La popularidad del Movimiento Nacional de Liberación de Palestina (Fatah), fundado en 1958 en por Yasser Arafat como organización político-militar de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), cayó en picada desde el inicio de la guerra entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza, de donde fue expulsado por el movimiento islamista en 2007.
Fatah, que apostó por la vía de las negociaciones para alcanzar el prometido Estado palestino en los Acuerdos de Oslo de 1993, ha ido perdiendo sistemáticamente el apoyo de los palestinos ante Hamás que, en cambio, decidió centrarse en la lucha armada y se jacta ahora de haber colocado la causa palestina en el centro de los debates.
Mahmud Abás, el principal dirigente de Fatah y titular de la Autoridad Palestina desde su creación en 1994 y con sede en Ramallah, administra parcialmente Cisjordania, ocupada por Israel desde 1967. Sin embargo, lo hace con una legitimidad cada vez menor y en un contexto caracterizado por divisiones internas, que se han intensificado desde el inicio de la guerra.
Desde el ataque lanzado por Hamás en el sur de Israel, Tel Aviv ha bombardeado diariamente la Franja de Gaza y emprendido una invasión terrestre con el objetivo de "aniquilar" al grupo islamista, ofensiva que ha dejado hasta el momento un saldo de al menos 17.000 palestinos muertos, en su inmensa mayoría civiles, entre ellos mujeres, niños y ancianos.
Además, el gobierno del ultraderechista primer ministro Benjamín Netanyahu ha multiplicado sus operaciones en Cisjordania contra las aldeas palestinas, reforzando así el avance de los colonos israelíes en los territorios ocupados.
En ese contexto, la nueva generación de Fatah tiene pocas esperanzas de alcanzar un acuerdo con Israel y algunas voces defienden el regreso a la lucha armada a través de las brigadas de los Mártires de al Aqsa, el brazo militar del movimiento. "Con Oslo tuvimos una dosis de anestésico", afirma un alto dirigente de Fatah bajo condición de anonimato.
"Los líderes que podrían tener alguna influencia tienen demasiados intereses personales vinculados a la Autoridad Palestina, por lo que no pueden correr el riesgo de oponerse a Abás y su estrategia de lucha pacífica contra la ocupación”, añade la fuente.
El dirigente, de 88 años, es altamente impopular en Cisjordania, donde Hamás ha ganado prestigio y espacio en los últimos años. El 17 de octubre pasado, la policía palestina disparó granadas lacrimógenas contra los manifestantes palestinos que se volcaron a la calles coreando consignas contra Abás, a quien reclamaban su renuncia.
Para el investigador Xavier Guignard, "los manifestantes asimilan cada vez más a la Autoridad Palestina con la política de Israel, ya sea por su inacción, como por su cooperación en materia de seguridad". Según el especialista, en las protestas, los manifestantes denuncian "el hecho de que Abás fue incapaz de reaccionar a lo que ocurre en Gaza".
El presidente palestino busca no poner a la comunidad internacional en su contra, ya que cuenta con ella para alcanzar un acuerdo con Israel. De allí que “la dirección de la Autoridad Palestina se cuide de no mostrar ninguna señal de apoyo a Hamás”, dice otro dirigente de Fatah, también bajo condición de anonimato.
En los hechos, el brazo armado de Fatah, las brigadas de los Mártires de Al-Aqsa, perdieron terreno en 2004, tras la muerte de Arafat y la llegada al poder de Abás. La mayor parte de sus combatientes murieron en enfrentamientos con el ejército israelí, o bien fueron detenidos por Tel Aviv, muchos de por vida.
Marwan Barghuti, presentado por Israel como el líder de las brigadas, fue detenido en 2002 y es, desde entonces, uno de los presos palestinos más conocido. Su liberación suele mencionarse cuando se negocian intercambios entre presos palestinos y rehenes israelíes.
"Es el único que puede unir a Fatah, es aceptado por Hamás y es popular", afirma un antiguo miembro de las fuerzas de seguridad de Fatah, que prefiere no dar su nombre. También en los círculos diplomáticos Barghuti es visto como el único capaz de reconciliar a los palestinos y reactivar a la Autoridad Palestina.
Un signo claro de la descomposición del poder de la dirigencia de Fatah fue la muerte de cinco combatientes de la organización durante una operación militar israelí en Naplusa el 18 de noviembre pasado. Todos formaban parte de los jóvenes que retomaron las armas dentro del movimiento, una generación nacida durante la segunda Intifada que ya no cree en la vía diplomática.
"Estos combatientes, incluidos algunos todavía vinculados con Fatah, se están organizando lejos de la dirección política de la organización", explica Tawfiq al Tirawi, exjefe de inteligencia de la Autoridad Palestina. “Lo que estamos viendo es una especie de rebelión dentro del movimiento. Lo mismo que ocurrió en otros grupos palestinos en el pasado”, concluye Tirawi.
(Con información de AFP)