Eugenia Iglesias - El Cronista
"Shakespeare era un creador de contenido. Él tenía dueños: ‘Te damos el 25 por ciento de las regalías de lo que genere Romeo y Julieta'. El Shakespeare de hoy no tiene dueño. Hace Romeo y Julieta cuando se le canta y estrena El Rey Lear cuando quiere".
Quien habla es Hernán Casciari, escritor que en 2010 renunció al mundo editorial tradicional y se embarcó en una aventura autogestiva que le permitió, además de publicar sus propios libros, fundar su propia revista, Orsai, que se financia únicamente gracias a sus lectores, y crear otras decenas de proyectos independientes como obras de teatros y hasta streamings durante la pandemia, o su propia tienda que vende únicamente libros de su editorial.
Hoy, además, está detrás del proyecto que llevará al cine el best seller La Uruguaya, de Pedro Mairal, gracias al financiamiento colectivo: para esto se pusieron a la venta 6000 bonos de US$ 100 para que quienes aportaran se convirtieran en "productores asociados" y participaran del proceso de preproducción y, por supuesto, recibir una ganancia económica luego.
Nacido en Mercedes, vivió un tiempo en España, pero decidió volver para trabajar bajo sus propias reglas.
Para Casciari, la ecuación para los creadores cambió a partir de la implementación de un sistema horizontal de consumidores de contenido. "Los generadores de contenido entendieron que pueden comunicarse directamente y se empieza a jugar un juego distinto, con un intermediario menos. Y esa ausencia de intermediación hace que los que si están acostumbrados a la intermediación, les resulte extraño", argumenta en diálogo con APERTURA.
Su salto independiente surgió, dice, por aburrimiento: "Generalmente ellos no están necesariamente interesados por lo mismo que estás interesado vos. Los dueños de medios, de conglomerados de comunicación, el entretenimiento, es gente que está más interesada en su rentabilidad que en que aquello que se proponga tenga cierta calidad. En los medios de comunicación, con la existencia de la publicidad tradicional, el consumidor de contenido es una moneda de cambio. Ahora se puede tener una comunicación más genuina en donde el consumidor no es moneda de cambio y se le puede decir la verdad", dice el escritor.
En esta etapa de transición que identifica Casciari donde lo genuino sobresale, el marketing tradicional, dice, se está adaptando. O, al menos, se ve obligado a "mentir mejor". Ahora, con la democratización que trajo Internet para los creadores, el escritor dice que apareció un nuevo campo de batalla más veloz y más dinámico.
Pero en ese camino, Casciari opta por hacerlo lo más suyo posible: "Todas las herramientas son funcionales pero inmediatamente les falta algo. Entonces soy de entender lo que te sirve de lo que ya hay, pero después armar de cero lo que necesitas. Yo trabajo con desarrolladores directamente. Difundo lo que hago en plazas públicas (Twitter, Facebook, Instagram), pero lo que hago está siempre en un lugar en el que yo me tengo que meter por detrás y hacerlo de verdad muy personal", explica quien trabaja con un equipo directo de siete personas y uno indirecto de más de 25.
Sobre el futuro, se posiciona cauto: "Yo pensaba que nos íbamos a librar de la publicidad tradicional y hoy no me parece que podamos. Eso es, para mi, la gran complicación de cualquier tipo de creación. El creador sale a buscar que papito le de el dinero, en vez de pensar en el consumidor como única fuente de energía. Es el gran problema que tiene toda la comunicación, incluso en la ficción. Nosotros lo que intentamos hacer más que ninguna otra cosa es salir de ahí. Desde hace más de 10 años que no usamos la plata de papá. Y venimos bien", explica el escritor que en el camino financió cada proyecto exclusivamente gracias a sus lectores.
"Debemos ser la única revista de literatura y periodismo que tiene más de 10 años rentable sin jamás haber tenido un centímetro de publicidad ni de subsidios. Y no es solamente más divertido, es que de verdad es más rentable. No está todo en el generador de contenido, sino en el consumidor de contenido. Hay un montón de gente desesperada por que le digan la verdad y que van a pagar por eso", concluye.
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