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Explosión en Villa Biárritz: pedirán que se reabra la investigación porque encontraron cuatro focos de detonaciones
Poco después de las 09.15 horas del viernes 22 de julio, una explosión destruyó un edificio de Villa Biarritz, sacudió a las viviendas circundantes, mató a dos personas e hirió a otras 11. El apartamento 301 de la construcción ubicada en Leyenda Patria 2976, frente al parque, se desfiguró: el techo se encorvó en casi medio metro y algo más lo hizo el suelo. La Fiscalía investigó, recibió (algunos) peritajes técnicos y en la primera semana de setiembre archivó el caso concluyendo que se trató de “un hecho accidental relacionado con la fuga de gas natural a causa de la desconexión de la manguera que conectaba la válvula de paso con el anafe”. Pero esa conclusión les generó más dudas que certezas a las víctimas y a las empresas aseguradoras, las que pedirán que se reabra la pesquisa. ¿Pudo haber negligencia?
En el preciso instante de la primera detonación, la señora Silvia, propietaria del apartamento en que se dio la “fuga accidental”, estaba en la cocina junto a Cristina. Pese a encontrarse a escasos centímetros de la manguera desconectada, sus lesiones fueron de menor entidad que otras víctimas. Silvia murió días después por el agravamiento en la hospitalización. Julio —de 88 años y esposo de Silvia— estaba en otra habitación, saliendo por el pasillo central a la izquierda, sentado en una silla de oficina. Murió días después por las quemaduras y politraumatismos. El informe oficial de Bomberos reconoció que en esa otra parte de la vivienda hubo otro epicentro explosivo de mayor envergadura.
A la vecina Margarita —que estaba acostada en la cama de su dormitorio que daba al frente del edificio lindero— se le cayó la medianera encima. Resulta que a pocos metros, del otro lado de la medianera, hubo otro epicentro. Y en el estar hubo otro.
¿Entonces totalizan cuatro epicentros de los cuales tres tuvieron ondas expansivas más potentes que aquel en que estaba la manguera desconectada? Esta duda, junto con las fotos de la destrucción que así lo confirman, es una de las que hace pensar a víctimas y empresas aseguradoras de que pudo haber otras fugas.
La concentración de gas en distintas habitaciones, que fue perdiéndose de a poco de la manguera, podría explicar que haya más de un epicentro a raíz de una sola fuga. Pero los testimonios de los vecinos, sobre a qué horas olieron un hedor “extraño” no cerraría del todo con esa hipótesis.
Ocurre que, por reglamentación, “el gas natural debe ser fácilmente detectable en una concentración de 1% en el ambiente”. Lo reconoce Montevideo Gas en su informe técnico. Eso significa que con la quinta parte de la concentración necesaria para que se desate una explosión, ya se debería sentir el olor. Eso acrecienta más las dudas.
Más aún si se tiene en cuenta que la propia compañía de gas reconoce que en los 23 días anteriores a las detonaciones el consumo de gas promedio del apartamento 301 se elevó más de diez veces.
Bomberos, previo a cerrar su informe, elevó a la Facultad de Química de la Universidad de la República cuatro consultas asociadas a la explosividad y combustión. En una misiva firmada por la secretaria del decano, la Facultad deja constancia que "no cuenta con el equipamiento y los materiales adecuados para realizar los ensayos solicitados”. Y la fiscal no solicitó una pericia química externa, la cual las aseguradoras entienden que aún podría realizarse.
Los peritos de Bomberos sí pudieron hacer un ensayo en el Cuartel Centenario, usando presión sobre una manguera, para conocer a qué nivel se podría desconectar el caño que, encima, en el apartamento estaba atado con un alambre de cobre.
A priori se descarta la intencionalidad, pero podría ser que el accidente sea el resultado de servicios en mal estado, de falta de supervisiones u otras hipótesis que ahora están estudiando peritos españoles que asesoran a los denunciantes. Por eso pedirán la revisión de la causa, acción que deben tomar, a más tardar, la semana que viene.
