La decisión de Samsung, que este mes atravesó momentos duros al tener que suspender el lanzamiento y paralizar las ventas de su nuevo teléfono estrella, el Galaxy Note 7, después de detectar problemas con la batería, responde a la intención de la compañía de centrarse en sus principales líneas de negocio como televisores y smartphones.
Y es que aunque Samsung es líder mundial de teléfonos inteligentes, televisores y chips de memoria, no tiene una posición tan relevante en el área de impresoras donde está por detrás de compañías como HP, Canon y Epson. Según IDC, la compañía es quinta del ranking mundial con una cuota del mercado del 5%.
En 2014, la compañía inició un proceso de desinversiones por el que se desprendió de sus participaciones en cuatro filiales químicas y del sector de defensa, por las que obtuvo un total de US$ 1.680 millones (1.500 millones de euros).
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