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Gabriel Chaparro, el brazo profesional del handball uruguayo

El pívot de la selección uruguaya de handball, que está en las gateras para viajar a Egipto a disputar su primer Mundial, tiene una increíble historia de transformación física que lo llevó a ser el primer jugador uruguayo en llegar a la primera división de España
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03 de enero de 2021 a las 05:03

Corría el año 2010 y un joven de 15 se presentó en la práctica de los cadetes de handball de Hebraica Macabi. El técnico Gastón Lewi le preguntó de qué jugaba. Gabriel Chaparro, que de handball sabía poco y nada, le respondió: “Cerca del arco”. “¿De pívot?” le volvieron a preguntar. “Sí, de pívot”. Y así arrancó la carrera de una de las grandes figuras que tiene la selección uruguaya que el 12 de este mes viajará a Egipto para disputar el primer Mundial de su historia. 

“Creía que el pívot era el que estaba cerca del arco para meter los goles y justo fui a elegir el puesto más sufrido”, recuerda a las risas Chaparro, de 25 años, a Referí.

Victoria Graña, golera de Habraica Macabi entre 2005 y 2011, fue quien le recomendó a Chaparro a Lewi que estaba armando las formativas del macabeo. 

“Medía 1,74 metros con 15 años. Gastón armó un grupo muy lindo y eso lo ayudó a crecer”, cuenta. 

“A partir de ese momento no ha parado de crecer. En el 2011  ya subió al primer equipo y lo citaron a la selección cadeta. Es un jugador muy competitivo, muy trabajador y que logra visualizar lo que tiene que hacer para seguir creciendo y después lo hace”, revela Lewi en diálogo con Referí

Antes de probar con el handball practicó todos los deportes en el club Banco República: “Hice hasta bowling”. 

Por su estatura, le ofrecieron jugar al básquetbol en Capurro. Pero el destino lo llevó a otras canchas. 

El Panamericano de Mar del Plata 2011 para cadetes (sub 15) fue un gran impulso para su carrera. Uruguay ganó la medalla de plata. Le ganó a Chile y perdió por un solo gol con Argentina. 

Creció junto a una muy buena generación: Sebastián Vecino, Cristian Rostagno, Nicolás Sintas, Alejandro Álvarez, Eric Rambao y Santiago Ancheta.  

En 2012 ya lo convocaron a entrenar en la selección mayor junto con Bruno Méndez. “Éramos dos toros, grandes y fuertes, en un puesto donde no abundan los jugadores en Uruguay”, reconoce. 

Con edad de juvenil (sub 18) disputó en 2013 los Panamericanos de su categoría, en Táchira, y en junior (sub 21). En la primera se mezcló con otro pívot potente como Bruno Méndez, con Yamandú Rodríguez y Fransico Ancheta.Y con los junior compartió plantel con los Alejandro Velazco, Rodrigo Botejara, Facundo Liston y Felipe González, todos integrantes ahora de la selección mayor. 

El entrenador Jorge Botejara es un artesano armando equipos con mezclas intergeneracionales.

Dio el salto a la mayor en 2014 para disputar los Juegos Odesur de Santiago donde Chile los dejó sin medalla de bronce. 

Y en 2015 fue protagonista de un hecho histórico para este deporte en la rama masculina: la primera clasificación a un mundial junior. 

Uruguay, dirigido por Lewi, fue cuarto en el Panamericano disputado en Foz do Iguaçu. 

En la primera práctica tras volver de ese torneo lo empujaron y se fracturó el quinto metatarsiano. “Llegué con lo justo, pero no me perdía el Mundial por nada. El día que me sacaron la bota y me dijeron que podía pisar ya salí a trotar”. 

“Poco antes de viajar se agarró paperas y llegó con el torneo ya iniciado. En el partido contra Japón, fue imparable y metió 10 goles”, recuerda Lewi.

“Fue una gran oportunidad, situamos a Uruguay en el mapa mundial, pero no me terminó de llenar porque no ganamos ningún partido en el grupo. Eso sí, nos sacamos en los partidos por posición la espina con Chile y terminamos mejor ranqueados”, cuenta sobre el 22° puesto de los celestes. 

Sus goles y sus estadísticas personales no lo desvelaban entonces ni tampoco ahora: “No miro nunca números, al final de cuentas hacés lo mejor posible en cada momento para el equipo y no es para sumar una estadística. Mientras el equipo juegue y gane estoy contento”. 

Hoy el Chapa, como lo conocen en el mundo del handball, mide 1,94 metros y pesa 110 kilos de pura masa muscular. 

Pero en el camino que lo llevó al profesionalismo dejó muchos kilos. “Siempre fui grande y alto, pero durante mucho tiempo tuve un sobrepeso importante. Todo cambió cuando decidí ser profesional de esto. Ahí entendí que tenía que dar un salto de calidad físicamente”. 

Comenzó a entrenar en Ahlete Growht con Diego Domínguez y Renzo Bolonini y ahora lo hace con Rafael Terra. 

Después de Macabi, con el mismo grupo de jugadores se fue a Bohemios y Pontevedrés, el equipo que ahora se empareja en las definiciones del Federal con Colegio Alemán y Scuola Italiana. 

En 2016 fue a jugar unos amistosos con la selección a Vicente López y el renombrado entrenador Fernando Capurro lo invitó a sumarse a Luján. 

“No tenía sueldo, pero me pagaba el pasaje, entrenaba dos días y jugaba. Me quedaba en casa de los compañeros. Fue tremenda experiencia”.  

De ahí saltó a Brasil para jugar en Londrina. Fue el primer escalón profesional más allá de que vivía en una pensión con 10 jugadores y restorán al frente. 

Se le cayó un pase a Turquía, jugó tres meses en Sao Caetano y a mediados de 2018 se convirtió en el primer uruguayo –formado en el handball local– en jugar en la poderosa Liga Asobal española.

“El primer semestre lo sufrí. El escalón de pasar de Brasil a España fue mucho más grande que irme de Uruguay a Brasil. Es el handball táctico por excelencia. Los entrenadores españoles son los mejores del mundo. Al principio fue frustrante porque mis carencias de formación me limitaron. Pero después lo disfruté y me demostré que no estaba tan lejos de ese nivel”, cuenta. 

Tras esa experiencia en Puente Genil, en Córdoba, bajó a la División de Honor (ascenso) a buscar un mayor protagonismo en Novás. “Acá vivo bien pero no gano una plata que me permite asegurarme el futuro. Pero juego profesionalmente”. Y con esa cabeza le apunta a Egipto 2021: “Más que un sueño fue una meta trazable”. 

"Nos va a tocar con dos mega potencias como Alemania y Hungría y después con Cabo Verde que tiene jugadores importantes en Asobal y otras ligas europeas. Pero vamos a disfrutarlo y a dar lo mejor de nosotros", anticipa. Esa es la marca registrada de Chaparro y de la selección uruguaya de handball. 

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