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Huérfanos por femicidios: ¿qué pasa con los 20 niños que perdieron a sus padres?

La Unidad de Víctimas de la Fiscalía trabaja con los familiares de los menores
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03 de diciembre de 2019 a las 15:33

Veinte niños y adolescentes quedaron huérfanos a causa de los femicidios que se registraron este año, ya que casi la mitad de las 16 víctimas que lleva contabilizadas el Ministerio del Interior hasta octubre tenían niños a cargo. Este lunes ocurrió el último crimen en Paysandú, en el que un hombre mató a su esposa y luego se suicidó, por lo que los tres hijos de la pareja –dos mayores y un menor– están sin sus padres.

El duelo de un niño que pierde a sus progenitores es diferente en cada caso. Si mueren en un accidente de tránsito el impacto es uno, y es muy distinto a explicarles que su padre asesinó a su madre y va a ir preso, o peor aún, que se suicidó luego del crimen del que ellos también son víctimas.

Cuando el entorno actúa rápidamente protegiendo y cuidando a los niños, las secuelas no son tan prolongadas. En eso trabaja la Unidad de Víctimas y Testigos de la Fiscalía, creada en noviembre de 2017 junto con el nuevo Código del Proceso Penal, en la que 31 personas que incluyen a psicólogos y asistentes sociales participan directamente asistiendo al entorno familiar del femicidio.

La directora de la unidad, Mariela Solari, explicó cuáles son los pasos que siguen de forma genérica, aunque destacó que cada familia es diferente, por lo que no se aplican recetas acabadas.

Cuando ocurre el femicidio e interviene el fiscal, la unidad se contacta para saber cuál es la estrategia que seguirá en la investigación, aunque en muchas ocasiones son los propios fiscales los que solicitan la intervención, porque cuando llegan a la escena, se encuentran con el entorno y la necesidad de contención.

Primero, identifican a los adultos que serán los encargados de fortalecer a esos niños. "Se hace una primera atención en crisis, donde se brindan los primeros auxilios psicológicos con cosas muy prácticas", explicó Solari. 

La Justicia de Familia es la que decide bajo el cuidado de quién estarán los niños. Otorgan primero la tenencia provisoria y luego la definitiva. Si el niño no tiene familiares que puedan hacerse cargo, es el Instituto Nacional del Niño y el Adolescente (INAU) interviene. Sin embargo, en los últimos dos años todos los menores tuvieron a un adulto responsable de la familia que se encargó de ellos.

Al respecto, Solari dijo que algunas veces se cuestiona a la Justicia por otorgarle la tenencia a los hermanos del padre cuando él es el asesino de la madre. "Muchas veces esos tíos son los que siempre estuvieron cerca de los niños, hay una relación y a la mamá la querían porque la conocían de toda la vida. Se sienten tan indignados y enojados con su familiar directo como se puede sentir cualquier otro ciudadano", expresó. La claves es que permanezcan con personas que, en un momento de tanto dolor, brinden seguridad, sin importar qué familiar sea.

En la mayoría de los femicidios (68,8%) no existían denuncias previas, según los datos presentados la semana pasada por la división Políticas de Género del Ministerio del Interior. Por esta razón, es una "cuestión traumática" para toda la familia, especialmente para los adultos, y asimilarlo es una de las claves para brindar a posteriori una atención correcta a los más vulnerados.  

El segundo paso es contarle a los niños y adolescentes lo que sucedió. "Es tal la conmoción que a veces por el imaginario de proteger a los niños no se les quiere decir lo que pasó, o se les intenta contar una realidad a medias", explicó la trabajadora social. Progresivamente, a los niños hay que brindarles información, dependiendo de la edad. 

"Hoy los niños tienen acceso a toda la información. Además, si pasó algo en un barrio, en la casa de al lado o de los compañeros del CAIF, escuela o liceo van a mirar el informativo y lo comentan después", ejemplificó.

El tercer paso es establecer contacto con actores que ya intervienen en la vida de esos niños. "Si están en un proceso terapéutico, tienen prestador de salud o van a la escuela donde hay un equipo de psicólogos o trabajadores sociales, que ya los conoce y a la familia, tratamos de activar esos recursos para trabajar juntos y no seguir sumando gente a la vida de estos niños", explicó.

La unidad también vincula a las víctimas con defensores públicos en caso de participar del proceso penal, y asesoran para tramitar la pensión que el Banco de Previsión Social otorga a los hijos de fallecidos por violencia doméstica.

De raíz

El femicidio es el punto máximo de la violencia a la que, seguramente, toda la familia estuvo sometida quizás por unos meses o durante años. Cuando ocurre el femicidio, en general los hijos saben que el responsable es su padre, aunque no puedan expresarlo con palabras.

"En general, los niños con los que hemos trabajado no han presenciado el crimen directamente, pero estaban en un lugar cercano. Cuando se da una situación de violencia de este tenor se inicia en un contexto violento de gritos, de romper cosas", explicó Solari.

El proceso que debe atravesar el niño depende del tipo de violencia en el hogar, durante cuánto tiempo fue y la edad que tienen.

En el caso de los adolescentes, el entorno también es una variable a tener en cuenta para elaborar el duelo. Si coinciden en la necesidad de requerir un apoyo fuerte y contención durante todo el proceso. "Implica reelaborar la historia de él como hijo y con su mamá y papá", sostuvo.

Solari hizo hincapié en la importancia de activar una red con recursos del Estado para brindar una respuesta. "Tiende a ser una reparación, pero hay algo irreparable que es que no van a tener a su mamá y además, muchos de estos niños han vivido y tienen las secuelas de haber atravesado una crianza violenta".

Ejemplo de intervención

El año pasado ocurrió un femicidio en una ciudad del interior del país, que este año terminó con la condena del agresor a 29 años y 10 meses de prisión. El matrimonio tenía cuatro hijos de 3, 5, 11 y 19 años. Ninguno de ellos estaba presente en el lugar en el que el padre asesinó a la madre.

La psicóloga Cecilia Capelli de la Unidad de Víctimas intervino en el caso. "La fiscal nos contacta prácticamente en el momento en que se constituye en la escena, e intervenimos telefónicamente con la familia porque no nos daba para poder desplazarnos ese mismo día", dijo en diálogo con El Observador.

Inmediatamente que ocurrió el femicidio, los tíos paternos de los niños se hicieron cargo de ellos, y siguieron las recomendaciones brindadas por la unidad. La familia obtuvo la tenencia de los tres menores, algo que destacó Capelli para evitar profundizar en la crisis al separarse de los hermanos.

"Se acompañó todo el proceso, se habló con los dos hijos más grandes, para que también pudieran contar su versión de los hechos", recordó la psicóloga.

En este caso, cuando a los niños se les transmitió la noticia, rápidamente dejaron entrever que preveían que su padre podía haber matado a su madre, porque venían de atravesar una situación de violencia intrafamiliar compleja.

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