La edición 28 del Día del Patrimonio homenajea a China Zorrilla

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"Esa era China": familiares y amigos de China Zorrilla la recuerdan este fin de semana de Patrimonio

Luis Brandoni, Soledad Silveyra, Carlos Perciavalle y dos de sus sobrinas recordaron a la artista mientras el país celebra su legado durante el fin de semana de Patrimonio
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01 de octubre de 2022 a las 20:19

China Zorrilla recitaba libretos alrededor de la fuente de la casa de veraneo de su abuelo. Todavía era una niña, pero ya llevaba el halo de artista que la acompañó durante 92 años. Un día, el poeta se acercó a ella y le adivinó el futuro. "Mi abuelo, el poeta Juan Zorrilla, tuvo como 15 hijos, y cuando era chica y recitaba, me decía: ‘Vos me vas a dar el gusto que no me dieron. Vas a ser actriz’. Y mis tías le decían: ‘Papá, no le digas esas cosas a esta criatura’".

Así fue: China Zorrilla se convirtió en una de las actrices más grandes del país.

Este sábado, alrededor de la misma fuente en el que hoy es el Museo Zorrilla, se concentraron historias, anécdotas y recuerdos en torno a una de las artistas más queridas de los últimos tiempos. Porque el talento y la personalidad de China Zorrilla cautivó generaciones que la vieron convertirse en una de las personalidades artísticas más populares del Río de la Plata: actriz y directora teatral, guionista, productora, traductora, adaptadora y hasta periodista. Este año el Día del Patrimonio la recuerda.

Durante la conferencia de inauguración de las actividades en el museo, la subsecretaria de Educación y Cultura e historiadora Ana Ribeiro contó que "lo primero" que imagina cuando piensa en ella es "un collar largo de varias vueltas y anécdotas". Y es que, cualquiera que recorra alguna de las cientos de actividades pensadas en torno a la figura de la actriz este fin de semana puede coleccionar anécdotas de Zorrilla. Una mujer que sabía cómo contar historias.

Dos de sus 23 sobrinos, Lalia y Moque Amorim, hijas de la escultora Inés Zorrilla –quien a su vez fue la tercera hija del matrimonio de José Luis Zorrilla de San Martín y Guma Muñoz del Campo– miraban y escuchaban con atención desde uno de los flancos del jardín mientras la actriz Ailín Osta interpretaba el monólogo Vida nada me debes sobre China.

"Es mucha emoción, permanente. La repercusión que tiene es emocionante. No paran de sonarnos los teléfonos. Llama gente de todos lados: de Argentina, de Montevideo, del interior; para emocionarse y felicitarnos. Cuando nos dijeron que el Día del Patrimonio iba a ser en honor a China nos quedamos un poco sorprendidas y agradecidas. Porque se lo merece. China se merece este reconocimiento en su país", dijo Moque Amorim a El Observador. China es la primera de los tantos artistas de la familia Zorrilla en ser homenajeada durante el Día del Patrimonio.

Antes de continuar con el recorrido patrimonial, planificado en una agenda que incluyó una conversación entre Diego Fischer –escritor de A mí me aplauden, la biografía de China– y Victoria Rodríguez y una alocución en el Ateneo de Montevideo, compartieron algunos recuerdos en torno a la figura de la actriz.  

"Hoy si viviera se preguntaría '¿Todo esto es por mí?' Ella era tremendamente humilde en ese reconocimiento que le hacía la gente", comenta una de sus sobrinas.

Recordaron que visitar a su tía en su apartamento de Buenos Aires era una experiencia inigualable: "Nos divertíamos como locas. De repente llegábamos y nos decía: 'vamos a ir al teatro porque estrena Mengano, vamos a tomar un café con Sultano'. Cada dos minutos sonaba el teléfono y cuando atendía no era cualquiera". Se sentaban a jugar a las cartas en la misma mesa que ahora está acondicionada en una de las salas del Museo Zorrilla con algunas de las pertenencias de la artista de su casa argentina. Todas en su preciso lugar.

Un día, durante una de esas visitas a Buenos Aires, las paró un joven en la vereda y les ofreció una cámara de fotos. "Ella le compró la maquina de fotos pero se la devolvió para que siguiera trabajando. Esa era China. Se la compró, la pagó y la devolvió". Pero no quedó ahí: le pidió un favor. Le dijo que se iba a contratar para que investigara a una persona con la que se iba a reunir en un bar. "Yo entro al bar y veo a China sentada en una mesa con la persona con la que se iba a reunir y dos mesas más allá veo a un señor sentado con un tapado negro, en pleno enero, que se había mandado a hacer un diario de doble tamaño con dos agujeros para mirar –cuenta su sobrina–. Después lo vimos salir al investigador con la gabardina y la cámara de fotos escondiéndose en las columnas; lo seguimos un par de cuadras a las carcajadas. Ella no lo podía creer. La escena era genial". 

La anécdota es apenas una de las tantas que muestra la capacidad de la actriz para hacer comedia también debajo del escenario. "China hacía esas cosas y todos reventábamos de risa alrededor. Le divertía hacer reír a la gente, le encantaba", recuerda Lalia.

"Era tan divertido estar con ella. Hasta el final nos hacia reír, porque siempre mantuvo eso que no se puede explicar, nunca perdió la personalidad. Era una tipaza", agrega Moque y comenta: "Es una pena que a las generaciones nuevas se le pierdan un poco estos referentes". 

Pero sucede algo singular con China Zorrilla. A pesar de que pasen los años, las nuevas generaciones se siguen encontrando con ella. Como es el caso de Milagros, una niña de 13 años de Entre Ríos que comparte fotos y videos de la actriz que ni siquiera las sobrinas habían visto antes. "Es fanática. Cuando está triste ve algo de China y le levanta el ánimo. Si China viviera lo hubiera comentado. ¡Una niña que la vio a los 6 años en Esperando la carroza y tiene una especie de admiración!". Algunos fanáticos de la artista llegaron este fin de semana desde Argentina para poder vivir este homenaje. 

Durante la conversación ambas repiten una frase: "Esa era China". Generosa con quien lo necesitaba, divertida hasta el último momento, atenta, sensible, talentosa, humilde. "Esa era China".

"Era un privilegio tenerla de tía". Las dos sobrinas coinciden en este punto y lo extienden en un legado familiar de arte y cultura, pero sobre todo cariño. "Era algo de la casa de los Zorrilla. En la casa de nuestros abuelos, cuando alguien se iba el grito de la abuela era '¡no se olviden de la puerta!'. Pero no para que la cierren, sino para que la dejaran abierta". China Zorrilla creció en una casa de puertas abiertas.

Cultura de dos orillas 

Entre el público de interesados y curiosos apareció tímidamente y pidiendo permiso uno de los tantos amigos que Zorrilla acumuló en Argentina: Luis Brandoni. "Es una satisfacción para mí, que soy un actor, el reconocimiento de una actriz que se nos fue pero que está presente con el recuerdo de todos nosotros".

El actor, que trabajó junto a ella en dos de sus películas más recordadas como son Esperando la Carroza y Darse Cuenta, llegó a Uruguay para participar de un conversatorio en homenaje a la artista la tarde anterior junto a sus colegas Soledad Silveyra y Carlos Perciavelle y el director de teatro Mario Morgan.

Durante la conversación, moderada por la periodista Cecilia Bonino, la actriz argentina tomó un momento para dirigirse a los uruguayos: "Gracias por ser un pueblo que cuida la memoria por sobre todas las cosas". Silveyra, que conoció a China Zorrilla en 1973 mientras hacían Pobre Diabla, contó que la uruguaya es hasta el día de hoy "un faro" en su vida.

"Ella siempre con ese espíritu, esas ganas, esa fuerza, esa generosidad enorme. Yo la tengo en la mesa de luz, en el living y en el corazón fundamentalmente", contó "Solita" y confesó que en ocasiones cuando mira las estrellas saluda a una de ellas y dice "allá está Zorrilla".

"Compartimos muchas mesas, muchos brindis, muchas sobremesas, muchas anécdotas, muchas historias. Hace una rato me preguntaron si tenía alguna anécdota para contar de China, les pregunté si tenían 2 o 3 horas de tiempo para escuchar. Era una delicia de persona", empezó Brandoni y contó que en la década del 70 vino a Uruguay a la celebración de un aniversario del teatro El Galpón, pero ante un imprevisto tuvo que subir al escenario preocupado porque lo que tenía preparado apenas duraba unos minutos. "China venia de filmar Un guapo del 900 y contó la filmación entera. El espectáculo duro 2 horas 50 y la gente se fue encantada de la vida".

Carlos Perciavalle, que conoció a Zorrilla cuando todavía era un estudiante que fue a ver Don Gil de las calzas verdes al Teatro Solís contó cómo llegó a entablar una amistad duradera con la actriz que le llevaba 19 años 

"La gente no le creía a China. Contaba cosas y decían que inventa. ¡Pero le pasaban!", enfatizó el actor –que coprotagonizó con Zorrilla el recordado Diario privado de Adán y Eva– y dio numerosos ejemplos de situaciones insólitas e hilarantes que compartió con ella. Como cuando, según cuenta, se hicieron pasar por el presidente de la República y su esposa en una Asamblea General en Nueva York que terminó en una serie de carcajadas en torno a un "concierto de arpa birmana".

"Un día van a aprender que lo importante de las historias es cómo se cuentan", le dijo hace unos años China Zorrilla a Mario Morgan. Este fin de semana las historias que se cuentan la tienen de protagonista.

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