Por Agustina Segú
No es un hincha, no es de Nacional, no es de Peñarol. La realidad es que en los últimos años el futbol uruguayo se ha transformado en un núcleo hostil donde los delincuentes se meten y destrozan un deporte tan importante y querido como es el futbol en nuestro país.
Lo estamos viendo seguido en el fútbol, pero sucede en todos los ámbitos. Es el escudo de la impunidad, no son hinchas, son delincuentes.
Es triste ya de por sí saber que si salís a la calle no sabes si volvés. Es triste no poder disfrutar un deporte, un evento con alegría y paz. Es lamentable que las familias enteras con sus hijos no puedan ir a pasar tiempo juntos en la cancha porque puede pasar algo antes, durante o después.
Me enoja, me entristece, me decepciona. No tengo palabras para describir lo mal que se siente ver estas situaciones y si yo me siento mal no puedo ni pensar en la familia que hoy perdió a un hijo, nieto, sobrino, hermano.
Un mayor despliegue policial, mayores controles y sin duda mayor educación. Ni hablar del cumplimiento efectivo de las penas.
Mientras tanto, desear que no sigan sucediendo estas atrocidades. Deseo que Uruguay se vuelva realmente ese país que muchos admiran porque creo que aún no somos merecedores de ese reconocimiento, no mientras persista la violencia e intolerancia.
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