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Garganta profunda: por qué la película culpable de furcio de Alberto Fernández es un símbolo del porno

La historia de la película porno más famosa de todas y que provocó el furcio del presidente argentino
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22 de junio de 2022 a las 15:46

Este martes, al presidente argentino Alberto Fernández le jugó una mala pasada el subconsciente. En un discurso en Casa Rosada por el lanzamiento del III Foro Mundial de Derechos Humanos, el mandatario confundió el nombre de la revista independiente Garganta Poderosa por Garganta Profunda, el título de una de las películas pornográficas más icónicas de todos los tiempos. Los memes y comentarios no se hicieron esperar. 

“Ahí veo al compañero de Garganta profunda”, dijo Fernández mientras miraba al referente de la publicación, Ignacio Levy.

Rápidamente, y entendiendo su error por algunas de las risas de los presentes, Fernández reacomodó el cuerpo. “Profunda no, poderosa. Poderosa. Pero profunda también, porque la verdad es que nos enseñaban en esas revistas muchas cosas que eran ocultas por otros medios”.

Lo cierto es que el furcio de Fernández es al menos coherente con los tiempos: Garganta profunda, estrenada en 1972 y dirigida por Gerard Damiano, está cumpliendo 50 años en 2022 y sigue presente como uno de los símbolos de la era dorada de la industria audiovisual pornográfica. ¿Pero qué hace que una película de este tipo alcance el grado de mito y se mantenga tanto tiempo vigente?

Para empezar, Garganta Profunda marcó la época porque trasladó el "problema" de la búsqueda del placer hacia el terreno femenino. Su argumento presentaba a Linda Lovelace, una mujer que en lugar de tener el clítoris en el sitio correspondiente, lo tiene en la garganta, por lo que la única manera de llegar al orgasmo es a través del sexo oral. La propuesta fue original: por una vez, importaba más la satisfacción de la mujer que la del hombre. Era un primer plano al placer femenino que no había sido enfocado jamás.

Garganta Profunda también fue un hito al ser una de las primeras películas para adultos en ser exhibidas en cines comerciales. Si bien empezó su camino en el circuito acostumbrado, pronto la "demanda" hizo que saltara a las salas de todo Estados Unidos. En algún sentido, con ella el porno salía de los entornos escondidos, algo oscuros y húmedos en los que acostumbraba a mostrarse, a una sala en la que podía compartir cartel con otras propuestas "tradicionales". De todas formas, y a pesar de que se convirtió en un éxito y en un hito cultural, el camino por la exhibición no le fue sencillo.

Ni bien se estrenó –el 12 de octubre de 1972 en el World Theatrer de Nueva York–, la película de Damiano fue objeto de todo tipo de intentos de censura, de críticas y de boicots por parte de organizaciones reaccionarias y conservadoras, así como de algunos referentes de la justicia y los medios. Se la señalaba como una fuente de "obscenidades" y por el posible daño que podría llegar a causar en la sociedad, que por otro lado estaba cruzada por las reivindicaciones de los derechos de las mujeres y los colectivos LGBT.

Uno de los que más fuerza hizo para "cancelar" la película fue el alcalde de Nueva York, John Lindsay, que mandó a la policía a incautar la copia original de la película en un operativo que también incluía limpiar a Times Square, que en esa época –como se retrata, por ejemplo, en la serie de HBO The Deuce– era la cuna de la movida nocturna y la prostitución. Richard Nixon, presidente de EEUU por ese entonces, también intentó proscribir la película, pero sus intentos también terminaron en la nada. Y, curiosamente, sería otra Garganta profunda, la fuente periodística de Bob Woodward, la que terminaría con su presidencia poco tiempo después en medio del escándalo del Watergate.

Como cada vez que se intenta prohibir algo, los intentos fueron infructuosos y solo lograron que la película explotara en popularidad. Todo el mundo quiso ver Garganta profunda y pronto la cinta, que había costado apenas 47 mil dólares, empezó a hacer mucho dinero. Hoy se la considera como una de las más rentables de la historia y tanto su argumento como sus protagonistas son un símbolo de la época.

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