¿Cuánto dinero le queda a los productores por lo que venden? El análisis de Un Solo Uruguay

El sector productivo ha sufrido una gran inflación en dólares de sus costos de producción, principalmente vinculado eso al permanente incremento de los precios de productos básicos y fundamentales, por ejemplo fertilizantes que en algunos casos han aumentado 400%; agroquímicos un 150%; repuestos y lubricantes un 50%; etcétera. La mayoría de estos insumos son importados y el precio se fija en el mercado internacional, aunque el Estado es el responsable de la presión tributaria que ejerce sobre los mismos.

Sumemos además que en menos de un año el gasoil ha tenido un incremento del 53,44% y toda su implicancia en fletes y servicios.

Hay que considerar la depreciación del dólar, que ronda un 10%, aumentando todos los costos en pesos en el mismo porcentaje, y esto sí son costos internos que dependen de las políticas estatales.

Prácticamente no se menciona la inflación productiva, ni el riesgo que la misma le impone a las empresas, sin embargo se ha generado actualmente un consenso político para hablar de la inflación al consumo; el IPC ha tenido variación al alza del orden del 10% en un año.

En estos casos los precios de las materias primas siempre son cuestionados.

Pero analicemos brevemente quién es el responsable principal del problema inflacionario, para lo cual pondremos algunos ejemplos.

• Para elaborar 1 kg de pan, que vale en el mostrador $ 100, se necesitan 0,55 kg de harina, (que tiene un precio de venta al público en el almacén de $ 60 el kg), para la cual se necesita procesar 1,5 kg de trigo, que hoy cotiza a U$S 320 por tonelada ($ 13/kg). O sea que de los $ 100 que vale el kg de pan (sin IVA momentáneamente) el trigo influye en $ 7,15 (7% del precio del producto final es lo que percibe quien produce el elemento básico).
• Por la carne, el producto de exportación por excelencia, con precios récord históricos, esta última semana en la exportación reportó un valor de US$ 5.777 por tonelada, maquillando problemas cómo por ejemplo el alto costo industrial, el cual supera por mucho al de nuestros vecinos Brasil o Paraguay. El precio promedio percibido por los productores en la misma semana ronda los $ 218 por kg de carne, o en cuarta balanza, el cual se compone de la media res faenada. Anotemos que por cada peso que aumentan los frigoríficos, las carnicerías aumentan el valor al público en $ 1,5 a $ 2.
• La leche, el producto más básico, la leche fresca, llega al consumidor a más del 100% del valor que recibe quien produce la misma, $ 37 por litro en la góndola versus $ 17 por litro que percibe el tambero.
• Miremos ahora productos sin proceso industrial. Los productores de papa perciben el 30% del valor del producto en la góndola del supermercado, $ 18 contra $ 59 por kilo que paga el consumidor. Los productores de morrones reciben el 28% del precio que paga el consumidor final, $ 25 de $ 90 por kilo en la góndola, y ambos precios recibidos por los productos puestos en el mercado, o sea con el flete a cargo del productor.

Es importante transparentar estas realidades que nadie pone arriba de la mesa a la hora de discutir la inflación.

El peso que el sobredimensionamiento del Estado le imprime a la actividad debería ser hoy el centro de la discusión.

Uruguay es un país caro para vivir y caro para producir, lo que genera permanentemente pérdida de competitividad con los países vecinos o con todos aquellos que producen y exportan lo mismo.

“El costo país” es una factura que siempre se paga. La paga el productor, el intermediario, el industrial y el consumidor. Y eso no es bueno.

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