Irán y Rusia inician tratativas para un acuerdo de desarrollo petrolero y comercial

Después de la reunión el ministro Owji reveló que Teherán y Moscú están negociando la firma de un memorándum de entendimiento (MoU) para el desarrollo de 14 campos de gas y petróleo adicionales a otros siete que se establecieron mediante otro MoU firmado en el mes de julio.

En total, Rusia invertirá US$ 40 mil millones en la industria del petróleo iraní que abarcan los yacimientos de Kish y North Pars, seis yacimientos de petróleo y la concreción de proyectos de gas licuado. El acuerdo prevé la construcción de gasoductos y el canje de productos de la actividad petrolera y gasífera.

Owji agregó que en las próximas reuniones en Moscú también se discutirán tema de cooperación en energía, transporte y comercio, lo que desmiente la apreciación de medios occidentales sobre una supuesta oposición de Rusia al pacto nuclear con iraní por la influencia a la baja de los precios del petróleo y el reemplazo del crudo ruso por el iraní en los mercados europeos una vez librado Irán de las sanciones vigentes.

Bhadrakumar afirma en su nota que no hay contradicción entre la eventual aprobación del pacto nuclear y los acuerdos con Rusia, dado que se está lejos de una situación en la que Irán podría reemplazar completamente el crudo ruso, ya que en el mejor de los casos podría agregar 900.000 barriles por día en tres meses a partir del momento en que las sanciones se levanten y potencialmente podría llegar a un máximo de alrededor de 3.7 millones de barriles diarios en seis meses, según estimaciones de Goldman Sachs.

Las tratativas entre Teherán y Moscú están todavía en alto nivel y concretarlas en el plano de su realización práctica llevará su tiempo, por lo que las expectativas deberían ser consideradas con moderación, sobre todo en un momento en que Irán no puede prever -aún en el caso de alcanzar un acuerdo- cuál será el desarrollo político de Estados Unidos más allá de 2024, sumado al hecho de que la Unión Europea está virando decididamente hacia la transición a las energías verdes.

En este panorama, Teherán está aumentando significativamente sus relaciones económicas con Moscú en dos vectores principales, energía y transportes. En concordancia con esto, este martes Irán anunció que ha comenzado a implementar un sistema de pagos rial-rublo implementado por el sistema Mir del banco central de Rusia. El mes pasado, ya la Bolsa de Teherán había lanzado el intercambio comercial rial-rublo con la intención estratégica de eludir el sistema financiero dominado por el dólar.

Otra posibilidad para aumentar las exportaciones iraníes a Europa sería la implementación de un mecanismo de “canje” con Rusia, lo que sería perfectamente viable porque el petróleo ruso cubriría las necesidades de las regiones norteñas del Caspio para que Irán pueda exportar (por cuenta de Rusia) el sobrante de petróleo una vez cubiertas su demanda interna.

Otro factor importante que interviene en esta situación es la convergencia de intereses de Irán con Rusia y Arabia Saudita con respecto a los precios del petróleo en el mercado mundial y no resulta desacertado pensar que es cuestión de tiempo solamente para que Irán se una a la OPEC+, la alianza de productores de petróleo cuyo núcleo principal lo constituyen precisamente los saudíes y los rusos que están crecientemente alineados con respecto a los precios en el mercado mundial.

El príncipe Abulaziz bin Salman ha se ha expresado recientemente sobre “la autoperpetuación del ciclo vicioso de escasa liquidez y precios volátiles” en los mercados del petróleo, que se amplifica por la difusión de historias insustanciales sobre destrucción de la demanda y por la ambigüedad y la incertidumbre sobre los posibles impactos de los topes a los precios, los embargos y sanciones”, en una clara alusión a la intervención política de la administración Biden en los mercados del petróleo.

Recientemente, en una respuesta escrita a Bloomberg el príncipe saudí dejó claro que Riyad, un regulador clave del mercado global, está decidido a mantener y aún a aumentar las restricciones en la producción y abastecimiento del mercado global y para eso promoverá un nuevo acuerdo con todos los países participantes de la OPEC+.

Las implicancias de un nuevo acuerdo de producción serían que los ingresos rusos por exportación de su crudo se verían razonablemente a salvo en el futuro y que para consolidar la vigencia del nuevo acuerdo sería importante la presencia de Irán como miembro pleno del organismo.

El príncipe saudí ha dejado perfectamente claro que, dada la posición de India y China con respecto al crudo ruso, éste no será desalojado de los mercados asiáticos y que el aumento de la provisión de gas del Golfo a Europa ocurrirá por su propio peso sin que la posición de Rusia en la OPEC+ se vea afectada.

Dadas las circunstancias y los intereses en juego, no es esperable una reducción significativa de los precios del crudo por un eventual aumento de la producción iraní. Teherán, como Riyad y Moscú, velan por sus intereses nacionales y sus posiciones apuntarán siempre a que los precios del crudo signifiquen mayores ingresos para sus compañías y bienestar para sus estados.