Desde octubre de 2019, la comunidad sorda en Uruguay tiene una herramienta de integración indispensable para la vida en comunidad: la aplicación Dils. El servicio permite elegir un intérprete para llevar a cabo una traducción en tiempo real.
La app funciona así: el usuario la descarga y se registra con un nombre y contraseña. Al abrirla, le aparecerá una pantalla con una lupa en la parte inferior izquierda. Al cliquearla, encontrará una lista de intérpretes que están conectados. El usuario puede elegir a alguno de ellos e inmediatamente recibirá una videollamada.
A través de ella, la persona sorda interactuará para recibir la traducción de lo que está experimentando. Por ejemplo, si está en una reunión, pondrá su celular adelante suyo, el intérprete escuchará todo lo que están diciendo y recibirá la traducción al instante.
La pandemia intensificó su uso
La irrupción del coronavirus hizo crecer la importancia de esta herramienta. La cantidad de minutos utilizando la app tuvo un incremento de un 300% desde marzo, el registro de personas sordas al servicio creció un 100%, mientras que la cantidad de intérpretes crecieron un 50%.
Sus impulsores aseguraron que luego de que el gobierno esimulara el uso de las llamadas telefónicas a los 0800 para obtener información sobre la covid-19, la app se volvió indispensable. “Vimos que en ninguna de estas líneas se ofrece accesibilidad”, comentaron desde la app.
Una de las primeras medidas que tomaron en este tiempo fue ofrecer la disponibilidad voluntaria de intérpretes. Ante alguna llamada telefónica de un delivery que no llegaba con un pedido que había hecho una persona sorda o una reunión virtual en la que no había un traductor de señas, la app oficiaba (y oficia) como salvavidas.
El ejemplo más claro fue cuando fueron al Ministerio de Salud Pública a reunirse con el ministro Daniel Salinas. “Pude tener accesibilidad 100%”, comentó Rodrigo Couto, el responsable y creador de la app.
“Ofrecer servicios de interpretación remota durante la pandemia contribuye con el distanciamiento físico por lo cual en muchísimos casos donde el protocolo de salud no permitía la presencia de un intérprete presencial allí estuvimos”, comentó.
También tuvo un impacto en el trabajo de funcionarios en las pasadas elecciones departamentales. En total, hubo 10 sordos que trabajaron en las mesas. El año pasado, en los comicios nacionales, permitían que un intérprete en lengua de señas estuviera colaborando con los trabajadores en el lugar. La emergencia sanitaria lo impidió y Dils salió al rescate.
Este servicio voluntario es ofrecido en parte por estudiantes de carreras de intérprete en lengua de señas. Estos generan horas de práctica, que son un requisito excluyente para finalizar sus carreras. Además, algunos intérpretes titulados, “con gran sentimiento de empatía y enormes ganas de colaborar y contribuir con la situación de la comunidad sorda”, según comentó Couto, trabajan de manera desinteresada.
Después tienen un servicio profesional con intérpretes titulados en carreras reconocidas por el Ministerio de Educación y Cultura, que es especialmente diseñado para empresas. Este servicio tiene un costo.
Cuando Couto tuvo la reunión con Salinas, discutió sobre la app y su aplicación en los diferentes servicios de salud donde observan que es una necesidad "real" contar con interpretación lo antes posible.