Economía y Empresas > Industria láctea

Grupo Gloria busca hacerse de materia prima para reabrir Ecolat

Ya hay negociaciones con productores lecheros del país; mientras se reacondiciona la planta industrial de Nueva Helvecia
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20 de febrero de 2019 a las 05:03

En la ciudad de Nueva Helvecia se da casi como un hecho que la planta industrial de Ecolat volverá a funcionar en poco tiempo. El grupo peruano Gloria cortó la producción en febrero de 2015, pero ahora prepara la vuelta al país. De concretarse, implicaría un giro de tuerca a la compleja situación de la producción láctea en Uruguay, que ha derivado en el cierre de distintas plantas en los últimos cuatro años. 

El acceso a la materia prima es hoy uno de los principales escollos que deberá resolver cualquier industria láctea que tenga en sus planes reactivar o instalar un complejo industrial.

Según supo El Observador, uno de los productores que está negociando para ser proveedor del Grupo Gloria en Uruguay es el tambero Nelson Lans de la cuenca lechera de Cardal, Florida. Este productor maneja un volumen de remisión del entorno de los 50 mil litros diarios, un volumen que lo deja como uno de los mayores productores individuales de Uruguay.

En diálogo con El Observador el productor reconoció que estaba hablando con un representante de Gloria en Uruguay, pero que todavía no está cerrado el acuerdo. Lans fue remitente a Pili hasta que bajó la cortina, y ahora distribuye su producción entre distintas industrias de menor porte del país. “La posibilidad está y es cierta, pero no hay que adelantarse”, dijo Lans sobre un posible acuerdo para remitir su producción a Nueva Helvecia.

Por otro lado, la alcaldesa de Nueva Helvecia, María de Lima dijo a El Observador  que se está poniendo en condiciones la planta y que ya hay personal de la zona contratado para esas tareas.

La multinacional retomaría su producción elaborando en una primera etapa quesos y manteca. El objetivo sería procesar alrededor de 50 mil litros diarios de leche. Ya se contrató a personal de administración, una ingeniera en alimentos, una veterinaria y otros operarios para la parte logística. En tanto, otras  20 personas realizan tareas de acondicionamiento en áreas de pasteurización, quesería, calderas y equipos de frío, según informó el martes radio Uruguay.

De Lima dijo que hay buenas expectativas en torno a la reapertura. Esta fuente laboral se sumaría a la planta dedicada a la producción de cannabis medicinal que comenzó a funcionar este año en la zona franca de la localidad. La semana pasada ingresaron a trabajar 40 personas al emprendimiento y en los próximos días ingresaran otras 44 . “Esto ha generado calma y ha permitido que la reapertura de Ecolat se haga con tranquilidad”, dijo la alcaldesa.

Cierre complejo

Cuando el 12 de febrero de 2015 Ecolat (elaboraba productos bajo la marca Parmalat) anunció el cierre de sus operaciones en Uruguay y unos 400 trabajadores se quedaron sin empleo. En ese entonces, la firma explicó que el motivo eran las dificultades para la implementación de su proyecto de reestructura, que buscaba resolver sus problemas económicos, algo que fue rechazado por los trabajadores.

En esa oportunidad, el grupo peruano resaltó que se había “quebrado” el principio de autoridad y la relación de “confianza necesaria” con los trabajadores. "Las condiciones necesarias para el normal funcionamiento de la empresa, imprescindibles para mantener la garantía de calidad de nuestros productos ya no se dan. Por todo lo anterior, no tenemos otra alternativa que proceder a cerrar la operación de Ecolat Uruguay SA", decía la carta que fue enviada ese día al Ministerio de Trabajo.

Por ese entonces ya se había suspendido la producción de quesos y yogurt y el trabajo se concentraba en la elaboración de leche larga vida. La empresa empezó a dejar de captar leche y también bajó el precio en el mercado pese a que tenía contratos firmados con sus remitentes. Así, los productores tuvieron que salir a colocar la producción en otras industrias que pudieran absorberla.

El grupo peruano había desembarcado en mayo de 2012 con la compra del 55% de las acciones por US$ 20 millones al grupo Maldonado de capitales venezolanos. Estos empresarios habían llegado antes para ser socios del grupo LeadGate, liderado por Matías Campiani, que adquirió la filial local de Parmalat en 2005.

A fin de 2012, el grupo Gloria pagó otros US$ 16 millones por el 45% restante, según informó El País por ese entonces. Los peruanos quisieron apostar a renovar la maquinaría de Ecolat e iban a invertir US$ 30 millones en una planta quesera, pero la caída del precio de los lácteos echó por tierra ese plan y complicó a la empresa. Al cierre de esa industria en febrero de 2015, luego se sumaron Schreiber Foods (mediados de 2015), una planta de Lactalis en Salto (2017) y la sanducera Pili (2018). En tanto, otras industrias que siguen en actividad como Claldy y Calcar debieron reperfilar sus créditos con el BROU para mantenerse en pie y sortear el desplome que sufrieron los mercados internacionales en los últimos tres años. 

 

 

 

 

 

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