En Irlanda, grupos de extrema derecha atacan a migrantes que solicitan asilo

Una docena de personas en la pequeña ciudad en la costa norte del condado de Antrim respondieron al llamado del grupo neonazi británico Frene Nacional (NF) para reunirse en el monumento a los soldados británicos caídos en las guerras del Imperio.

Allí, los presentes izaron la Union Jack británica (la bandera de Gran Bretaña, N. del R.) y debajo la bandera de la NF, que tomaron prestada del partido nacionalsocialista de Hitler: un círculo blanco sobre un fondo rojo, en letras negras las dos letras N y F en lugar de la esvástica. Los racistas sostenían carteles que decían: "Sin pasaporte, sin entrada".

Como ha sido habitual en ocasiones de este tipo en los últimos meses, a los nazis se les opuso un grupo numéricamente mayor que los enfrentó gritando "los refugiados son bienvenidos aquí", ondeando banderas rojas del sindicato de servicios Nipsa y de otras agrupaciones sindicales.

Este domingo en Portrush prevaleció la paz, pero en las últimas semanas, las acciones racistas se han vuelto cada vez más violentas en otras partes de Irlanda. Las agresiones a personas de otras partes del mundo ahora son comunes en todo el territorio irlandés.

Alrededor de 80.000 solicitantes de asilo viven en la república de Irlanda. En otoño, la extrema derecha comenzó a utilizar el tema para organizar sistemáticamente protestas en las calles. En Irlanda del Norte, son los leales probritánicos radicales y los grupos neonazis británicos como el NF y el Partido Nacional Británico quienes se reúnen frente a los refugios durante la noche para hostigar a los refugiados.

En la república, hay pequeños grupos de extrema derecha: el Partido de la Libertad de Irlanda y el Partido Nacional Irlandés. Fueron creados durante las protestas contra el coronavirus, informa el activista antifascista Diarmuid Breatnach de Dublin.

Uno de los líderes de esta escena es Hermann Kelly, quien fue colaborador cercano de Nigel Farage, entonces líder del partido de extrema derecha Ukip, durante la campaña del Brexit en el Reino Unido. "Luego vino a Irlanda y desde entonces ha estado actuando como si fuera un patriota irlandés", dice Breatnach.

Inicialmente, los grupos de derecha intentaron ganar influencia a través de elecciones. El dinero para campañas publicitarias provino de los Estados Unidos, por ejemplo, de la fundación de los hermanos Koch, conservadores de derecha, partidarios de Donald Trump.

Pero el plan no funcionó: ningún candidato obtuvo más del uno por ciento de los votos emitidos. En las elecciones locales de Irlanda del Norte del pasado jueves, por primera vez en mucho tiempo, no figuraba ni un solo candidato de extrema derecha en las papeletas.

En cambio, la derecha trasladó sus acciones a las calles. Recientemente, las protestas contra los migrantes se han vuelto más frecuentes y radicales. "Los grupos de derecha son pequeños, pero tienen potencial para movilizarse", explica Breatnach.

Esto también fue evidente la semana pasada en Inch, un pequeño pueblo en el condado rural de Clare. Allí, 29 solicitantes de asilo habían sido alojados en un hotel fuera del pueblo, que estaba vacío desde 2019. Este domingo, con la ayuda de la población local, la derecha organizó un bloqueo de todas las vías de acceso a la instalación. Al principio, ni siquiera la comida llegaba a los nuevos residentes. "No queremos a esta gente aquí", dijo un manifestante.

Los grupos extremos de derecha incitan contra los migrantes el enojo contra las políticas gubernamentales que expresa la gente común.

En un artículo para el Irish Examiner, la activista social Sarah Clancy describe la situación en el condado de Clare: "Tenemos un 50 por ciento menos de dentistas y un tercio menos de médicos que el promedio nacional. Tenemos una crisis en todos los niveles del mercado inmobiliario".

Muchos irlandeses ya no pueden permitirse ni siquiera acceder a la vivienda. En Dublín, el alquiler a veces es más alto que en Nueva York. Un pequeño apartamento de dos habitaciones cuesta €3.000 al mes. El gobierno tampoco tiene alojamiento suficiente para los solicitantes de asilo, casi 600 de ellos viven actualmente en tiendas de campaña.

El 12 de mayo, una turba fascista le prendió fuego a uno de esos campamentos de refugiados en el centro de la ciudad de Dublín. El hecho de que nadie resultara herido se debió al hecho de que el grupo autónomo de izquierda Revolutionary League of Houses  había llevado a la gente a un lugar seguro en un edificio ocupado. En los días previos, ya se habían producido varios ataques al campamento de refugiados.

El gobierno, formado por una alianza de conservadores y verdes, está ignorando la explosiva situación: según el Irish Times, las autoridades proporcionaron alojamiento a solo seis solicitantes de asilo la semana pasada, a pesar de que un promedio de 180 refugiados llega a Irlanda cada semana. El descontento generado por estas situaciones es lo que esperan aprovechar los extremistas de derecha.

(Con información de agencias)