La joven saudita de 18 años que desea solicitar asilo político, detenida el domingo en el aeropuerto de Bangkok, fue autorizada este lunes a dejar el aeropuerto con representantes del Alto Comisionado de la ONU para los refugiados (ACNUR).
"Insisto a todas las personas que se encuentren en zona de tránsito en Bangkok a manifestarse contra mi expulsión", escribió el lunes Al-Qunun en su cuenta de Twitter.
Al-Qunun planea pedir asilo a Australia para el que, asegura, tiene una visa. La joven viajó huyendo de lo que denuncia es el maltrato de su familia (que en su mayoría reside en Kuwait). Rahaf dijo que corría peligro de muerte.
Explicó que trató de huir de los malos tratos de su estricta familia. La acusa de haberla encerrado en una habitación durante seis meses solo por haberse cortado el cabello. Por su parte, el servicio de inmigración tailandesa asegura que trataba de escapar de un matrimonio de conveniencia.
Sídney contactó a la ACNUR y a las autoridades tailandesas para "obtener garantías" de que pueda acceder al proceso de obtención del estatuto de refugiado, indicó un portavoz del gobierno australiano.
Ella "dejó el aeropuerto con la ACNUR", que "definirá su caso dentro de cinco días", declaró en una conferencia de prensa el jefe de la policía de inmigración tailandesa, Surachate Hakparn.
La policía tailandesa había indicado que la joven saudita no sería expulsada en contra de su voluntad.
Poco antes, un tribunal penal de Bangkok había rechazado un recurso presentado por una abogada especialista en derechos humanos para impedir su expulsión. Ante la presión internacional, Tailandia decidió no enviarla a su país.
De todas formas, la ACNUR declaró por su lado que, conforme al principio de 'non refoulement', los solicitantes de asilo no pueden ser reenviados a su país de origen si su vida está amenazada.
No es novedad que en Arabia Saudita las mujeres están sometidas a numerosas restricciones. Se las obliga a estar bajo la tutela de un hombre que ejerce sobre ellas una autoridad arbitraria y toma las decisiones importantes en su lugar.
Una mujer juzgada por haber cometido un crimen "moral" puede ser castigada violentamente por su familia, incluyendo su ejecución en el caso de lo que se denomina un "crimen de honor".
"Se negaba a llevar hijab (velo islámico) y había esta tensión con la familia debido a desacuerdos en asuntos religiosos”, dijo a EFE Sunai Pasuk, investigador de HRW en Tailandia.
"Indicó que quería renunciar al islam. Si se la obliga a regresar a su país las consecuencias podrían ser dramáticas", subrayó el responsable de Human Rights Watch (HRW), estimando que se estaba convirtiendo en un "símbolo de resistencia".
La mujer dijo que renunció al Islam y que teme ahora que su familia la obligue a volver a Arabia Saudita, en donde sería encarcelada "y seguro me matarán cuando salga".
"Mi vida está en peligro. Mi familia amenaza con matarme por las cosas más triviales", dijo.
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