En un año, Federico Pereira pasó por todos los estados de ánimo. En marzo de 2021 recibió un whatsapp de un tal “Mariolo” que él no conocía ni tenía agendado, convocándolo a la selección para los partidos contra Argentina y Bolivia p or las Eliminatorias. El tal Mariolo era Rebollo. El lateral de Liverpool no llegó ni a entrenar en el Complejo Celeste porque los partidos se suspendieron por el covid.
Un mes después, en mayo, Pereira entró una lista de 50 jugadores para la Copa América, pero tampoco pudo estar a la órden de Óscar Tabárez, porque se rompió el ligamento cruzado de la rodilla derecha y fue operado en junio.
Nueve meses le demandó la recuperación, con covid incluido, y el miércoles volvió a jugar unos minutos frente a River Plate por la Copa Sudamericana.
“Me sentí bien. En realidad, cuando entré a la cancha estaba perdido, como que no entendía ni donde estaba, me llevó unos minutos y me acomodé. Después la falta de ritmo y de aire que lo vas agarrando con los partidos, que todavía me falta”, contó Pereira a Referí.
El jugador de Liverpool explicó que “como que el partido estaba en un ritmo, yo venía del banco, quedaban 10 minutos y no sabía ni donde posicionarme, por más que había escuchado por quien entraba, pero es la falta de jugar. Hacía 9 meses que no pisaba la cancha oficialmente”.
Un mes más de lo que se pronostica para ese tipo de lesiones: “Me agarró el fin de año, hice seis meses en enero, arranqué la pretemporada normal, después tuve covid, luego una distensión en el cuádriceps que me atrasó un poco. Pero dentro de todo volví en los tiempos previstos” señaló.
Los que más le costaron durante la recuperación fueron los primeros dos meses, “porque no podía caminar, te cuesta, te olvidás de apretar el cuádriceps, te sentís lejísimo en todo. Y después cuando empecé a retomar los entrenamientos también, me sentía muy lejos de los compañeros, empezaron los amistosos y estaba lejos del nivel, eso fue lo que más me costó. No imaginaba perder tanto. Sé que es lo normal pero en mi cabeza pensaba que iba a volver y me iba a costar menos tiempo recuperarme”.
La rotura de ligamentos es una de las lesiones que lleva más meses de recuperación y “mucha cabeza”, admitió Pereira, y en ese sentido fue importante el apoyo de los compañeros: “Papelito (Fernández) todos los días me hablaba porque es difícil saber que entrenás todos los días y no podés estar, no te sentís bien, a veces pasa el tiempo y no avanzás nada, entonces es complicado, por eso hay que meterle mucha cabeza en el día a día y es lo que más cuesta”.
Papelito sufrió la misma lesión y tiene experiencia de lo tedioso que son los días durante el proceso de rehabilitación.
Durante esos meses, Pereira aprovechó para distraerse más con amigos, con su novia y además, realizó un curso de nutrición. “Me gusta la nutrición, por ahora me preocupé para estar informado y saber lo que como yo, no para dedicarme. Me anoté en la Facultad, estuve tres meses, pero con los horarios se me complicaba” señaló.
El menú que le queda mejor, según reconoció, son los fideos con tuco: “Más que nada el tuco es mi especialidad, los fideos van al agua nomás”.
La lesión lo sacó de la órbita de la selección uruguaya y se centró solo en volver a entrar a una cancha para jugar. “Yo en el momento lo tomé bastante bien, pero todo el mundo te dice 'te agarró en el mejor momento', entonces te trabaja un poco, aunque no lo hacen por mal. Yo lo tomé bastante bien y con la cabeza siempre que en algún momento voy a tener la oportunidad de nuevo”.
Cuando le llegó el mensaje de Rebollo, estaba jugando al truco con sus compañeros. “Me mandó un mensaje Mariolo, así apareció en el whatsapp, no tenía ni idea de quien era. Cuando escucho el audio era Mario Rebollo y en el momento tampoco lo asocié con la selección, y ahí los gurises enseguida me dijeron y fue todo una locura”.
Si bien no participó de los entrenamientos, el Maestro Tabárez hizo referencia a su caso en una conferencia de prensa. “La vi, dijo que me mandaba fuerzas para la recuperación. Ese video lo tengo colgado, no lo puedo encuadrar pero lo tengo guardadito”, dijo.
Ahora, “tengo que arrancar de a poquito, ir agarrando ritmo, partidos y de a poco ir volviendo al nivel que tenía”, señaló.
Se pone contento porque al “Oreja” Martirena le vaya bien en el mismo puesto porque son amigos, y sobre Liverpool, señaló. “Justo se dio que cuando subí estaba el Papa (Pezzolano), que fue más o menos quien arrancó el cambio en el estilo de juego de Liverpool; después vino Roman con un estilo bastante parecido, luego Marcelo Méndez. Ahora se lo respeta mucho más a Liverpool”, expresó el jugador que nació en Colón y sigue viviendo ahí.
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