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La noche en que la música murió

Hay quienes afirman que ese día de febrero fue el más triste en la historia
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16 de febrero de 2019 a las 05:02

Si Buddy Holly hubiera aguantado un día más sin bañarse, quizá todavía estaría vivo. Se subió a la pequeña avioneta diciendo que necesitaba llegar lo más pronto posible al hotel para darse un baño caliente y dormir en una cama limpia. El clima invitaba más a la mesura que al aseo, por lo que el apuro por llegar se transformó en cómplice de la muerte, la cual aprovechó la oportunidad para llegar antes. Cada tanto se repiten historias parecidas. Días atrás, la avioneta Piper que transportaba al futbolista Emiliano Sala despegó en una noche de clima inclemente y la naturaleza volvió a triunfar sobre el hombre. Los vientos transformaron a la nave en una hoja de papel, enviándola al fondo de las aguas del Canal de la Mancha, mismo lugar donde el 15 de diciembre de 1944 desapareció el avión militar que transportaba a Glenn Miller, considerado el principal músico de la época señorial de las grandes bandas. El cuerpo de Miller nunca fue recuperado y las causas del siniestro siguen siendo un misterio.

La madrugada del 3 de febrero de 1959 en que murieron Holly (1936–1959), J. P. Richardson, alias The Big Bopper (1930–1959), y Ritchie Valens (1941–1959), las causas del desastre al acecho estaban ahí, esperando que las fueran a buscar. El sentido común recomendaba mayor prudencia a la hora de tomar decisiones. Sin embargo, prevaleció la necedad humana, la que se amparó en afirmaciones basadas en el desconocimiento de la realidad, como la del piloto de la nave al afirmar, “no va a pasar nada, todo va a estar bien, podemos despegar”. En verdad, no fue responsabilidad de él, sino de quienes debían haberle advertido de las reales condiciones climáticas, las cuales dejaban en claro que no era una noche para realizar un vuelo en esa pequeña avioneta. De haber tenido la información correcta y completa, hubiera postergado el viaje para cuando la tormenta pasara. Además, el piloto tuvo otro gran enemigo en su inexperiencia.

Fue un vuelo corto, con mucho de similar al último que realizó Carlos Gardel, aunque el del cantante de tangos comenzó y terminó en la pista de aterrizaje. El de Holly despegó, y en pocos segundos se convirtió en la lucha de David contra Goliath, sabiendo desde el comienzo que este último iba a ser el triunfador por nocaut. El piloto, Roger Peterson, de 21 años de edad y recién casado, intentó mantener la avioneta a flote, haciendo lo imposible para que ganara altura en medio de la cerrazón total, pues la visibilidad era nula. A los cinco minutos de despegar perdió la comunicación con la torre de control. La avioneta que iba a transportar a los músicos en su gira por territorio estadounidense terminó convertida en un manojo de metales deshechos, tras impactar contra el suelo a máxima velocidad, a unos 10 kilómetros del aeropuerto de Clear Lake, estado de Iowa, de donde había despegado. Debieron pasar varias horas antes de que hallaran a los ocupantes de la nave. Los cuerpos de los tres músicos habían sido eyectados y estaban a varios metros de la nave. El médico forense dictaminó que todos habían muerto de manera instantánea. La esposa de Holly, María Elena Santiago, puertorriqueña y quien estaba embarazada, se enteró de lo ocurrido por la televisión. Tiene hoy 86 años y vive en San Juan, Puerto Rico.

El avión siniestrado era un Beechcraft 35 Bonanza mono-hélice, en uso desde 1947 y con capacidad para cuatro personas, incluido el piloto. Volaba de Clear Lake a Hector Airport, en Fargo, Dakota del Norte, el aeropuerto más cercano a Moorhead, Minnesota, donde sería el próximo concierto. Los músicos que en principio debía transportar eran cinco, por lo tanto, dos tuvieron que quedarse y llegar a destino en ómnibus, algo que, según dijeron, generó tensión en el grupo, pues nadie quería hacer un viaje tan largo por carretera y sobre todo en una época del año tan fría como esa. De los cinco músicos, solo Holly tenía un lugar asegurado en la avioneta, pues para eso era la estrella. Buddy Holly es, junto con Chuck Berry, uno de los padres más visibles del rock and roll. 

En un principio lo iban a acompañar Tommy Alsup y Waylon Jennings. Sin embargo, algo ocurrió que trastocó los planes. Richardson se enfermó de gripe, por lo tanto debía llegar al hotel cuanto antes. Jennings le cedió su asiento. Para no sentirse mal y al mismo tiempo demostrar su buen compañerismo, Alsup le dio a Valens la oportunidad de que el azar decidiera cuál de los dos viajaría. Bob Hale, disc-jockey que había asistido al concierto de esa noche de Buddy Holly y su banda, fue el encargado de tirar la moneda al aire. Ganó cara, lo que había elegido Valens (cantante de La Bamba), quien, vaya ironía, tenía miedo a volar. El cantante Dion, que con su banda The Belmonts era telonero de Holly, tiene otra versión de los hechos de esa noche, pero no voy ahora a referir a la misma.

Antes de la partida algo pasó que afectó a uno de los sobrevivientes por el resto de su vida. Waylon Jennings relató que al enterarse de que él no volaría, Holly le dijo en forma jocosa: “Ojalá que tu ómnibus se congele”. A lo que Jennings respondió: “Y yo espero que tu avión se caiga”. Jennings, quien se convirtió en leyenda de la música country y que también murió un mes de febrero, el día 13, en 2002, a la edad de 64 años a raíz de complicaciones de la diabetes que lo afectaba desde hacía años, dijo que nunca pudo recuperarse de la broma. A uno de sus hijos lo llamó Buddy en honor a su amigo. Por cierto, fue Holly quien días antes del accidente decidió alquilar un avión chárter, porque quería llegar lo más pronto al hotel, y por el cansancio que estaban sintiendo los músicos al tener que viajar cada día largas distancias entre una ciudad y otra, durante la gira Winter Dance Party que estaban realizando por el medio oeste estadounidense.

Una de las mejores canciones de la música estadounidense, American Pie, de Don McLean, que en 1972 estuvo cuatro semanas en la primera posición del ranking de Billboard, dice que esa noche fatídica de febrero fue “el día que la música murió”. Vale citar dos estrofas completas, pues son la síntesis lírica de lo ocurrido: “February made me shiver / With every paper I’d deliver / Bad news on the doorstep / I couldn’t take one more step / I can’t remember if I cried / When I read about his widowed bride / Something touched me deep inside / The day the music died”. (Febrero me hizo estremecer / Con cada diario que repartiría / Malas noticias en la puerta / No pude dar un paso más / No puedo recordar si lloré / Cuando leí acerca de su novia que dejaba viuda / Pero algo me tocó muy hondo / El día que la música murió”). 

El éxito de American Pie ha hecho que desde 1972 al presente a todos los 3 de febrero se les llame “el día que música murió”. Sin duda, la pérdida de talento creativo fue devastadora. No fue la primera ni la última vez que murieron músicos viajando por aire. Además de Glenn Miller, antes, vinieron después: Patsy Cline (1932–1963; la avioneta Piper PA-24 Comanche en la que viajaba se estrelló a poco de salir de Dyersburg, Tennessee, debido al mal tiempo); Jim Reeves (1923–1964; el avión que pilotaba se estrelló debido a una tormenta); Otis Redding (1941–1967; la avioneta que lo transportaba se estrelló en un lago helado de Wisconsin, pocos minutos antes de aterrizar); Jim Croce (1943–1973; la avioneta en la que iba se dio contra un árbol a poco de despegar del aeropuerto de Natchitoches, estado de Luisiana); Ronnie Van Zandt, 1948–1977, Steve Gaines, 1949–1977, y Cassie Gaines 1948–1977, integrantes del seminal grupo de rock Lynyrd Skynyrd; su avión sufrió un percance en pleno vuelo, sin darle tiempo al piloto de realizar un aterrizaje de emergencia; Ricky Nelson (1940-1985; el avión Douglas DC-3, con 41 años de antigüedad, que lo llevaba a Dallas se incendió luego de un aterrizaje de emergencia); Stephen Ray Vaughan (1954–1990; el helicóptero Bell 206 en el que viajaba se estrelló contra una colina en East Troy, Wisconsin, en una noche con niebla); John Denver (1943–1997; el cantante perdió el control del avión que pilotaba y cayó en el océano Pacífico); Graeme Strachan (1952-2001; el cantante del grupo australiano Skyhooks perdió el control del helicóptero que pilotaba debido a la turbulencia, estrellándose contra una montaña); Aaliyah (1979–2001; la avioneta en la que viajaba se estrelló al despegar de Bahamas debido a sobrepeso en la nave).

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