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Campaña electoral y contaminación visual: las artes se meten en el debate

"¿Realmente alguien vota un candidato por verlo muchas veces en la vía pública?", se pregunta el artista visual que comenzó una campaña contra la contaminación e invasión que generan las propagandas políticas
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13 de marzo de 2019 a las 12:42

A poco menos de 15 días de que haya culminado la veda electoral, buena parte de Montevideo se tapizó con afiches, carteles y pintadas de muros que responden a la antesala de las elecciones internas previas a la elección nacional.

Las columnas del alumbrado público, las medianeras de los edificios –algunos incluso con valor patrimonial–, decenas de paredes y varios espacios más fueron invadidos con imágenes de precandidatos a la presidencia. El uruguayo promedio se acostumbró, elección tras elección,a este escenario urbano. No obstante, la contaminación ecológica y visual y la invasión al espacio público son consecuencia directa de la campaña electoral. Para algunos, este cambio en el universo visual de las ciudades no pasa inadvertido. 

Si ensucias, no te voto es la campaña que esta semana impulsó el equipo de Ghierra Intendente –proyecto artístico que tiene como objetivo proponer ideas para mejorar Montevideo–. Alfredo Ghierra, artista visual y alma máter de la iniciativa habló con El Observador sobre los efectos de seguir generando campañas que “enchastren e invadan la ciudad” y propuso nuevos rumbos que los candidatos podrían tomar.

Para un Ghierra 2020 faltarían varios meses, no obstante, desde la antesala de las elecciones nacionales comenzó una campaña que se mete en el debate político. ¿Cuál fue su intención? 

Es inevitable no meter la cuchara debido a que hay cosas que rompen los ojos y (como colectivo artístico) nos gusta opinar, sobre todo cuando tiene que ver con cosas que pasan en el espacio público, ya sea en Montevideo, en las ciudades en general de Uruguay o en las rutas nacionales. Replicamos una idea que surgió en Rosario (Argentina) que, obviamente tiene un lado extremista, pero es un llamador de atención. Termina la contienda electoral y la ciudad sigue tapizada de basura electoral durante muchos meses. 

Los soportes en los que se puede difundir la propaganda política en las calles son varios. ¿Cuáles tienen peores efectos sobre la ciudad?

Está la propaganda que permite la legislación vigente y las que no. Algo que está en el lateral del ómnibus, contamina visualmente pero bueno. Pero después están los carteles que se cuelgan en las columnas de alumbrado. El otro día subimos una foto de una columna en la rambla de Pocitos que tiene un cartel de no estacionar, señal de tránsito que queda sumergida ahí. Además son de material plástico que difícilmente se degrada; son cosas que para el medio ambiente son un desastre.

¿Qué pasa con los volantes?

Durante todo el año carecen de sentido. En la era de las redes sociales podés mandarle un volante preciosamente diseñado a la población en cuestión de segundos. Claro, seguramente hay un lobby de empresas de cartelería urbana y todo lo que mueve la propaganda política que sin dudas es poderoso. Pero tiene que ver con ellos mismos incluso una transformación de lo que hacen, no da para más. Si no se resuelve ahora va a caer por su propio peso. Ni que hablar cuando las nuevas generaciones, a las que el rechina el uso indiscriminado de la propaganda política en la ciudad, sigan creciendo.

¿Qué mensaje se está dando desde los partidos políticos con la propaganda en el espacio público?

¿Realmente alguien vota un candidato por verlo muchas veces en la vía pública? Es la gran pregunta que nos hacemos. A la gente se le fija la imagen de un candidato por verlo muchas veces pero actualmente hay muchos otros medios del mundo virtual cuya frontera con el mundo real está cada vez más desdibujada. Hay mil posibilidades de marcar la imagen de un candidato en las redes sociales en Internet de muchas formas. Eso de atarle carteles a los árboles es una locura. Lo distractivo que resulta hasta para los conductores de autos. A los más jóvenes les parece medio absurdo. Cuánto más joven es el votante, más claro tiene que hay una contradicción entre cuidar el ambiente y lo que se hace. Hay un mal uso del espacio público –que nos pertenece a todos–, se le termina poniendo una camiseta. En general la forma de hacer publicidad de las marcas comerciales es haciendo posters en la vía pública. Es vandalismo, lo único que como es pago, no se lee así. Es similar a lo que pasa con los clubes de fútbol cuando pintan una pared, lo sentís como una agresión porque en el fondo es una forma de flechar el espacio.

¿Es posible erradicar la propaganda tal como la conocemos ahora?

¿Porqué no inventar nuevas formas de estar presente? Todo esto tiene costos económicos y no son chicos. ¿Cuál sería el impacto para un candidato de pensar lo que nadie hace? Por la misma plata que se llena de pegatinas la ciudad se pueden llamar artistas y hacer murales, comprar cascos para los motociclistas y regalarlos, hacer un jardín vertical con los colores del partido, es decir, dirigir tanto esfuerzo económico y humano hacia cosas que después perduren de una manera positiva. Esta el miedo de que nunca lo hicimos, pero también está la oportunidad de ser el primero en hacerlo. Porque esto de enchastrar la ciudad me parece antediluviano.

Usted vivió y viajó por otras ciudades del mundo. Este daño que identifica de la campaña electoral sobre el espacio público, ¿se da en otros lugares?

No, es algo muy de acá y de Argentina. Incluso si lo comparo con Brasil, ni siquiera con Europa, no sentís esa presión en el espacio público de la propaganda política, no sé si se debe a que está prohibido o que la gente tiene menor interés en la política, o ambas cosas. Nunca vi un nivel de vandalización institucionalizada tan grande como en el Río de la Plata. Muy anticuado. Los partidos deberían sincerarse y analizar cuán efectivo es hacer eso. Un problema fundamental acá es que todo lo que regula la actividad de los partidos es hecho por los mismos partidos que votan las leyes.

 

 

¿Qué propondría un Ghierra Intendente 2020?
Con la defensa del patrimonio como su “caballito de batalla”, Ghierra vaticinó que de lanzarse nuevamente como precandidato a intendente –a modo de parodia– propondría debatir temas como el impacto de las nuevas tecnologías en la ciudad y el por qué detrás de las barreras que dividen a la periferia del resto de Montevideo. En referencia a los efectos de la campaña Ghierra Intendente 2015 –muestra artística en que tomó todo el Centro Cultural de España– el artista destacó que ahora, ante temas que giran en torno a la ciudad, la gente responde y alimenta el debate público.
Que la arquitectura y la ciudad sean temas populares y que la agenda política incluya asuntos de patrimonio son grandes logros para Ghierra. “El debate del San Rafael, el del Dique Mauá, por ejemplo, fueron muy sanos más allá de los resultados”, expresó el artista. Igualmente aclaró: “Tampoco hay que poner el palo en la rueda, porque muchas veces la discusión nos detiene en el hacer, hablamos y hablamos y después no hacemos”.
Con ejemplos de edificios patrimoniales que fueron demolidos sobre la calle San José, entre Florida y Andes, Ghierra señaló sus preocupaciones en torno a las pérdidas de emblemas del patrimonio de Montevideo. "En uno no pusieron qué van a hacer y en otro están haciendo un estacionamiento y se trata de esa ansia de inmediatez que tiene la política actual de que en 5 años hay que volver a estar en este lugar y conservar el poder”, opinó.
Para Ghierra, el patrimonio genera muchos recursos pero implica esperar, mientras que “demoler y construir un edificio con 30 apartamentos da más plata en el momento, aunque es pan para hoy y hambre para mañana –y todos terminando un poco más pobres después–”. “Montevideo no tiene que inventar patrimonio, solo lo tiene que cuidar”, concluyó el actual impulsor de “Si ensuciás, no te voto”.

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