Ricardo Peirano

Ricardo Peirano

Reflexiones liberales

La 6K de la educación

En sus luchas presupuestales, aparte de los tradicionales paros y huelgas, el PIT-CNT está apelando a estrategias de marketing
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22 de agosto de 2015 a las 00:00

En sus luchas presupuestales, aparte de los tradicionales paros y huelgas, el PIT-CNT está apelando a estrategias de marketing. Ya lo intentó hacer en ocasión del paro general del pasado 6 de agosto cuando trató de que la población percibiera la medida con ánimo positivo aunque los efectos no fueron tan buenos, a juzgar por la encuesta de Equipos Mori según la cual solo el 17% de los trabajadores acompañó el paro por convicción.

Ahora la central sindical organiza para el sábado 3 de octubre una correcaminata de 6 kilometros (en referencia al 6% del PBI que los gremios reclaman para la educación) en la cual todos los dirigentes están obligados a participar. La competencia tendrá lugar en las inmediaciones del Palacio Legislativo pero aún no se conocen detalles del recorrido, de la inscripción, ni de los premios para los ganadores. Es de esperar que la competencia deportiva no genere ningún estrés ni problema médico en posibles participantes, quizá no demasiado acostumbrados a estas actividades.

Lo que sí genera estrés, y seguramente en la población, es la insistencia en un aumento del presupuesto educativo sin rendición de cuentas ni evaluación alguna, por un lado, y atado a un porcentaje del PBI, por otro. La educación puede necesitar más recursos pero ello debe surgir de un estudio detallado de objetivos, medios y fines y no meramente de colgarse en ralación al PBI, que puede crecer mucho (como en la reciente bonanza) o poco (como en la actualidad) o incluso decrecer. ¿Estaría el PIT-CNT y los gremios de la enseñanza dispuestos a aceptar una disminución de presupuesto educativo (y cuando hablamos de presupuesto educativo hablamos básicamente de salarios) si el PBI se contrae? En Brasil, el PBI se acaba de contraer por segundo trimestre consecutivo, entrando en lo que se llama “recesión técnica”. Si eso ocurriera en Uruguay, y esperemos que no ocurra, el presupuesto educativo “atado” al PBI debería ir a la baja. ¿Sería aceptable para los gremios que la regla del “porcentaje del PBI” funcione hacia arriba y hacia abajo? No lo sabemos porque desde que se propuso y aplicó, primero para el 4,5% y ahora el 6%, y luego para el xx%, no se dió en Uruguay una recesión. Pero conviene tenerlo en cuenta porque a lo largo del ciclo económico, el PBI sube y baja.

Para tener alguna idea de lo que estamos hablando, en 2010 el 4,5% del PBI eran US$ 1748 millones y en 2014 eran US$ 2588 millones. Es decir, el presupuesto educativo, medido en dólares creció un 48%. Pero si el PBI hubiera crecido menos, el presupuesto educativo también lo hubiera hecho y entonces no habría derecho a queja. Salvo que inventemos una pequeña trampa y digamos: el 4,5% es poco, pidamos el 6%. Y asi sucesivamente podemos ir aumentando la cifra, aunque ello podría obligar a extender los kilómetros de las correcaminatas. Pero también lo podrían hacer otros sectores como la salud, o la seguridad pública y entonces cada vez quedaría menos espacio en la torta del ingreso nacional para los demás.

El problema parte, pues, de una premisa errónea. De que el presupuesto educativo se elabore en función del porcentaje de otra variable y no de sus propias necesidades. Parece algo de perogrullo que deben establecerse metas, planes, presupuestos. Pero lamentablemente es mucho más fácil agarrarse a “cifras mágicas” y organizar maratones para ponerlas en la cabeza de la gente. Si hasta hace poco servía un 4,5% de un PBI sustancialmente menor, ¿por qué ahora es preciso el 6% del un PBI un 50% mayor?

Lo grave del tema es que pese al masivo incremento presupuestal, los resultados no han mejorado. Más bien, han retrocedido. Las falencias en Secundaria son inaceptables (deserción del 40%, falta de adaptación al mercado de trabajo) y no ya en comparaciones internacionales sino en la propia situación uruguaya. Los fondos presupuestales deben estar asociados a una reforma profunda del sistema y no al PBI. Y debe existir una clara evaluación de la marcha de la educación. Estos dos aspectos son sistemáticamente rechazados por los gremios docentes estatales y el PIT-CNT no los incorpora en sus plataformas. Sería bueno que lo hiciera, porque si no arreglamos nuestra educación, estamos expropiando el futuro de nuestros hijos. Y aquí no le podemos echar la culpa a ningún ogro neoliberal ni a inversores con mano de garfio y pata de palo. Es un problema exclusivamente nuestro. La educación no precisa correcaminatas; es un problema que se soluciona con una maratón de verdad: de esas de 42,195km.

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