Coordinado por Jerónimo Giorgi

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La independencia del Sistema Judicial; el termómetro de la corrupción en América Latina

Ya sean de izquierda o de derecha, conservadores o liberales, los políticos son abrazados por la corrupción que carcome los sistemas
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20 de julio de 2017 a las 12:58

En Brasil, el expresidente Lula Da Silva fue condenado recientemente a nueve años y medio de prisión por corrupción, mientras que el actual presidente, Michel Temer compra votos descaradamente en el congreso para evitar ser juzgado por corrupción. En Perú, el expresidente Ollanta Humala y su esposa ya acompañan en prisión a otro expresidente, Alberto Fujimori, mientras un tercer ex presidente, Alejandro Toledo permanece prófugo en EEUU, y el cuarto, Alan García está siendo investigado. Todos por corrupción. En Guatemala, el expresidente Otto Pérez Molina está tras las rejas acompañado de su vice, Roxana Baldetti por integrar la mayor trama de corrupción desarticulada en la historia del país, y Ricardo Martinelli, expresidente de Panamá fue detenido el mes pasado en Miami y probablemente será extraditado a su país donde es acusado de malversación de fondos.

En El Salvador, el expresidente entre 1999 y 2004 Francisco Flores, falleció el año pasado mientras cumplía una condena en prisión domiciliaria, tras ser condenado por defraudar unos 15 millones de dólares provenientes de donaciones del gobierno de Taiwán, y Elías Antonio Saca, quien le sustituyó en el cargo fue detenido en octubre del 2016, también por corrupción. En Argentina, Cristina Kirchner, la expresidenta ha sido procesada por corrupción en diferentes causas, una de ellas junto a sus hijos, mientras que el expresidente de Honduras, Rafael Callejas se declaró culpable de participar en una trama de sobornos en la Concacaf cuando dirigía el futbol de su país. Y en México, una de las "mecas" de la corrupción, si bien el presidente Enrique Peña Nieto permanece intacto hasta el momento, se encuentra en el centro de un huracán que afecta a 16 exgobernadores, entre investigados, presos, procesados o prófugos, y a su propia esposa quién se vio envuelta en un escándalo por la compra de una mansión a un contratista del gobierno.

Del párrafo anterior parecería quedar claro que la corrupción es un problema en la región. Ya sean de izquierda o de derecha, conservadores o liberales, los políticos son abrazados por la corrupción que carcome los sistemas a lo largo y ancho de América Latina. Pero más allá de esta obvia deducción, si se analiza el grupo de países que aparece en la lista, se puede extraer más información.

Quizás sea por pura coincidencia, pero ninguno de estos países ocupan los puestos extremos del ranking de Índice de Percepción de Corrupción 2016, de Transparencia Internacional. Ni los menos, ni los más corruptos. Ni los primeros tres lugares ocupados por Uruguay, Chile y Costa Rica, ni los últimos tres ocupados por Paraguay, Nicaragua y Venezuela.

En el extremo de los menos corruptos parece bastante obvio el porqué estos países, que se encuentran a una distancia de 40 puestos del grupo de los países del medio, —dentro del ranking internacional que considera 176 países—, no aparecen en la lista. Pero lo que es menos claro, es que ninguno de los países más corruptos se encuentran entre los nombrados en el párrafo inicial.

Quizás la explicación pueda encontrarse en otra correlación. Y es que ninguno de los países cuyos presidentes han sido implicados en casos de corrupción se encuentran en los extremos de otro ranking, el de Independencia del Sistema Judicial 2015-2016, realizado por el Foro Económico Mundial. Y es que "la independencia del Poder Judicial está determinada por la capacidad de tomar decisiones conforme a la ley y no basándose en factores políticos externos o internos", según afirma Carlos Scartascini, en el artículo, Crimen y castigo: la independencia judicial en América Latina, publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Esta nueva correlación se traduce en que el grupo de países más transparentes cuenta con sistemas judiciales más fuertes e independientes que inhiben tentaciones. Mientras que los países que pertenecen al grupo del medio en el ranking de corrupción cuentan con sistemas judiciales que van desde sistemas relativamente independientes, hasta otros considerados frágiles. Sistemas débiles pero que sin embargo, han logrado juzgar a sus líderes por diferentes vías. Algunos por sus propios medios. Otros impulsados por investigaciones internacionales como el Caso Odebrecht, llevado adelante por el Departamento de Justicia de Estados Unidos. Y otros, gracias al establecimiento de órganos independientes de carácter internacional en el país, como es el caso de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), cuya finalidad es apoyar a las instituciones del Estado en la investigación y persecución penal en casos complejos, además del fortalecimiento de las instituciones judiciales.

Por último, podría deducirse que los países que ocupan los últimos puestos en el ranking de corrupción están tan socavados que los propios Sistema Judiciales hacen parte de las tramas ilegales. En Venezuela, el país que ocupa el último puesto, tanto en el ranking de corrupción como de Independencia del Sistema Judicial, "el Poder ejecutivo es dueño y señor del control de las instituciones, con excepción ahora del Parlamento", argumenta Alejandro Salas, director para América Latina de la ONG Transparencia Internacional. Y tanto en Venezuela como en Nicaragua, —quien le acompaña en el fondo de ambas tablas— no solo la impunidad es total, si no que en los últimos años los gobiernos elegidos democráticamente se han convertido en regímenes autoritarios antidemocráticos.

Ranking mundial, "Índice de Percepción de Corrupción 2016", Transparencia Internacional

Uruguay(21°), Chile (24°), Costa Rica (41°), Cuba (60°), Brasil (79°), Panamá (87°), Colombia (90°), Argentina (95°), El Salvador (95°), Perú (101°), Bolivia (113°), Ecuador (120°), Rep. Dominicana (120°), Honduras (123°), México (123°), Paraguay (123°), Guatemala (136°), Nicaragua (145°), Haití (159°), Venezuela (166°)

Ranking mundial, "Independencia del Sistema judicial 2015-2016", Foro Económico Mundial

Uruguay (20°), Chile (30°), Costa Rica (31°), El Salvador (90°), Brasil (91°), Honduras (94°), México (100°), Guatemala (105°), Perú (112°), Colombia (114°), Haití (118°), Panamá (119°), R. Dominicana (124°), Bolivia (126°), Argentina (129°), Ecuador (133°), Paraguay (137°), Nicaragua (138°), Venezuela (140°)


Jeronimo Giorgi, periodista uruguayo dedicado a temas internacionales, está cursando una maestría en Estudios Latinoamericanos, ha colaborado con varios medios de América Latina y Europa, y ha recibido distinciones como el Premio Rey de España de periodismo.

www.facebook.com/Latinoamerica21

@Latinoamerica21

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