Estuvo al borde del precipicio y fue un parto largo hasta que finalmente llegó el humo blanco. Argentina selló esta semana un principio de acuerdo con sus principales acreedores internacionales (falta el FMI y los locales) para reestructurar parte de su deuda externa por unos US$ 66.000 millones con quita de intereses y reperfilamiento de plazos. Y Uruguay miraba esa bomba de reojo. Aunque tenemos menos vínculos comerciales que el pasado, sigue siendo un foco relevante para la inversión externa, para un puñado de industriales que no tiene otro mercado para su producción y un competidor directo para exportar. Además, más de la mitad del turismo está atado a la suerte de nuestros vecinos cuando estamos a pocos meses de dar el puntapié para una nueva temporada veraniega. ¿Cómo puede pegarle a Uruguay este primer paso del acuerdo en un mundo (incluida Argentina) que todavía sigue convulsionado por los efectos de la pandemia? De eso irá un poco esta entrega.
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