El aporte de los ingresos que el tambero obtiene por la venta de vacunos a la industria –para producción de carne– está avanzando del 15% tradicional a un 20%, con el resto correspondiente al ingreso principal, que es la venta de leche, informó a El Observador el presidente del Instituto Nacional de la Leche (Inale).
En el acto de clausura de actividades de 2019, en la casona del instituto en el Prado, explicó que los buenos precios que hay por las carnes vacunas estimula al tambero a mirar con buenos ojos esa alternativa comercial, al punto tal que en muchos casos en la primera inseminación sí se usa buena genética Holando, pero ya en una segunda instancia se está utilizando para repasar genética carnicera, por ejemplo de toros Angus, de modo que la cría de machos y aún la de hembras que no garanticen el mejor desempeño lechero tengan el mejor retorno posible al colocar esos animales en los frigoríficos.
Reconoció que el tambero, por supuesto, quisiera que el negocio lechero brinde un nivel de rentabilidad ideal, como para que no hubiera que pensar tanto en esa alternativa que coyunturalmente es muy seductora “y que para nosotros, los tamberos, está siendo muy útil, es la verdad, porque la carne vale mucho”.
En otro orden, consultado sobre cómo puede ser el año 2020 para la lechería nacional, puntualizó que como siempre incidirán mucho dos factores que el productor de leche no maneja: el clima y los mercados.
Respecto al comercio internacional, “está estable y no visualizamos cambios bruscos, no esperamos mercados que se caigan, al contrario, las necesidades de lácteos crecen, la demanda global aumenta un 2% a 2,5% anual, con algunos proveedores topeados como Nueva Zelanda más que nada por razones ambientales, Australia con una sequía enorme y Argentina con otro tipo de dificultades, con un Uruguay que tiene su espacio para crecer”.
Eso hace pensar en que la producción en 2020 pueda revertir la caída que se aguarda para 2019, de un 3% al 5% con relación a la producción que hubo en 2018.
“Confiamos en que eso puede pasar si no hay nada extraño”, adelantó.
“Lo que nos preocupa es que hace cuatro años que más o menos estamos estancados y hay que salir de eso”, reflexionó, señalando a la vez que será clave que se den las condiciones para que el tambero estabilice sus ingresos por el litro de leche en 33 a 35 centavos y que los costos bajen a unos 25 a 27 centavos, “los números que todos queremos”.
Expresó que “con ese margen, que no es fácil obviamente, de la mano de buenas políticas de tierras y financiamiento con herramientas como las que ya hay, creo que se puede mejor la lechería”.
En estos años de gestión como presidente del Inale, uno de los principales interrogantes que hubo que atender, dijo De Izaguirre, guardó relación con el nivel de competitividad de la lechería nacional en el contexto internacional, donde los competidores han experimentado una disminución de sus costos de producción, los que acá han permanecido no solo estancados, sino que en muchos momentos por encima del nivel de los precios obtenidos por el tambero, con lo que ello implica. “Eso generó que tengamos un endeudamiento importante, que ha podido bajar algo últimamente, pero que sigue siendo alto”, reflexionó.
En ese marco, el presidente del instituto destacó aportes muy valiosos de diferentes instituciones con aportes de los sectores privado y público para investigar, sumar conocimiento y aumentar la calidad productiva para respaldar a un sector que exporta la enorme mayoría de lo que genera, “un sector que es muy viable para producir y exportar”.
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