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Gastón Rodríguez vivió el miedo al contagio al covid-19 tras enfrentar a Chapecoense y sus 14 positivos

"Fue un golpe anímico importante que recibimos, porque habíamos jugado unas horas antes contra ellos y capaz que al final del partido, le di la mano a un futbolista. No recuerdo", dijo el delantero, quien también indicó que "en Peñarol se equivocaron con Guzmán (Pereira)"
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15 de julio de 2020 a las 05:02

La noticia cayó como un balde de agua bien fría en esta época. El pasado jueves, el plantel de Avaí, club de Florianópolis, había viajado para enfrentar de visitante a Chapecoense por la ida de los cuartos de final del Torneo Catarinense. Perdieron 2-0 y el viernes, surgió la noticia que 14 integrantes del equipo habían contraído coronavirus.

Hacía 115 días que no se jugaba al fútbol en Brasil y el Catarinense fue el segundo en retornar luego del Carioca en un país que tiene casi 2 millones de infectados y más de 75 mil muertos.

En el equipo visitante de aquella noche, jugó el uruguayo Gastón Rodríguez, quien ingresó en los últimos 20 minutos.

Como consecuencia de esos 14 positivos, el encuentro de vuelta que se iba a jugar el pasado domingo, fue aplazado, ya que en Chapecoense están todos en cuarentena.

“Se paró el campeonato por esos 14 positivos. No se informó si son todos jugadores, o también integrantes del cuerpo técnico o médico. Ahora se paró todo 15 días. Fue un golpe anímico importante que recibimos, porque habíamos jugado unas horas antes contra ellos y capaz que al final del partido, le di la mano a un futbolista. No recuerdo”, explicó Gastón Rodríguez a Referí.Y añadió: “El miedo a contagiarte estaba porque teníamos sospecha por algunos trascendidos de que ellos podían tener el virus”.

El futbolista se quedó más tranquilo porque ya estaba previsto –antes de estos 14 positivos– que ni bien llegaran de regreso a Florianópolis, se les haría un nuevo hisopado. Desde el aeropuerto fueron hasta su estadio y allí fueron testeados. Un tiempo atrás, les habían hecho otro. Todos fueron negativos.

“Gracias a Dios, antes que se conocieran los positivos del rival, tuvimos nuestros resultados negativos. Pero no sabés si mañana aparecés con fiebre. Es un tema complicado. El miedo a contagiarse siempre está”, expresó.

A principios de temporada, cuando volvieron a entrenar, hubo compañeros suyos contagiados. Entonces les dieron 20 días de licencia y viajó para Montevideo junto a su novia. Se intercambiaron en el manejo hasta el Chuy, dejó el auto en un depósito, y allí lo fue a buscar su padre Mario.

Pero la vuelta, el 13 de mayo, luego de estar con su familia, fue complicada. “Mi viejo me llevó con mi novia hasta el Chuy y cuando fuimos a pasar con ella la frontera, no la dejaron pasar porque no tenía cédula brasileña. Se tuvo que volver con mi padre a Montevideo. El tema es que yo me tuve que ir solo manejando 16 horas hasta Florianópolis”.

Allí, al llegar, fue que le hicieron el primer hisopado. ¿Duele hacérselo? Así lo explica el uruguayo: “¡Pah! Es incomodísimo. Un momento feo. El primero que nos hicieron fue por una de las narinas y por la faringe. El segundo, lo hicieron por las dos narinas, pero no en la faringe”.

El delantero se mostró sorprendido porque cuando viajaron en avión a jugar ante Chapecoense, debieron esperar cinco horas de escala en San Pablo, para subirse a otro. “El aeropuerto estaba lleno de gente y en ese avión, iban personas que no tenían que ver con nosotros y no conocíamos. Allí también corríamos riesgo de contagiarnos”.

Pese a la situación que vive Brasil como consecuencia de la pandemia de coronavirus, el futbolista explica que en Florianópolis están trabajando muy bien en contra del covid-19, “la gente respeta los protocolos, los comercios habían abierto, luego cerraron y ahora volvieron a abrir”, cuenta Gastón.

Tan estricta es la prefectura de la ciudad, que no deja practicar fútbol al equipo. Entonces deben viajar 30 minutos para hacerlo en otro municipio.

No obstante, por un lado no dejan entrenar, pero permiten jugar el torneo.

“Todos saben que el fútbol tiene que volver porque están perdiendo dinero los clubes, la TV, los espónsores. Quizás es por eso que no nos dejan entrenar fútbol, pero sí jugarlo”, explica el futbolista.

El club Avaí ya le bajó un 25% su salario debido a la pandemia y prometieron pagarle a él y a sus compañeros, el año que viene “cuando vuelva la normalidad”. Igualmente, los dirigentes están estudiando bajar incluso un poco más el sueldo, porque los números no dan.

“Es raro que vuelva el fútbol como está Brasil con el tema del coronavirus; la situación en el país está muy complicada. Pero bueno, es así”, agregó.

Cuando entrenan en gimnasio, lo hacen en grupos de a cinco futbolistas y en turnos de media hora cada uno. El club está organizado y cada aparato que usa un futbolista, debe limpiarlo él mismo con alcohol en gel.

Cada jugador tiene su ropa de entrenamiento que le suministra el club. Les entregan varias mudas y las tienen que lavar o mandar lavar los propios profesionales, además de que cada uno tiene su botella de agua.

Cuando viajaron a jugar ante Chapecoense, el club colocó a dos futbolistas por habitación en el hotel, con una separación entre las camas de casi dos metros. “Además, el propio club nos dio a cada uno toalla y jabón”.

Trata de salir lo menos posible a la calle. Va a hacer las compras al supermercado y nunca se saca la mascarilla, además de utilizar alcohol en gel.

“Brasil está complicado y cada uno sabe lo que hace bien y mal. Uruguay hizo muy bien las cosas y la gente se comportó de la mejor manera”, dijo.

“En Peñarol se equivocaron con Guzmán (Pereira)”

Gastón Rodríguez dice que extraña Peñarol. "Los Aromos, los compañeros, los utileros, la gente. De todas formas, para mí es una etapa terminada”.

Consultado acerca de la situación que se planteó con Guzmán Pereira, a quien el club no le renovó luego que venció el contrato el pasado 30 de junio, dijo estar al tanto.

“Fue muy triste. Guzmán siempre dio todo por el club. Hay formas de terminar en una institución, que no se entienden. En Peñarol se equivocaron con Guzmán. Era un jugador importante, pero es un tema que yo no decido. No era la manera en que debía irse después de todo lo que dio”.

Acerca de su pasaje por Peñarol, sostuvo que es hincha del club pero admite: “No me fue bien cuando me tocó jugar. Se verá qué puede suceder en el futuro”.

El delantero terminaba contrato con los aurinegros el 31 de enero pasado. Sin embargo, sabiendo que no iba a ser tenido en cuenta por Diego Forlán, el día 3 de ese primer mes se presentó en la sede del Palacio Cr. Gastón Guelfi para rescindir su vínculo. “No quería cobrarle al club un mes más, solamente por entrenar”, indicó.

En esa reunión, llegó a un acuerdo para que Peñarol le abonara en cuotas los cuatro meses de salario que le adeudaba, pero los problemas económico-financieros que se agudizaron con la aparición del coronavirus, hicieron que hasta ahora no percibiera ninguna de ellas.

El delantero pasa los días en Florianópolis entrenando siempre y en soledad. Extraña a su familia y a su hijo Lautaro, de ocho años, quien se encuentra en Montevideo.

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