“Las embarazadas no tienen que tomar agua de OSE”. Los catedráticos de Ginecotología no andan con vueltas y fuera del “alarmismo” —o de generar una ansiedad en las gestantes que sería aún peor que beber agua de la canilla— insisten en que ante la falta de evidencia concluyente es preferible evitar el consumo y sustituirlo por completo por el agua embotellada.
“No es que si bebe agua de la canilla le saldrá un niño sin cara o todo deformado, tampoco si concina los fideos con agua de OSE, pero ante la falta de evidencia sobre el impacto directo en la salud humana y del feto es preferible no hacerlo”, explicó el catedrático Claudio Sosa.
Su colega, el también catedrático Leonel Briozzo, lamentó que se haya politizado la evidencia científica e insistió en que “hay que ser rotundos: las embarazadas no tienen que tomar agua de OSE y debería subsidiarse el agua embotellada para ellas como manera de protegerlas”.
Según Briozzo, “el agua embotellada no es que sea la panacea, estudios científicos en 2019 identificaron la presencia de microplásticos en la placenta… pero en el estado de situación actual es un agua más segura que aquella que sale de la canilla”.
En mayo, diez días después de que el Ministerio de Salud Pública recomendase a las embarazadas a que eviten “en lo posible” el consumo de agua de OSE, el Ministerio de Desarrollo Social empezó a entregar partidas a 2.328 embarazadas de Montevideo y Canelones que cuentan con asignaciones familiares por el Plan de Equidad. La política se aplicó a partir del 19 de mayo.
El pasado viernes, más de un mes después y tras una conferencia en la que se mostró emocionada, la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, anunció que se repartiría agua embotellada a las 900 embarazadas que se atienden en las policlínicas municipales de la capital.
Según supo El Observador por fuentes de la Intendencia, “a todas las embarazadas les corresponde dos litros de agua independientemente de si reciben trasferencias del Mides o no”. Es decir: algunas de esas gestantes recibirán el agua por partida doble (duplicada) porque no se está haciendo el cruce de datos entre la política del gobierno nacional y la del gobierno departamental.
Algunas embarazadas, por tanto, están recibiendo (o van a recibir porque la IM recién se está poniendo en contacto con las embarazadas) cuatro litros de agua diarios (cuando se sugiere tomar dos y en la práctica los uruguayos ingieren 0,67). Mientras que más de 13.000 de las cerca de 17.000 gestantes de Montevideo y el área metropolitana no reciben ayuda alguna.
¿Toda embarazada debería recibir el subsidio? La discusión no es cabal. Desde el gobierno nacional se buscó priorizar a las gestantes en situación más vulnerable. Briozzo, en cambio, explicó que como política pública de salud lo razonable sería la extensión del beneficio. Algo así como una prestación por estar embarazada.
Cuando se desinfecta el agua, suele formarse un producto llamado trihalometanos que la agencia Internacional de investigación sobre el cáncer “ha establecido que posiblemente podrían causar cáncer”. En una escala del uno al cuatro, en que uno es la confirmación de una sustancia que ocasiona tumores y cuatro sin relación, estos compuestos químicos presente en el agua de OSE califican como dos (subcategoría “B”).
Por eso cuando la intendenta Cosse leyó parte de un informe que había preparado la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, dijo: "En cuanto al consumo en etapas precoces del embarazo, la evidencia plantea relación con dos sectores de malformaciones, cara y sistema cardiovascular. En la cara, se asocian altas dosis de THM con defectos en el cierre palatino y afectaciones visuales. También se describen posibles malformaciones cardíacas con una relación dosis dependiente con los THM, tanto con la ingesta como con la exposición cutánea (baños)”.
Pero ese mismo informe, el que sugiere que no hay evidencia concluyente, aclara que “lo multifactorial y complejo del análisis lleva a publicaciones contradictorias, que deben interpretarse con cautela”.
La lectura de Cosse de parte del informe y la omisión de esas salvedades causó una disputa entre el oficialismo y la oposición. El ministro de Defensa, Javier García, llegó a calificar la actitud de la intendenta como “terrorismo político”.
Lo cierto es que, por fuera de la guerra dialéctica, el informe de Medicina deja en claro que la presencia de THM podría tener sus efectos en el embarazo y lo preferible es evitar la ingesta de agua de la canilla. Una de las firmantes es la profesora agregada de Ginecotología Stephanie Viroga, quien además de obstetra es especialista en farmacología y según Briozzo “es la persona que más sabe en Uruguay sobre incidencia de químicos en la gestación”.
Ante la duda, dicen los médicos, no hay duda. Como ejemplo Sosa citó sobre la ingesta de alcohol en el embarazo. La evidencia demuestra que hace mal y tiene consecuencias. Pero, ¿cuál es el límite de lo que se puede ingerir o no? ¿Mojarse los labios? ¿Una copa? Ante la incertidumbre, la recomendación es no hacerlo en absoluto.
Eso, aclaró Sosa llevado al caso del agua, “sin enloquecer y sin pensar que va a ocurrirle algo al feto… solo evitar tomar agua de OSE todo lo que sea posible”.
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