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Gremio insiste en necesidad de habilitar servicio 222 tras caso de policía asesinado
Trabajar en un supermercado de noche, y patrullar las calles de día. La historia de Mariela, una agente policial de 30 años, no sería distinta a la de los miles uruguayos que recurren al multiempleo para poder mantener a sus familias, si no fuera porque esa actividad bien podría valerle su expulsión de la fuerza policial.
Es que aunque formalmente figura como una empleada más del comercio, destinada a reponer góndolas, limpiar los pasillos del supermercado o atender la caja, en realidad actúa como policía encubierta en una modalidad popularmente conocida como 223, en referencia al prácticamente extinto 222. Aquella modalidad de contratar a policías para realizar tareas de seguridad fue limitada en la ley de presupuesto de 2010, y es duramente perseguida por las autoridades del Ministerio del Interior.
“Apenas llevaba una semana en la policía cuando empecé a recibir propuestas para hacer 223”, cuenta Mariela que se sumó a la fuerza de seguridad hace ocho años. Desde entonces trabajó en panaderías, supermercados, carnicerías y hasta en una estación de servicio, donde además de hacer tareas de guardia de seguridad encubierta debía cargarle combustible a los clientes que llegaban.
“Uno se persigue de que lo descubran, entonces se pone a trabajar a la par de los otros para disimular”, contó la policía cuyo nombre fue modificado para evitar que sea sancionada. La funcionaria explicó que como los policías llevan siempre consigo un arma y están obligados a actuar ante un delito las 24 horas del día, más allá de si están o no en funciones, los comerciantes aprovechan para contratarlos e inscribirlos en otros roles a sabiendas de que acabarán cumpliendo tareas de seguridad.
La presidenta del sindicato policial de Montevideo, Patricia Rodriguez, dijo a El Observador que la mayoría de los policías tienen multiempleo, y casi siempre es para realizar tareas como guardias de seguridad, a pesar de que eso está expresamente prohibido. Esa prohibición, según la dirigente gremial, pone en riesgo la vida de los efectivos, ya que estos, para evitar ser descubiertos, no usan su uniforme (lo que podría disuadir a algunos delincuentes), ni tampoco chalecos antibalas.
Este viernes el gremio será recibido en el PIT-CNT, en una reunión convocada de forma urgente, luego de que el miércoles un policía que trabajaba como repartidor de bebidas fuera asesinado en el marco de una rapiña en la intersección de Camino Capitán Tula y Rafael. Rogelio Eduardo Souza Arguimbao, de 27 años de edad, era efectivo de la Jefatura de Policía de Canelones en la noche, y repartía bebidas durante el día.
El miércoles tres delincuentes lo abordaron a él y a sus cuatro compañeros con el objetivo de robarles la recaudación del camión, pero Souza –que llevaba su arma de reglamento- los enfrentó y tras cruzar disparos recibió seis heridas de bala que más tarde le provocaron la muerte.
Si bien desde el gremio no pueden afirmar que el policía era un guardia de seguridad oculto, Rodríguez dijo a El Observador que a los policías se los contrata normalmente por portar el arma y por estar obligados a actuar, por lo que en los hechos actuaba como tal. El gremio, con apoyo del PIT-CNT, buscará una nueva reunión con el Ministerio del Interior para volver a plantear la necesidad de regularizar el servicio de 222.
“Nosotros queremos darle un marco legal (al 222) para que se pueda hacer un trabajo de seguridad pero reglamentado. Capaz que no ocho horas, pero cinco, cuatro horas, bien pagas y que los compañeros tengan la tranquilidad de que hacen algo legal de modo que se puedan parar de otra manera”, señaló Rodríguez. Sin embargo, la cartera ha sido inflexible en su decisión de impedir que los efectivos realicen horas de 222.
Salario policial
Como agente de policía, Mariela recibe un salario mínimo de 36 mil nominal, una cifra que baja a 29.727 en el caso de los agentes que cumplen tareas como administrativos, los enfermeros o de mantenimiento o limpieza. Sin embargo, muchos policías acarrean importantes deudas y terminan cobrando una cantidad mucho menor, según explicó Rodríguez.
Por otra parte, Mariela contó que trabajando seis horas diarias como guardia consigue un ingreso de 30 mil pesos mensuales, un dinero que considera vital para pagar el alquiler de su casa y los gastos de ella y su hija pequeña.
