier empresario que a menudo tiene que tomar decisiones en soledad. A diferencia del caso de The Post, en el que la decisión terminó siendo acertada, los empresarios y altos ejecutivos no siempre tienen a su alcance el abanico de consecuencias, positivas y negativas, que pueden acarrear sus decisiones diarias.
En Uruguay existen organizaciones que se dedican a juntar empresarios y ejecutivos para que compartan sus problemáticas -personales y las de las empresas que dirigen- para así combatir la soledad del liderazgo.
Hace un año desembarcó en Uruguay Vistage, presente en 20 países, y se sumó a propuestas similares como la del Programa GADE –que tiene 25 años– y CREA, que reúne mensualmente a productores agropecuarios hace 53 años.
Tanto en el programa GADE como en Vistage, los grupos se arman entre directivos de rubros distintos, que no compitan entre sí. Tampoco puede haber un miembro que tenga un familiar cercano de una empresa competidora y, en el caso de Vistage, no puede haber empresas que sean proveedoras o figuras claves de otras del grupo en la cadena de valor. Todo esto asegura que no exista tráfico de información.
En Vistage, los programas consisten en un día completo de reunión, en el que uno de los miembros del grupo –de unas 10 o 15 personas– oficia de anfitrión y recibe al grupo en su empresa. En la mañana presenta la estrategia de los próximo cinco años, mientras que los demás integrantes cumplen el rol de “una especie de directorio consultivo”. Lo cuestionan, interpelan y sugieren, comentó el presidente de Vistage para Uruguay, Alejandro Laborde. Luego, un expositor calificado habla sobre el tema solicitado por el grupo. Después, se recorre la empresa y en la tarde tiene lugar una sesión ejecutiva, en la que algunos miembros llevan un desafío o tema clave para que el grupo ayude en la toma de decisiones. Cada grupo es moderado por un chair, que es un ejecutivo con experiencia, en actividad o no. Cada miembro tiene una reunión privada de unas dos horas por mes con su referente, en la que se da seguimiento a las problemáticas personales y profesionales.
"Se trata de unir cabezas. Hay gente con la cabeza muy limpia y fuera del sector. Me ayuda mucho pensar fuera de la caja porque en mi sector somos siempre los mismos". José Pedro Sánchez, gerente general de UAG.
En tanto, en el programa GADE, creado por la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas, siete empresarios se reúnen cada mes o cada 15 días para compartir los desafíos de sus empresas y las experiencias en su gestión, liderados por un facilitador voluntario que es un empresario senior en actividad. Olascoaga dijo que esas reuniones se basan en tres pilares: confidencialidad –para dar información sobre la empresa–, confianza –para exponer sus problemas– y compromiso –para colaborar y tomar acción–. ACDE también cuenta con “grupos de reflexión” para directivos en los que se tratan casos y se plantean soluciones con un punto de vista ético. “El análisis del caso no es sobre qué lo hace más rentable, sino qué es lo correcto, además de rentable”. Paulo Olascoaga destacó que pese a ser una asociación cristiana, sus integrantes pueden ser ateos o de cualquier otra religión.
En los grupos CREA la dinámica es algo distinta. Allí se colabora entre competidores. “En general el agro es un sector en el que la competencia está muy atomizada. En términos generales no hay una gran competencia y se comparte la información de producción económica y financiera por todos los empresarios del grupo”, dijo el presidente de Fucrea, Martín Aguirrezabala. Agregó que los primeros años se dedican más que nada a lo productivo y que paulatinamente se incorpora lo económico y financiero. Más adelante, llegan a compartirse objetivos profundos a nivel personal, “situaciones más pesadas, de decisiones familiares o empresariales más grandes, como salir o entrar en un sector o negocio”.
Sánchez de UAG dijo que en grupo Crea, al ser competidores, se puede hacer benchmarking, es decir, comparar productos, servicios y procesos para extraer las mejores prácticas y aplicaciones.
“Es como si todos fuéramos UAG, o todos importadores. Vos podés comparar cuál es tu costo por hectárea, tu producción por hectárea, y te permite saber si estás pagando sueldos muy altos, o gastando mucho. En realidad cooperás mucho más de lo que competís”, añadió.
Coincidió Aguirrezabala: “Funciona como un apoyo formidable. Tenés una vez al mes a 12 o 15 personas que hacen lo mismo que vos, que saben y aprenden todos los días y te transfieren esa experiencia. Te permiten aprender y sobre todo respaldar tus decisiones de una manera mucho más competente”. Al momento de su conversación con Café & Negocios, Aguirrezabala salía de una jornada en la que se analizó la productividad, la estrategia empresarial y estados económicos de 180 empresas ganaderas en conjunto. “Hay mucha información abierta a personas que la usan con discreción. La información no está individualizada”, apuntó.
Para la directora ejecutiva de la Cámara de Fabricantes de Maquinaria Agrícola, Cecilia Casulo, el del interior “parece otro mundo empresarial”. “Comparten conocimientos, aprenden de las ideas y experiencias de los colegas para seguir construyendo a través de la innovación. Algunos de ellos trabajan desarrollando maquinaria agrícola o implementos juntos y otros suministrando partes o piezas para ensamblar el producto final”, subrayó. Comentó que una de las cosas que más le sorprende, luego de 20 años de trabajo con gremiales, es que la asistencia a las reuniones supera el 95%.
La gerenta general de Urutrame, Gabriela Romero, integra el mismo grupo que Fernández y Sánchez. Contó que fuera de estos grupos se habían encontrado en posgrados con personas con problemas similares a los suyos, aunque confesó que en ese ámbito “es mucho más difícil plantearlos”.
US$500 es el costo para acceder al programa Números 1 de Vistage, que apunta a los CEO. Se cobra $9500 para el programa de gerentes claves.
Según el director de la escuela de Negocios de la Universidad Católica, Omar Paganini –quien también integra un grupo en Vistage, liderado por la ex CEO de Montevideo Refrescos, Andrewina McCubbin–, ese intercambio se genera no solo en los posgrados, sino también en lo relativo a formación ejecutiva. “En los programas para directivos suele pasar que te encontrás con pares con los mismos problemas, se trabaja sobre casos y se genera aprendizaje de la experiencia de otros”, subrayó. Igualmente, dijo que una diferencia clave está en que en los grupos –como GADE y Vistage– se puede charlar en un ambiente de confidencialidad que se respeta y en el que no hay competidores. “En un posgrado que son 30 no es tan así”, señaló. Paganini, al principio, asistió a una de las reuniones de un grupo de Vistage para probar. “Había conocidos y eso me gustó, pero además cuando empezaron a plantear los problemas pensé: ‘esto es de verdad’”. “Para abrirse, hay una metodología que lo favorece, y a medida que el grupo gana horas de vuelo, se van abriendo más. Se nota que la gente está poniendo sobre la mesa temas que realmente le importan y que son delicados”, dijo.
Tanto McCubbin como el presidente de la Cámara de Franquicias, Marcel Burgos, señalaron que en las cámaras empresariales no hay tal nivel de cooperación, debido a que se conforman por competidores.
“Estuve en cámaras y en las reuniones terminabas reunido por los Consejos de Salarios”, apuntó Burgos. El presidente de la Cámara de Comercio y Servicios, Julio Lestido, dijo que lo que tiene que haber es confianza, y que eso se genera dentro de las cámara, aunque de manera espontánea y sin una metodología o protocolo como sucede en los grupos creados con ese objetivo. “La CNCS representa a más de 15 mil empresas, no todas compiten”, señaló.
Por su parte, el presidente de la Cámara de Industrias, Gabriel Murara, sostuvo que, si bien en la cámara no se habla técnicamente de asuntos de cada empresa, sí se discute, por ejemplo, sobre problemas laborales –que son el 70% de los problemas, según dijo–. “Pueden ser competidoras pero tener problemas que chocan a todas transversalmente”, apuntó.
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