Karina Kulik, presidenta de la gremial que nuclea a las mujeres rurales.

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Karina Kulik: “Antes la mujer rural se quedaba callada y ahora sabe que tiene sus derechos”

La presidenta de la Asociación de Mujeres Rurales del Uruguay (AMRU) destacó que hubo algunos logros, ente ellos que ahora en el Instituto Nacional de Colonización es posible hacer la cotitularidad de los campos
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16 de octubre de 2020 a las 21:41

¿Cuál es su rol en AMRU?
Lo principal de AMRU es crecer juntas. Cuando una mujer entra, le pregunto: ¿Qué estás dispuesta a dar para crecer juntas? Porque no es ‘me pongo acá y que me caigan las cosas’. Soy descendiente de rusos y tenemos otra cabeza, nos unimos para crecer. Desde ahí apunto a un AMRU fortalecido, nuevo y en crecimiento. Como presidenta trato de visualizar un futuro creciendo juntas. Para mí, la palabra crecer significa todo: crecer como mujer, empoderarse. Estamos apoyando mucho el área de género, apoyar a las mujeres a denunciar al agresor. También en cómo hacer que haya un relevo, porque necesitamos que el día de mañana haya jóvenes en nuestros lugares.

¿Cuál es hoy la situación de las mujeres rurales?
Ahora las mujeres se están capacitando y se están preparando para el futuro. Delicias Criollas –la marca de AMRU– no está funcionando, pero estamos viendo la posibilidad de volver a emprender. Ahora las mujeres rurales tenemos un espacio. Por ejemplo, en el Instituto Nacional de Colonización se pudo hacer la cotitularidad. Antiguamente solo el hombre era dueño del campo de Colonización, pero ahora, gracias a que las mujeres pedimos, tanto la mujer puede ser dueña del campo como el hombre. Ese fue un logro que se peleó 20 años.

Sí, me preocupa porque la mujer del campo está sola, si a ella le pega nadie la escucha. Un déficit que estamos teniendo es a dónde va esa mujer.

¿Le preocupa especialmente la violencia de género?
Sí, me preocupa porque la mujer del campo está sola, si a ella le pega nadie la escucha. Un déficit que estamos teniendo es a dónde va esa mujer. Ahora sé que se las está tratando de apoyar, pero el tema es: ¿Hacia dónde va esa mujer cuando es golpeada? Porque no es un lugar al que vaya como un albergue, esa mujer tiene que estar acompañada por técnicos que la ayuden a empoderarse, a capacitarse, a trabajar. Esas mujeres por  muchos años soportan y toman la decisión de irse cuando sus hijos se van a estudiar a la ciudad. Creo que desde abajo tenemos que trabajar con nuestros hijos, educarlos desde niños, que no sean machistas. El saber compartir en la casa es todo. Pienso que ahora el campo está mejor, en el sentido de que no hay tanta agresión como antes, porque antes había y la mujer rural se quedaba callada y ahora sabe que tiene sus derechos. Hoy se denuncia más que antes y por eso hay que estar alertas en todo nivel y ayudar, no decir ‘no me meto’.

¿Se ha reunido con el gobierno?
Sí, una vez por mes nos reunimos en el espacio de diálogo con representantes de todos los organismos del Estado. A mí me interesa mucho el tema de la salud rural. Todo el año pasado estuvimos luchando porque las ambulancias no llegan campo adentro. Conseguimos que el año pasado empezaran talleres para la familia rural de primeros auxilios y reanimación. No es la solución, pero puede ayudar. También, el año pasado, con el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, las sociedades civiles de mujeres rurales creamos una marca en común que se llama Murú. Es la marca país de los productos de mujeres rurales. Para eso va a haber un equipo controlador, que se está creando ahora, que va a dar permiso para utilizar la marca siempre y cuando sea una empresa que tenga las habilitaciones bromatológicas y produzca en un pueblito que no tenga más de 5.000 habitantes. Eso va a ayudar a que muchas mujeres que elaboran en grandes ciudades no quiten lugar a mujeres que hacen en un pueblito o el medio del campo. Murú va a ser una marca para comidas, tejidos, artesanías, guampa y cuero.

Apiterapia médica

Karina Kulik realiza apiterapia, un tratamiento en el que se aplican micropicaduras de abeja en puntos de acupuntura, una terapia que sirve para tratar artritis, artrosis, enfermedades autoinmunes, lupus, escleorosis múltiple, parkinson, tendinistis y fibromialgia, explicó.

¿Qué le preocupa en su rol de productora apícola?
Lo que más me preocupa son las fumigaciones, que me han matado muchísimas colmenas. La soja nos ha invadido mucho. Al plantar tanta soja y curarla tantas veces se matan muchas abejas. Además todas las semillas transgénicas alteran el sistema nervioso de las abejas, por eso ha habido mucha mortandad de abejas este año. El apicultor tiene que estar pendiente, son seres vivos.

¿Cómo está el sector apícola?
Depende de la zona del país en la que estén los productores, pero la realidad apícola es que estamos tratando de sobrevivir y subsistir. Yo perdí 2.000 colmenas y volví a empezar de cero, yendo a las islas del Río Uruguay en un bote a cazar enjambres y empecé totalmente de cero. Perdí US$ 350.000 porque amo lo que hago. Los que siguen en la apicultura es porque realmente se enamoran de lo que hacen. Este rubro es algo muy especial, tocas fondo y volves a empezar porque la abeja es un ser vivo tan noble que te da la posibilidad de empezar de nuevo. El apicultor tiene que estar atento, no ser un sacador de miel.

¿Hubo cambios productivos?
Hay una producción nueva en Paysandú, Salto y parte de Rio Negro. Se está produciendo la canola, la floración esta en pleno auge y los productores ya están sacando miel. Antiguamente, según lo que teníamos, se empezaba a cosechar a fines de noviembre o diciembre. Años atrás se sacaba miel para navidad, ahora algunos productores ya están cosechando miel de canola porque es una floración anterior a las que vienen. El año pasado la miel terminó a US$ 1,30 por kilo, eso estuvieron pagando los exportadores. Este año ya arrancó en US$ 1,50. El mercado viene siendo prometedor y va a depender mucho de la demanda del exterior. Hay mortandad de abejas en otras partes del mundo y eso hace que nosotros terminemos vendiendo miel para esos países. El año pasado unos colegas pudieron exportar miel orgánica a Alemania y este año ya tienen comprometida su producción. Esa miel la pagan a más de US$ 2 porque es certificada orgánica, pero son zonas controladas. 

En el marco del Día Internacional de la Mujer Rural, celebrado el 15 de octubre, la presidenta de AMRU compartió con El Observador un poema escrito por una integrante de la asociación: 

Mujer rural

Mujer rural, campesina,
alerta siempre la mente,
con gran audacia presente
en el llano y la colina.
Junto al agua cantarina
vives pegada a la tierra,
en tu voluntad se aferra
con alegría y confianza
la más ardiente esperanza
que tu corazón encierra.

La madrugada serena
hace acelerar tus pasos
entre trabajo y fracasos
larga jornada, no es pena.
Una ilusión te condena
cada vez que te levantas,
cuando ordeñas, cuando plantas,
si los animales cuidas
de tus hijos no te olvidas
tejiendo con manos santas.

Mil estrellas te iluminan,
sostienen tus pensamientos
los más fuertes sentimientos
que en una meta culminan.
Con tu presencia germinan
las semillas que abrillantas
y si caes… te levantas
porque en tus venas existe
desde el día en que naciste
un linaje que agigantas.

(Mireya Betancort Navarro)
AMRU Rocha – La Paloma

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