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Green Book: ese drama “de Oscar” que nos llega todos los años

A pesar de sus buenas intenciones y actuaciones, su guion plagado de estereotipos y clichés no justifica el entusiasmo que ha generado
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31 de enero de 2019 a las 05:03

Hollywood sigue sin poder sacarse la culpa de encima. Durante décadas ignoró olímpicamente las historias que venían de o tenían a las personas de raza negra como eje, y el vacío que le hizo a su cultura fue tan o más grande que al que hoy continúa haciéndole a las mujeres de su industria. La lista de vergüenzas que hoy trata de barrer bajo la alfombra se extiende mucho más allá de El nacimiento de una nación, la película racista por antonomasia que D. W. Griffith filmó en un ya lejano 1915. Esa culpa, la sensación de que nunca se logrará resarcir la omisión histórica, llevó a que desde hace un tiempo todas las ceremonias de premios tienen una representante que milita a favor de la igualdad de las razas, independientemente de que merezca estar allí o no. ¿Recuerda el #OscarSoWhite? Hollywood seguro que sí.

Así es como desde 2010 en adelante aparecen películas que de alguna manera atacan esta cuestión: Un sueño posible, Precious, Historias cruzadas, Selma, Talentos ocultos, Fences, 12 años de esclavitud, ¡Huye! y Luz de luna. Las tres últimas merecen todos los galardones que se llevaron –¡Huye! merecía incluso más–, pero el resto no. ¿Son buenas películas? Sí, decentes, con argumentos que acompañaron el zeitgeist de la época. ¿Merecían estar allí? Es discutible. 

Esta temporada –la más floja en un montón de años– tiene tres producciones que atacan la temática del racismo desde lugares muy distintos. Una es Infiltrado en el KKKlan, de Spike Lee, que es una genialidad y merece estar en el lugar que está; también fue nominada Pantera Negra, que tiene el mérito de ser la primera adaptación de un cómic que llega a mejor película; por último, Green Book, que se estrena este jueves en Uruguay.

Con Green Book –cuyo subtítulo local es Una amistad sin fronteras– sucedió algo extraño. La película pasó de ser una incógnita a estar entre las favoritas al premio de la Academia. En silencio logró un posicionamiento meteórico; en cuanto se lanzaron las primeras críticas, inmediatamente quedó metida entre las posibles candidatas a los grandes galardones del año.

Protagonizada por Viggo Mortensen y Mahershala Alí, y dirigida por Peter Farrelly, Green Book puede ser vista como una carta ganadora: es un drama real, su foco es una amistad puesta a prueba por el contexto racista de la época, y tiene a dos actores reconocidos en papeles que se pueden denominar como “oscarizables”. Con esas credenciales, es lógico que se coloque entre las favoritas. ¿Lo merece?

Norte bueno, sur malo

Años de 1960. Viggo Mortensen se llama Tony Vallelonga, tiene experiencia como patovica y chofer, es italiano y se queda sin trabajo. Mahershala Ali es Don Shirley, tiene mucha plata, es un pianista prestigioso, es negro y necesita un conductor/patovica para una gira de conciertos por el sur. El primero consigue trabajo con el segundo y se embarcan en una aventura por los estados más intolerantes de Norteamérica. Tony tendrá para guiarse el Green Book, una guía turística que especifica los alojamientos a los que los negros pueden acceder en los estados de la segregación. Con estas armas, los dos hombres deben aprender a convivir y a cuidarse la espalda durante los dos meses siguientes.

Ese es, en pocas líneas, el argumento de Green Book. Básico, económico, sin grandes giros o firuletes del texto. Se pliega a su historia inspirada en hechos reales –con algunos cambios que enojaron a la familia del verdadero Don Shirley–y busca encantar al público con su historia de amistad a pesar de los contratiempos. Tiene buenas intenciones. Se nota. No sale bien.

Los problemas comienzan con los personajes. Tanto el Tony de Mortensen como el Don de Ali son bastante esquemáticos, y su arco narrativo, ese proceso que “transforma” a un personaje a lo largo de una película, se anuncia desde que ambos cruzan la primera mirada. El estereotipo, en se sentido, está al alcance de la mano. Tony es un italiano que grita, come todo el día, se codea con mafiosos y está acostumbrado a vivir con cuatro pesos. Don es un hombre instruido, culto, refinado y con poco margen para la diversión. ¿A alguien le suena familiar esta pareja? Debe ser porque se ha visto en otras mil películas.

A pesar de las buenas actuaciones y de que la química de los actores logra arrancar algunas risas, el guion se las arregla para convertir a su personajes en marionetas al servicio del mensaje moral. Tony, entonces, aprende que robar está mal, que no hay que decir malas palabras y que pegarle a la gente no es la reacción más inteligente a la hora de zanjar una discusión. Don, entre otras cosas, se conecta con las raíces afroamericanas comiendo pollo frito. Sí, de KFC. “Lo que come tu gente”, le grita Tony desde la cabina del auto.

Green Book exacerba el tratamiento del racismo a su condición más maniquea. En el filme no existen los grises: el norte de Estados Unidos es el paraíso y el Sur el infierno. Es cierto que fue bastante similar, pero en el sur de Green Book todos los policías son malos y corruptos, no hay un solo blanco rescatable y los únicos capaces de comprender la situación de la población negra en estos estados salvajes y peligrosos son, efectivamente los negros. Y Tony, que es el italiano más bueno del país y saca a Don de más de un apuro. 

Moviéndose entre estos clichés narrativos que hacen revolear los ojos, Green Book tiene a su favor que se digiere de forma ágil y deja un buen sabor de boca cuando aparecen los créditos. A fin de cuentas, es una historia edificante sobre derribar las barreras entre las personas y sobreponerse a las adversidades.

Si esta película no fuera vista a la luz de los premios a los que está nominada, podría pasar más desapercibida. Se promociona, sin embargo, como uno de los grandes estrenos del verano justamente por estar en el extremo opuesto. Pero aún si ganara –se dice que podría llegar a dar el batacazo– Green Book no quedará del lado de Luz de luna o ¡Huye! cuando se pase raya más adelante. Es probable que se acerque más al grupo de las menos interesantes, esas con las que Hollywood todavía intenta lavar las culpas y que, después de algunos meses bajo la luz de las nominaciones, se olvidan con rapidez.

Green Book en los Oscar
Nominado a:
-Mejor película
-Mejor actor principal. Viggo Mortensen
-Mejor actor de reparto: Mahershala Ali
-Mejor guion original
-Mejor edición

 

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