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La economía de Irán en problemas
La economía de Irán habrá de contraerse este año cerca de un 9 %, un descenso que es comparable a los peores registros de la guerra con Irak en la década del ochenta. Es una consecuencia directa del endurecimiento progresivo de las sanciones económicas de Estados Unidos, que hace unos meses culminaron en la amenaza a China, India, Japón, Corea del Sur y Turquía para que no continúen comprando petróleo iraní.
La producción de petróleo de Irán, que fue de 3.5 millones de barriles diarios en el 2018, bajó a 2.2 millones en el pasado mes de julio. Las exportaciones son aún menores, del orden de los 500.000 barriles diarios, en tanto es cada vez más difícil encontrar compradores dispuestos a desafiar a la advertencia americana.
El registro oficial de inflación es del 48 % anual, pero la medición del sector privado es del orden del 80 %. Del mismo modo, se estima que el desempleo es del orden del 25 % en vez del 12 % que anuncia la estadística oficial.
El rial se transa en el mercado negro a 117.000 por dólar, contra la cotización oficial de 42.000 por dólar. El consumo privado habrá de bajar un 2.8 % en el año y la inversión está en baja, con excepción de la que financian China y Rusia.
Hacia el futuro, todo indica que de persistir la aplicación de las sanciones americanas, los problemas de la economía de Irán serán cada vez más graves.
En la reciente reunión del G7 en Biarritz, el presidente Macron, con la anuencia de Alemania y el Reino Unido, intentó un posible acercamiento diplomático entre Estados Unidos e Irán, cuyas relaciones están interrumpidas desde el retiro americano del acuerdo nuclear entre ellos.
Entonces, Irán podría retomar sus exportaciones normales de petróleo en tanto aceptase limitar su programa nuclear. Pero por ahora, con distintos argumentos, ambos gobiernos han descartado toda posibilidad de acuerdo.
