Fulco explicó este jueves en una entrevista con el semanario Búsqueda que el fracaso en lograr el cometido del Inisa radica en que en determinados casos "el quiebre para algunos es tan profundo que es muy difícil tener esperanzas en ciertas situaciones".
Desde que está al frente del Inisa (2015), la jerarca contó que ha recibido adolescentes con un nivel de deterioro sociocultural tan alto que le "impactó mucho". Narró que, en ocasiones, los jóvenes "no tienen vocabulario o (...) su lenguaje es tan escaso que se mueven con apenas diez o veinte palabras, o con sonidos guturales".
Lo ilustró con un caso, al recordar una oportunidad en que intentó comunicarse con uno de ellos. "Pensé que estaba mal de la garganta, pero cuando le pregunté si entendía lo que yo le decía, me contestó con un sonido que venía a ser un 'sí', sustitutivo, un sonido gutural. Sonidos por palabras".
En este sentido, Fulco responsabilizó también al sistema educativo por el abandono y marginalidad de los menores. Dijo que muchos de estos menores, que apenas pueden escribir su nombre, llegan al instituto con sexto año de escuela completo. "¿Cómo es posible? Ahí te vas para atrás y decís: ¿qué está pasando en el sistema educativo? ¿Por qué acreditamos Primaria completa a dos jóvenes que no saben más que escribir su nombre y tienen un lenguaje escaso".
Esto que describe, sumado al abandono en que estuvieron estos jóvenes que imposibilitaron la enseñanza de valorar la vida humana, genera una combinación fatal cuando el menor entra en acción en el mundo delictivo y la víctima implora por piedad. "Así como yo no existí en el momento en el que estaba en el desamparo total, no entiendo qué quiere decir eso que el otro me dice, que 'no me mates, por favor'. Ni siquiera el 'por favor' escucha", advirtió la jerarca.
Pero el panorama es aun peor. Según dijo Fulco a El Observador semanas atrás, el Inisa no cuenta con los recursos suficientes para implementar los mecanismos de rehabilitación de forma adecuada, incluso para aquellos que están a tiempo para rehabilitarse.
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El organismo cuenta actualmente con 13 equipos integrados por dos psicólogos que actúan en los 13 centros del sistema, pero el presupuesto insuficiente no permite que se lleve adelante el tratamiento tal como se hace Estados Unidos y los países anglosajones, en donde se han registrado resultados favorables.
Entonces ocurre que los psicólogos no pueden aplicar un trabajo intensivo y acudir todos los días a los centros –como lo recomienda la experiencia internacional– y lo hacen solamente una vez por semana, para sesiones de dos horas. "Es como dar la dosis mínima del medicamento, cuando en realidad habría que entrar con mucho más vigor para que no se deshilache lo que se está trabajando", lamentó la jerarca.
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