La mala cosecha argentina y el conflicto EEUU-China, buenas noticias para granos uruguayos

Por Blasina y Asociados, especial para El Observador

Tras un verano sumamente adverso, la sequía se ha ido, el agua en el perfil de los suelos se ha normalizado y –salvo excepciones– las aguadas se han recuperado. Pero ahora, como para que los uruguayos urbanos repitan aquello de "se quejan cuando no llueve y se quejan cuando llueve", la situación pasa de la sequía al exceso de lluvias sin escalas ¿Qué cabe esperar por lo tanto de estos ocho meses que quedan de 2018 en términos de la producción agropecuaria?

Agricultura: cuanto peor está la producción mejor están los mercados

La agricultura tuvo su segunda cosecha adversa consecutiva y todavía espera el suspenso de una cosecha por levantar en el cultivo principal, la soja.

Con cierta esperanza de que las siembras tardías tengan un mejor resultado que las de primera, cuanto peor se ponen las condiciones productivas más interesante se pone el mercado. Con rendimientos muy pobres, problemas de calidad y ahora la incertidumbre respecto a cómo levantar lo que todavía no pudo ser trillado, la lógica de la oleaginosa ha cambiado.

Quien hasta ahora no fijó precio tiene el beneficio de la guerra comercial entre Estados Unidos y China que permite mejores precios en Nueva Palmira que en Chicago.

Y así, para una minoría que no ha vendido, el panorama mejora en algo y para los que vendieron fijando precio anticipadamente el problema es doble.

La soja pasó de US$ 500 a US$ 300 por tonelada y ahora sorpresivamente se sostiene en los US$ 400. Si el conflicto se mantiene y esa relación de precios se sostiene hasta la próxima cosecha, será un cambio radical.

Una suba de precios de unos US$ 30 por tonelada respecto a las referencias de los presupuestos, que obedece únicamente a los enfados del presidente estadounidense Donald Trump.

Si eso no sucede, la perspectiva es de todos modos interesante porque la sequía y ahora las lluvias diezmarán la cosecha de Argentina y eso ya asegura una firmeza de base para todos los granos.

Una ficha al trigo

Al contrario de las últimas siembras de invierno, el faltante de granos en la región ha generado un escenario favorable para la siembra de trigo, que por primera vez en tres años llega a US$ 220 por tonelada y tiene margen para seguir valorizándose en el trigo disponible, y determinando ya que el trigo de la próxima cosecha puede llegar a los US$ 200 por tonelada, casi aseguradas.

De ese modo puede interrumpirse en este otoño la persistente tendencia a la baja en la superficie sembrada porque la expectativa de precios ha dado un vuelco.

Todo el Mercosur está con poco trigo, Brasil está comprando trigo, incluso del poco que queda de calidad en Uruguay, la misma situación se da en maíz y por lo tanto hay un uso más intenso que en años anteriores de trigo para la alimentación animal, y claramente la demanda supera a la oferta en todos los granos.

En el caso del maíz, cuya producción cayó abruptamente en Brasil y en Argentina y que tiene un consumo muy intenso por parte de la industria cárnica brasileña, también se da una situación de muy altos precios.

Las cotizaciones en Uruguay ya cruzaron los US$ 250 por tonelada, luego de años de permanecer sin superar los US$ 200.

Y para mejorar el panorama de mercados un poco más, en Estados Unidos, principal productor de maíz del mundo y clave para la soja, la siembra viene demorada por frío y lluvias.

Todavía es muy temprano para suponer que habrá un rendimiento subóptimo por una siembra tardía, pero lo cierto es que el mercado se pone nervioso y tras seis cosechas casi perfectas puede ser que este año toque una en la que el clima recorte algo de la producción.

Además es el primer año en el que la superficie maicera de Estados Unidos se reduce en forma significativa. Y sorprendentemente la primera proyección de área de soja del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) también marcó un descenso, cuando a nivel privado se esperaba una fuerte suba.

El factor novillo

Uruguay todavía no exporta trigo o maíz a China. Pero la demanda por carne desde el exterior está empujando al precio de los granos. El muy firme precio del ganado gordo y el faltante de pasturas derivado de la sequía ha sido un factor de demanda de granos muy intenso. Y hasta que la primavera llegue lo seguirá siendo.

Mientras en abril del año pasado el precio del novillo no llegaba a US$ 3 por kilogramo de carcasa, en este año se ha mantenido entre 10% y 15% por encima del precio del año pasado en dólares.

Pero claro, una vez más lo bueno no es para todos. La faena en los próximos meses será muy baja. Pasado el envión de ventas derivado de la sequía ahora viene un período de varios meses con muy pocas ventas, altos precios que se trasladarán al consumidor, hasta que luego del rebrote, sobre noviembre vuelva a aumentar la oferta de ganado.

En ese marco, para sostener a los animales durante el invierno se necesitará suplementarlos abundantemente.

Con una demanda firme para todos los granos de secano, los que se destinan al mercado interno y las oleaginosas exportables, de lo que se trata ahora es de cruzar la adversidad financiera e ir por la revancha productiva.

Fue mala la cosecha de cultivos de invierno y será mala la de verano que se está levantando. Por eso la zafra 2018/2019 que está empezando con las primeras siembras de trigo y cebada en el norte de Uruguay y que seguirá cuando las lluvias hagan la necesaria pausa, es de una importancia crucial.

Será un gran esfuerzo para todos, productores, proveedores, sistema financiero que no se corte la cadena de pagos y que una cosecha favorable permita ir revirtiendo un proceso de endeudamiento motivado por la sumatoria de cosechas adversas y precios modestos que en los últimos tres años fue complicando a la agricultura.

Los mercados han vuelto a ponerse medianamente atractivos. El clima –tan alterado desde 2016 hasta ahora– tendrá el veredicto sobre el futuro de la agricultura uruguaya.

La lechería busca salir del CTI

La producción lechera disfruta de un período de estabilidad de precios, luego de dos años muy malos. Y con la estabilidad de precios y la solidez de Conaprole la lechería viene recuperando la producción.

En los tres primeros meses del año la producción creció 4% y permite a los productores más tecnificados y con escala lograr buenos márgenes.

Pero, al mismo tiempo, los pequeños productores y las pequeñas y medianas industrias no logran todavía sobreponerse a la situación generada en los años anteriores y el panorama de la empresa sanducera Pili, que fue ocupada esta semana, es una muestra de ello.

En el mercado internacional, sigue un precio firme por la manteca, los quesos esta semana recuperaron la referencia de los US$ 4.000 por tonelada y el precio de la leche en polvo bajó levemente, pero confirma un escenario estable.

Las lluvias arriesgan a ser excesivas, el barro siempre es un problema en los tambos. Pero, al mismo tiempo, salir de la sequía ha permitido instalar los cultivos forrajeros que compensen el faltante de maíz y sorgo.

Como en la agricultura, es un año clave para empezar a desandar el camino de endeudamiento de años anteriores, que de la mano de las lluvias y las altas temperaturas de abril permite recuperar la ilusión de remontar los dos años adversos anteriores.