Fútbol > EL TAPADO DE LA FECHA

La joya de Capurro

A Leonardo Fernández, Garay lo bajó de un Sudamericano sub 15 y allí aprendió de sus errores; Tabárez lo llamó en la sub 17 para levantarle el ánimo y hoy la rompe en Fénix
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06 de febrero de 2018 a las 05:00

Una tarde que entrenaba con la selección nacional sub 15 pensando en ir al Sudamericano hace ya algunos años, el técnico Alejandro Garay lo llamó aparte para decirle que no iba a ir. Fue un golpe, pero el aprendizaje más grande que tuvo en su carrera. Quizás por la edad que tenía en ese momento, el cimbronazo le sirvió hasta hoy.

"Quedé afuera por temas míos. Macanas de gurí. Pero me sirvió para aprender. Me di cuenta de mi error y fue un aprendizaje enorme para mi carrera. Eso es lo que tiene el proceso del Maestro Tabárez y todos sus colaboradores", explicó a Referí Leonardo Fernández, quien con su zurda mágica hizo un golazo de tiro libre para Fénix en el triunfo contra Rampla.

"Garay me sacó con un propósito: que no me pasara más lo que me pasó aquella vez", agregó. Años después, lo cruzó en la sub 20 y dice que estuvo "a punto de agradecerle lo que hizo por mí, pero no me animé. Algún día, espero hacerlo".

Hoy tiene 19 años, pero habla como si fuera mayor. Se nota que es más maduro que la media. Después de aquel tirón de orejas, participó del Sudamericano sub 17 con el Vasco Ostolaza como DT y según cuenta "me saqué la espina".

En aquella oportunidad, igualmente recibió un llamado en ese torneo que se jugó en Paraguay. Era el Maestro Tabárez. "Tuvimos una charla larga. Yo no tenía muchos minutos en cancha y me caía anímicamente. Se ve que el Vasco se lo transmitió y el trató de levantarme. Me sirvió mucho", recuerda.

Después de que Uruguay fuera campeón sudamericano sub 20 en Ecuador el año pasado, Fabián Coito lo llamó para que formara parte del plantel con posibilidades de ir al Mundial de Corea del Sur. Pero no se dio.

"Estaba medianamente tranquilo porque quise ver lo positivo. Me habían elegido para entrenar allí con los campeones sin haber hecho el proceso previo con ellos. Pensé: 'Bueno, por algo me eligieron y por algo no se me dio'. No fue una sorpresa el quedar afuera. Muy poca gente tiene la suerte de vivir las cosas del proceso Tabárez y tener las motivaciones de jugar con la camiseta de Uruguay y hacerlo internacionalmente", comentó indicando que en ese caso, prefirió ver lo bueno.

Claro que luego de estar en la sub 15, sub 17 y sub 20, obviamente tiene el sueño de la mayor.

"Eso es lo que busco. Es un sueño enorme que tengo, pero también tengo los pies sobre la tierra. Eso es lo importante", comentó.

Rosario Martínez lo hizo debutar con solo 16 años en Fénix, al que llegó desde Diablos Rojos de baby. Fue en una derrota ante Peñarol en el Centenario, pero aquel recuerdo no se borrará más porque tenía "muchos nervios previos a ese encuentro. Entré los últimos cuatro minutos y más allá del resultado, disfruté el momento".

Tiene dos hermanas mayores con una importante diferencia en la edad por eso se ríe cuando se le pregunta si es el consentido.

A su vez, también es tío de dos niños de 11 años y siete meses y en su tiempo libre, a veces los cuida. "Juego mucho con ellos. En lo único que no me meto con el chico es en cambiarle los pañales. Allí llamo a mi mamá para que lo haga", dijo sonriendo.

Se define como "muy autocrítico. En un momento, jugaba, pero sentía que no tenía confianza. Pero ahora Nathaniel Revetria me dio una mano bárbara para confiar más en mí. Juego más suelto, con otra libertad. 'Jugá tranquilo, divertite', me dice".

En Fénix, admira a Juan Álvez, su compañero. "Me enseñó mucho como persona y en algún momento, me remarcó cosas a mejorar. Es humilde como pocos y un crack como ser humano y como futbolista".

Con su padre Cecilio tiene una relación muy especial. Es que él también jugaba al fútbol pero no llegó al profesionalismo. "'¡Cómo jugaba tu padre!', me dicen todos los que lo vieron y lo recuerdan. Por eso siempre digo que mi espejo es Ronaldinho, pero mi viejo siempre me aconsejó muchísimo y se quedaba horas conmigo, primero en las canchas de baby, y después, cuando crecí, en las grandes. Siempre me tiraba la pelota para que le pegaba y siempre de zurda. Mi mamá Gabriela cuenta que ya le pegaba de zurda en su panza".

Ese vínculo que tiene con él, lo lleva a ayudarlo a veces cuando sale a trabajar. Su papá es jardinero y ahora está en plena zafra. Se levanta muy temprano para no sufrir el calor. "No es por plata, pero me gusta ir y ayudarlo a veces. ¿Sabés lo que es estar un par de horas al rayo del sol? Me sirve para darme cuenta del mundo fuera del fútbol, para valorar lo que es lo otro", explicó.

Le queda como materia pendiente terminar el ciclo básico del liceo. Los viajes al exterior con la selección juvenil lo complicaron y no pudo terminarlo. También está por hacer un curso de inglés "porque hoy es fundamental".

El volante del barrio La Cruz está de novio con Victoria hace dos años y espera seguir crecidndo en la vida. La zurda prodigiosa la guarda para los fines de semana.

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