Opinión > ANÁLISIS

Generales brasileños prometen mantenerse al margen de la política

El jefe del ejército intenta disipar temores de una inclinación hacia el autoritarismo
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18 de noviembre de 2018 a las 05:03

Joe Leahy y Andrés Schipani

Los principales líderes militares brasileños intentaron calmar las preocupaciones de que el mandato del político de extrema derecha Jair Bolsonaro daría paso al regreso de las fuerzas armadas al poder en la cuarta democracia más grande del mundo.
La elección de Bolsonaro, un excapitán del ejército quien expresó su nostalgia por la dictadura militar que gobernó el país de 1964 a 1985, no “representa un retorno de los militares al poder”, dijo el general Eduardo Dias da Costa Villas Bôas, comandante del ejército brasileño.
“Los militares han estado ausentes de la política desde el final del gobierno militar en 1985, y así es como pretenden permanecer”, agregó en una entrevista con el Financial Times.

Tras respaldar previamente el anterior gobierno militar del país, incluido el uso de la tortura, Bolsonaro ha intentado disipar las preocupaciones sobre sus credenciales democráticas después de ganar las elecciones el mes pasado. Aunque tiene una sólida base de partidarios de extrema derecha, su victoria también se consideró un referéndum sobre el izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), el cual se postuló para un quinto mandato consecutivo.
Bajo el PT ocurrió la peor recesión del país, el mayor escándalo de corrupción y un aumento de la tasa de homicidios en sus últimos años en el poder, lo cual hizo que muchos votantes favorecieran las promesas hechas por Bolsonaro de mayor seguridad y de un retorno a los “valores familiares” tradicionales.

Pero la retórica radical previa de Bolsonaro, los comentarios despectivos sobre homosexuales, mujeres y personas de raza negra, y los ataques verbales contra los enemigos izquierdistas habían llevado a algunos a temer que el veterano congresista se podría inclinar hacia el autoritarismo cuando asuma el cargo el 1° de enero.
Desde la elección, Bolsonaro ha intentado reafirmar su compromiso con la constitución democrática de Brasil. Días atrás, en una ceremonia en el congreso para conmemorar los 30 años de existencia de la constitución, les dijo a los legisladores: “En una democracia sólo hay un norte, el de la constitución”.

Los oficiales militares tienen la esperanza de que el nuevo gobierno les proporcione más recursos, especialmente para patrullar la vasta frontera terrestre de Brasil. Según los datos del Banco Mundial, el país ya cuenta con el ejército más grande de América Latina, seguido por Colombia, país que libró una guerra contra rebeldes marxistas hasta el año 2016.
Bolsonaro lo está aprovechando, y ha nombrado a exgenerales como posibles ministros, incluyendo al general retirado Augusto Heleno como asesor de seguridad nacional.

Refiriéndose a las sugerencias de algunos sectores de que la presencia de generales en el gabinete podría indicar un resurgimiento del gobierno militar, el general Heleno dijo: “Eso es una grandísima tontería”. Señaló que ya había generales en el gabinete del presidente en funciones Michel Temer y también en EEUU.

Evan Ellis, profesor de estudios latinoamericanos del US Army War College, coincidió con que tener un presidente brasileño “que una vez fungió como oficial subalterno y admira a los militares” no provocaría un retorno al gobierno militar en Brasil, como tampoco en EEUU las personas nombradas por el presidente Donald Trump, como el general retirado John Kelly como jefe de personal o HR McMaster como asesor de seguridad nacional, “han provocado la militarización de EEUU”.

Sin embargo, algunas de las propuestas de Bolsonaro podrían enfrentar oposición por parte de sus antiguos colegas del ejército, incluyendo el traslado de la embajada del país de Tel Aviv a Jerusalén, dijeron analistas. Eso podría irritar a los socios comerciales en los países musulmanes de Medio Oriente y también en las extensas comunidades árabes de Brasil.

Los oficiales militares también rechazaron las expresiones de hostilidad entre algunos miembros de la derecha brasileña hacia Venezuela, un país socialista envuelto en una severa crisis económica, y los rumores de que se cerraría la frontera entre las dos naciones. “Cerrar la frontera es un sueño”, dijo el general Heleno, y agregó que Brasil permanecería abierto para ayudar a los refugiados venezolanos.

 

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