Mundo > Semanario francés
La lucha de Charlie Hebdo por volver a la normalidad
Desde el atentado yihadista que desmembró su redacción en 2015, nada es igual
Tiempo de lectura: -'
07 de enero de 2018 a las 05:00
Tres años después del atentado que dejó bastante diezmada a su redacción, la revista satírica francesa Charlie Hebdo sigue luchando por regresar a la normalidad, en medio de amenazas continuas y medidas de protección excepcionales.
El 7 de enero de 2015, dos hombres enmascarados habían irrrumpido en las oficinas del semanario en París al grito de "Allahu Akbar" (Alá es grande) y abrieron fuego con rifles de asalto, con lo que mataron a 12 personas, entre ellas varias de las figuras más emblemáticas de la publicación.
Ese día marcó el inicio de un "mundo nuevo" para Charlie Hebdo, de acuerdo a lo que señalan sus periodistas en un número especial de aniversario en el que detallan su vida cotidiana, resumida en su portada que muestra a un hombre detrás de una puerta blindada, bajo el título "tres años en una lata de conserva".
Riss, director de la redacción, detalla en el editorial las medidas de seguridad que debieron tomarse para garantizar la seguridad de la redacción, que incluyen la instalación de sistemas costosos y la contratación de agentes de seguridad de una empresa privada.
"En total (los gastos por ese concepto) se elevan a entre € 1 millón y € 1,5 millones anuales, completamente a cargo del semanario", afirmó, lo que equivale al precio de venta de 800 mil ejemplares al año.
"¿Es normal para una revista de un país democrático que la venta de más de un ejemplar entre dos tenga que financiar la seguridad de sus locales y de sus periodistas?", preguntó Riss, que estima que la libertad de expresión "se está convirtiendo en un producto de lujo".
Los autores del atentado de 2015, los hermanos Saïd y Chérif Kouachi, pretendían castigar al medio por haber publicado unas caricaturas de Mahoma.
Recientemente, la publicación presentó una denuncia tras haber recibido amenazas de muerte tras la publicación de una viñeta del islamólogo Tariq Ramadan.
En noviembre pasado, la publicación representó al teólogo suizo, contra quien fueron realizadas dos demandas por violación, con el pantalón deformado por un enorme pene en erección y que proclama "Soy el 6º pilar del islam". "Violación: La defensa de Tariq Ramadan", podía leerse junto al dibujo.
Interrogado sobre el ángulo elegido para este dibujo sobre Tariq Ramadan –que niega las acusaciones presentadas en octubre en Francia en su contra por haber supuestamente violado a una mujer en 2009 y otra en 2012–, Riss recordó que este profesor de la universidad británica de Oxford se presenta como un "islamólogo" y que el sexto pilar del islam es la yihad.
La guerra santa está considerada como el sexto pilar de esta religión por una minoría de sunitas, si bien no tiene un estatuto oficial.
"Hay momentos en que (las amenazas) se intensifican en las redes sociales, con amenazas de muerte explícitas", dijo Riss.
"Es difícil saber si van en serio o no, pero por principio, las denunciamos". agregó.
Antes de una conmemoración oficial en presencia del presidente francés Emmanuel Macron este domingo, tres asociaciones organizan una jornada de homenaje bajo el lema "¡Toujours Charlie!" (seguimos siendo Charlie), en referencia al hashtag de solidaridad usado en todo el mundo tras el atentado cometido por la organización yihadista.
Charlie Hebdo estará representado por su jefe de redacción, Gérard Biard, pero otros miembros del equipo estarán ausentes "por motivos de seguridad", explicaron los organizadores.
Mientras tanto, la investigación de este atentado que marcó el inicio de una ola de ataques yihadistas sin precedentes en Francia –que dejó un saldo de 241 muertos– sigue abierta.
Los investigadores no han logrado aún establecer cómo fue la coordinación entre los hermanos Kouachi y Amédy Coulibaly, el yihadista que mató a cinco personas dos días después de la matanza en el semanario, ni dónde o cómo los Kouachi obtuvieron su impresionante arsenal.
Los jueces de instrucción esperan concluir sus investigaciones este año.
Pero eso se agravó a partir de 2006, cuando comenzó a publicar caricaturas del profeta Mahoma que causaron profunda indignación en el mundo islámico: desde ese momento, la redacción no dejó de ser un punto de mira, sobre todo para grupos fundamentalistas.
En 2011, por ejemplo, luego que se burlara de la sharia (ley islámica), el semanario sufrió un incendio tras un atentado consumado con cócteles molotov. Pero eso no impidió que Charlie Hebdo mantuviera su línea editorial y persistiera en su estilo tan provocador como satírico y mordaz.
El entonces director de la publicación, el dibujante Charb, uno de los muertos en el atentado de 2015, había señalado que la provocación existía.
"Como lo hacemos semana tras semana, pero no más contra el islam que con otros temas", aseguró.
Con una postura irreverente y anticlerical, el propósito principal fue siempre apelar a un humor corrosivo, lo que le valió numerosos juicios por difamación.
El 7 de enero de 2015, dos hombres enmascarados habían irrrumpido en las oficinas del semanario en París al grito de "Allahu Akbar" (Alá es grande) y abrieron fuego con rifles de asalto, con lo que mataron a 12 personas, entre ellas varias de las figuras más emblemáticas de la publicación.
Ese día marcó el inicio de un "mundo nuevo" para Charlie Hebdo, de acuerdo a lo que señalan sus periodistas en un número especial de aniversario en el que detallan su vida cotidiana, resumida en su portada que muestra a un hombre detrás de una puerta blindada, bajo el título "tres años en una lata de conserva".
Riss, director de la redacción, detalla en el editorial las medidas de seguridad que debieron tomarse para garantizar la seguridad de la redacción, que incluyen la instalación de sistemas costosos y la contratación de agentes de seguridad de una empresa privada.
"En total (los gastos por ese concepto) se elevan a entre € 1 millón y € 1,5 millones anuales, completamente a cargo del semanario", afirmó, lo que equivale al precio de venta de 800 mil ejemplares al año.
"¿Es normal para una revista de un país democrático que la venta de más de un ejemplar entre dos tenga que financiar la seguridad de sus locales y de sus periodistas?", preguntó Riss, que estima que la libertad de expresión "se está convirtiendo en un producto de lujo".
Publicación y denuncia
En la edición especial, los periodistas de Charlie Hebdo hablan también sobre las amenazas que reciben regularmente, sobre todo en las redes sociales, por sus portadas, que siguen siendo tan abiertamente provocadoras.Los autores del atentado de 2015, los hermanos Saïd y Chérif Kouachi, pretendían castigar al medio por haber publicado unas caricaturas de Mahoma.
Recientemente, la publicación presentó una denuncia tras haber recibido amenazas de muerte tras la publicación de una viñeta del islamólogo Tariq Ramadan.
En noviembre pasado, la publicación representó al teólogo suizo, contra quien fueron realizadas dos demandas por violación, con el pantalón deformado por un enorme pene en erección y que proclama "Soy el 6º pilar del islam". "Violación: La defensa de Tariq Ramadan", podía leerse junto al dibujo.
Interrogado sobre el ángulo elegido para este dibujo sobre Tariq Ramadan –que niega las acusaciones presentadas en octubre en Francia en su contra por haber supuestamente violado a una mujer en 2009 y otra en 2012–, Riss recordó que este profesor de la universidad británica de Oxford se presenta como un "islamólogo" y que el sexto pilar del islam es la yihad.
La guerra santa está considerada como el sexto pilar de esta religión por una minoría de sunitas, si bien no tiene un estatuto oficial.
Amenazas constantes
"Vivimos en medio de una guerra que puede retomar en cualquier momento", resume el periodista Fabrice Nicolino en un largo relato titulado "Lo que ha cambiado en tres años"."Hay momentos en que (las amenazas) se intensifican en las redes sociales, con amenazas de muerte explícitas", dijo Riss.
"Es difícil saber si van en serio o no, pero por principio, las denunciamos". agregó.
Antes de una conmemoración oficial en presencia del presidente francés Emmanuel Macron este domingo, tres asociaciones organizan una jornada de homenaje bajo el lema "¡Toujours Charlie!" (seguimos siendo Charlie), en referencia al hashtag de solidaridad usado en todo el mundo tras el atentado cometido por la organización yihadista.
Investigación
Se espera la presencia de unas 1.500 personas, entre ellas políticos, escritores y filósofos, en esa ceremonia, según estimaron sus organizadores.Charlie Hebdo estará representado por su jefe de redacción, Gérard Biard, pero otros miembros del equipo estarán ausentes "por motivos de seguridad", explicaron los organizadores.
Mientras tanto, la investigación de este atentado que marcó el inicio de una ola de ataques yihadistas sin precedentes en Francia –que dejó un saldo de 241 muertos– sigue abierta.
Los investigadores no han logrado aún establecer cómo fue la coordinación entre los hermanos Kouachi y Amédy Coulibaly, el yihadista que mató a cinco personas dos días después de la matanza en el semanario, ni dónde o cómo los Kouachi obtuvieron su impresionante arsenal.
Los jueces de instrucción esperan concluir sus investigaciones este año.
Humor corrosivo, inquina islámica y demandas
Fundada en 1970 y reabierta en 1992 tras un paréntesis de 11 años, la revista francesa Charlie Hebdo siempre tuvo un tono provocador y nunca dejó de ser blanco de amenazas.Pero eso se agravó a partir de 2006, cuando comenzó a publicar caricaturas del profeta Mahoma que causaron profunda indignación en el mundo islámico: desde ese momento, la redacción no dejó de ser un punto de mira, sobre todo para grupos fundamentalistas.
En 2011, por ejemplo, luego que se burlara de la sharia (ley islámica), el semanario sufrió un incendio tras un atentado consumado con cócteles molotov. Pero eso no impidió que Charlie Hebdo mantuviera su línea editorial y persistiera en su estilo tan provocador como satírico y mordaz.
El entonces director de la publicación, el dibujante Charb, uno de los muertos en el atentado de 2015, había señalado que la provocación existía.
"Como lo hacemos semana tras semana, pero no más contra el islam que con otros temas", aseguró.
Con una postura irreverente y anticlerical, el propósito principal fue siempre apelar a un humor corrosivo, lo que le valió numerosos juicios por difamación.
