Infierno grande en una escuela de Cabo Polonio

Esta escuela rural tiene apenas siete niños, de entre cuatro y 12 años, que pertenecen a cinco familias distintas. Son cuatro las familias que hicieron las denuncias. Aunque reclaman que los malos tratos vienen desde el año pasado cuando la docente ingresó a la escuela, no la denunciaron antes porque ella les había dicho que se iba a jubilar una vez terminadas las clases del 2017. 

Pese a que intentaron recomponer la relación con la docente y no veían con malos ojos que permaneciera en el cargo si se comprometía a cambiar su trato con los niños, en los últimos días “la relación se terminó de deteriorar” y buscan que Primaria la aleje del cargo. “Por más que queda poco para que terminen las clases queremos que nuestros hijos terminen el año felices”, dijo a El Observador una de las madres que encabeza el reclamo.

La poca cantidad de gente que vive en el pueblo, y el hecho de que todos se conocen, motivó a que las tres familias con las que habló El Observador pidieran no ser nombradas. Según el relato de esta madre, la docente solía gritar e insultar a los alumnos. Además, contó que una vez encerró a una de las niñas más pequeñas en el baño por media hora. 

La abuela de uno de los niños de la escuela dijo a El Observador que la maestra no le corrige los cuadernos a su nieto desde abril de este año, cuando ella tuvo una discusión con la docente. “A él esto lo afecta porque a sus amigos sí se los corrige”, explicó la señora. 

El Observador accedió a un informe en el que la psicóloga de uno de los niños relata las cosas que este le comentó sobre su maestra. Este documento dice que el niño contó algunos de los insultos que supuestamente recibió por parte de la maestra y que la acusada le rompió el cuaderno a una de sus compañeras de clase.

“Estas quejas hacia la maestra se reiteran en todas las consultas”, detalla el informe. La doctora que redactó este documento le pidió informes a la escuela sobre la evolución del niño en varias oportunidades, pero nunca se los enviaron. La maestra de la escuela es además la directora de la institución. 

La madre que tiene más hijos en la escuela hizo una denuncia a Primaria y otra a la policía. Esto motivó a que las demás familias hicieran lo mismo, pese a que tomaron las cuatro denuncias como una sola. La única familia que no se sumó al reclamo es la que está compuesta por la auxiliar de servicio de la escuela y el presidente de la Comisión de Fomento de la institución, ya que tienen una buena relación con la maestra.

Esta semana esa misma madre volvió a hacer una denuncia debido a una situación que, según relató, incluyó una amenaza de agresión física por parte de la maestra a su hija menor. 
Esta madre le envió un mensaje de whatsapp a un inspector de Primaria de la zona contando lo acontecido al que este respondió con la palabra “enterado”. Las familias involucradas están disconformes con este inspector al que acusan de encubrir a la maestra. 

El consejero de Primaria, Pablo Caggiani, dijo a El Observador que este hombre va seguido a la escuela y es una persona “con mucho manejo en los centros comunitarios y con gran experiencia en escuelas rurales”.  

A raíz de la nueva denuncia este viernes una médica forense de Rocha revisó a los dos hijos más pequeños de esta madre y constató que no sufrieron abuso físico. De todos modos elevó a la Fiscalía un pedido de pericia psicológica para ambos niños y existe la posibilidad de que luego se extiendan estas pericias a los otros niños. Las familias están enfurecidas con Primaria, porque no les da la respuesta que buscan, y piensan entregar el próximo lunes una carta al Codicen. 

El Observador habló con la maestra acusada que dijo que “no hay nada de cierto” en lo que dicen las familias. “La auxiliar está todo el día en la escuela. Cualquier movimiento extraño es inmediatamente sabido. Evidentemente esas cosas nunca sucedieron”, dijo la maestra. Además, hizo referencia a que no conoce la razón del enojo de las madres en su contra y que el reclamo lo encabezan “personas conflictivas”. 

La maestra nunca consideró su renuncia a pesar de estar enfrentada con la mayoría de las familias y dijo que la relación con sus alumnos es normal. “Es como en cualquier escuela. Cuando uno tiene que jugar juega y cuando tiene que poner orden pone orden”, dijo. 

Las autoridades de Primaria dijeron que la maestra se alejó tres días de la actividad porque se le otorgó una licencia médica por estrés laboral, aunque la involucrada explicó que ella estaba con una congestión. Volvió de la licencia y según los padres de los niños la situación sigue igual o peor que el primer día. 

Algunas de las razones por las que Primaria trata esta situación con tanta cautela se debe a que es la única maestra en el Cabo Polonio. Hace mucho tiempo que vive en la zona y es un tema delicado por el tamaño de la localidad y la poca gente que vive allí. Con la dificultad de acceso que conlleva el Cabo Polonio tampoco es sencillo conseguir un suplente, aunque  las autoridades de Primaria dicen no tener las facultades para alejarla del cargo en estas circunstancias.

Un inspector de Primaria, una psicóloga y una asistente social viajan cada dos semanas a reunirse con las familias y también con la maestra, por lo general en dos reuniones paralelas. Una de las quejas que plantean los padres es que estas reuniones se dan de manera muy informal. 

Según la abuela consultada, los días en que los funcionarios de Primaria van al Cabo Polonio la maestra cambia su forma de tratar a los alumnos y se vuelve una persona más dócil.  
“No hemos constatado ninguna de las denuncias. Estamos investigando. Sí hemos identificado problemas de relacionamiento con la comunidad que estamos intentando recomponer. Vemos problemas extraescolares y de comunicación” , dijo Caggiani.

Héctor Florit, consejero de Primaria, explicó que en pequeñas comunidades educativas como esta es común que se confundan los vínculos pedagógicos con los sociales. “Son los mismos vecinos que desempeñan un rol docente y un rol de padre de los niños”. dijo Florit.

“Ella (la maestra) vive hace 20 años en la zona. Si el año que viene está ese cargo para elegir lo puede elegir y es razonable que lo elija. Lo que hay que ver es cómo separamos el derecho de los gurises a la educación de otras cosas que no tienen que ver con el escenario escolar”, dijo Caggiani. 

Pero los padres insisten en el daño psicológico que genera la maestra en sus hijos, con insultos degradantes y humillantes para los niños. Primaria busca recomponer el vínculo entre los padres y la maestra. Las familias consideran que esa relación ya está completamente rota y no tiene arreglo. Está semana la situación tuvo un efecto tangible: una de las madres dejó de mandar a dos de sus tres hijos a la escuela. Solo manda al mayor porque “es más grande y puede defenderse”. Si la maestra no es removida del cargo, el año que viene mandará a sus hijos a la escuela de Valizas.