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La Faraona: uno de los youtubers más populares y polémicos

Martín Cirio presentó en Uruguay su libro "El diario de Sandy"
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04 de junio de 2019 a las 05:04

Martín Cirio sale por unos segundos del bar montevideano donde almorzó. “¡Ay no te vayas! Sacate una foto con nosotras. Te re queremos”, le dice una de las tres mujeres (de unos 30 años) que se le acercan a los besos y abrazos. Y esa situación no es nada peculiar para este youtuber argentino que con casi 800 mil seguidores en Instagram, 182 mil en Twitter y 500 mil suscriptores en Youtube trascendió la popularidad virtual hace un buen rato.

Cirio identifica que su primera “explosión real” se dio en setiembre de 2017, cuando volvió a Argentina tras vivir un tiempo en Egipto –dónde grabó los primeros videos en los que contaba entre humoradas sobre sus experiencias sexuales con otros hombres–. Meses después, volvió a Asia pero notó que, como ya había logrado cierta popularidad en su país tenía que volver. Fue en marzo de 2018 que su nombre –o el de La Faraona, su personaje más conocido– alcanzó a un público masivo.

“Hago videos sobre sexo y viajes”, advierte Cirio en su cuenta de Twitter donde también dice: ”Subo stories PECAMINOZAA a mi Instagram”. El argentino genera desde hace unos 4 años videos divertidos, jugados y honestos según una multitud de "farafans" que lo sigue. Pero también genera contenidos bizarros, desagradables y misóginos según otros tantos que lo critican. Es una persona que emite mensajes polémicos y lo sabe, por eso, no le molesta que su accionar genere tantas polarizaciones. Según Cirio, la peor crítica que puede recibir es que le digan que es aburrido. Todo lo demás –dice– , no le afecta.

De cierto modo, Cirio pasó por determinado proceso de liberación personal en el que eligió hacer de sus propios defectos y vivencias desafortunadas un motivo de auto burla. Gran parte de su humor es volcado a reírse de sí mismo y, quizá por eso, cuando se ríe de ciertos aspectos de otras personas asegura que no entiende por qué genera molestias.

Cuatro años atrás el influencer comenzó a compartir en su cuenta de Youtube una serie de videos donde narraba fragmentos de su diario íntimo. Al tiempo lanzó El consultorio de La Faraona y a partir de ahí, no paró. Entre las últimas incorporaciones audiovisuales de Cirio se encuentran videos en los que entrevista a figuras mediáticas argentinas (Jimena Barón y las Bandana, por ejemplo) y el segmento llamado Martina tu celestina, donde invita a distintas personas a debatir determinados temas –con humor–.

En su paso por Uruguay, donde llegó para presentar su libro El diario de Sandy ($ 620) –escrita hace un par de años y reeditada ahora por Planeta– el argentino de 34 años habló con El Observador del alcance de sus videos, de las críticas que recibe y de los límites de su humor.

El libro habla de las peripecias de una chica trans que se va de Argentina en búsqueda de sus sueños. ¿Qué tanto hay de Sandy en Martin Cirio?

Sandy es mucho más yo que La Faraona. Mucha gente quizás piensa que su personaje está inspirado en La Faraona, y no. La novela es de humor pero tiene momentos más tristes que también reflejan lo que estaba viviendo en ese momento yo.

¿Cómo fue el momento bisagra entre el salto a la popularidad y la continuidad de su vida cotidiana, donde trabajaba como profesor de inglés?

Era raro. Al principio era muy nicho todo, me miraban mil personas. Pero me pasó que una vez un alumno me dijo, “vos sos La Faraona”. Me dio vergüenza, pero después me puse a analizar por qué era que me daba vergüenza. ¿El vestirme como mujer?, porque si salía como hombre macho heterosexual no me hubiese sentido así. Fue un punto de choque y un proceso de aceptación larga. “Esto no está mal y la sociedad nos hace creer que lo está”, pensé.

¿Por qué cree que pegó tanto en la gente su forma de hacer humor?

Creo que no es tanto el humor sino el mostrar todo sin filtros. Creo que la gente se ríe porque digo cosas que, capaz, antes nadie decía.

Así como tiene un gran número de seguidores hay muchas personas que no están de acuerdo con su forma de comunicar o con el contenido que genera. ¿Cómo le afecta eso?

Al principio me pegaba un poco. Pero no me puedo hacer cargo de la represión de otra persona. Cuando miro a alguien y no me gusta lo que hace lo dejo de mirar, no tengo esa necesidad de hacerlo sentir mal. Es parte de lo que uno lucha con uno mismo y es lo que hace que el mundo sea muchas veces una mierda. Porque uno siente cosas que no puede expresar –porque están mal socialmente– y se reprime.

Se trata de aceptar que hay otras realidades, capaz yo me hago enemas y vos no, pero no soy un asco por hacerlo o vos mejor. Trato de romper y contarlo para eso, me gusta generar ese ruido.

¿Qué sucede cuando decide generar ese ruido contra otras personas?

Yo sé desde dónde lo digo, entonces, desde ese lugar me cuesta a veces pedir perdón. No por un tema de orgullo, sino porque sé que lo digo desde el humor, de la misma forma que me río de mi mismo. Por supuesto que el otro no tiene por qué entenderlo ni reaccionar de la misma forma que yo, pero me pueden hacer juicio, como hizo Morena Rial.

El humor que hago siempre está al límite. En el caso de lo que pasó con Maru Botana yo dije en mis historias, “chicos esto no está bien, no es gracioso”. Por suerte de 5 mil comentarios dos eran violentos. Es como que en una manifestación pacífica un encapuchado tire una piedra y rompa todo, el tipo encapuchado desató todo y yo no me puedo hacer cargo por eso.

(Cirio bromeó en una serie de videos sobre el entusiasmo de Botana a la hora de realizar actividad física y algunos de sus seguidores hicieron comentarios violentos en publicaciones de Instagram de la cocinera).

¿Dónde estaría el límite entre el humor y el ciberbullying?

Yo no me estoy riendo de la persona en sí, me estoy riendo de una característica o algo que hace esa persona al igual que me río de mi mismo. No hay una animosidad. Yo no odio a Maru Botana o a More Rial.

El año pasado mostró (enojado) a través de Twitter un whatsapp que le envió una periodista. Enseguida llegaron críticas de personas que decían, “Faraona bajate del pony”. ¿Cómo visualiza hoy ese hecho?

Lo de la periodista no fue una boludez, metí la pata y me pasé de la raya. El contexto: estaba viviendo en Uruguay, había alquilado un Airbnb y mostré la ventana. Enseguida se me llenó de farafans y gente tocándome la puerta todo el día, me sentí muy invadido y exploté por el lado de ella. No estuvo bueno y pedí perdón. Pasó y no es algo de lo que me sienta orgulloso, me sirvió como para bajar un poco. En esa época se me había dado una explosión muy fuerte, con shows todo el tiempo, todos querían trabajar conmigo y todos me llamaban. Me sirvió mucho. Fue una cachetada que agradezco.

Pasó del anonimato a ser uno de los influencers con más peso en Argentina y Uruguay. ¿Siente la responsabilidad de ser referente para un importante caudal de jóvenes?

Me cuesta creerlo y me divierte. No trabajo para ser referente. Es algo que viene de rebote. No siento ninguna responsabilidad porque creo que siendo honesto con uno mismo ya se está dando un buen mensaje, no importa lo que hagas. La gente me critica a veces porque fumo porro en mis historias o digo abiertamente que me drogo, pero nadie que no se quiera drogar lo va a hacer porque alguien de la tele o Instagram diga que lo hace. Prefiero contar mi experiencia y si a alguien le sirve, buenísimo.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Gracias Lanus! Hermoso show y hermosa sus viejas 😍

Una publicación compartida de Martín Cirio (@martincirio) el

Actualmente, ¿vive de Youtube?

No, lo de Youtube –Google me paga por la publicidad– es poca plata. Vivo de los shows.

¿Nunca pensó en migrar hacia la tele?

Esta muerta la tele, ya no hay nada. Nadie surge de ahí hoy, todos surgen de las redes sociales. Yo estoy en el lugar correcto por primera vez en mi vida, entonces, ¿por qué me iría al lugar incorrecto? Me llegaron algunas propuestas, pero no. Re iría a la tele pero por algo que me guste. Al Bailando por un sueño iría, por ejemplo, pero solo como invitación a una salsa de a tres. Aunque sé que me propusieron un montón de veces y la producción lo bajó.

¿Cómo se lleva con la comunidad gay?

Tengo la teoría de que me odian. A veces me bardean. Y lo veo también en mis seguidores, que en su mayoría son mujeres, después vienen los hombres heterosexuales y a lo último los gays. Me doy cuenta de que caigo mal, pero no me importa. Además, el gay es muy de tener como ídolas a mujeres y no a otros hombres

El elegido 
Consultado sobre cuál es uno de sus videos preferidos, el youtuber eligió el que realizó cuando se estaba despidiendo de Egipto:

 

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