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La peor persona del mundo: la joya noruega que fascina al mundo y defiende la complejidad de la comedia romántica

La tercera parte de la trilogía de Oslo del cineasta Joachim Trier se estrena en cines uruguayos este jueves
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21 de mayo de 2022 a las 05:01

La vida suele ser un enorme, incómodo y abrumador signo de interrogación. Todo el tiempo. Lo es a los 10 años, a los 20, a los 30, a los 60 y al final, cuando el pasado es casi todo y el futuro suma incógnitas más profundas y dolorosas. A veces solemos olvidar que esas dudas permanentes están allí, atravesando cada acción o decisión que se toma. La rutina se encarga de limpiarnos o distraernos con su palo diario, pero ahí se quedan. Las preguntas. Mutando, madurando, marcando el ritmo de la existencia. En ese sentido, los buenos artistas suelen abordar esas cuestiones que nos aquejan a todos con fruición, con devoción. Las mastican y las escupen en forma de libros, música, teatro, cine. Crean, de alguna manera, para responderse y responder. El arte, en más de un sentido, se ha erigido sobre ese pilar fundamental: el de la falta de certezas.

El noruego –pero danés de nacimiento– Joachim Trier ha estructurado su mayor obra, la Trilogía de Oslo, en torno a este concepto, en torno a las principales inquietudes existenciales que se le han cruzado, sobre todo, a partir de los 20 años. Hoy, a los 48, es un cineasta consagrado que se animó a hurgar y jugar con sus dudas y las de sus coetáneos –y coterráneos: Trier habla de los problemas nórdicos que no son, en general, los de buena parte del mundo– y su último trabajo, la última pieza de este puzle de tres, podrá verse en cines uruguayos a partir de este jueves 26. La película se llevó aplausos y un premio en el Festival de Cannes de 2021. La película estuvo nominada a dos premios Oscar y generó mucho entusiasmo en su recorrido por el mundo. La película se convirtió en una especie de referencia entre los cinéfilos en las redes sociales, que comparten sus fotogramas a diestra y siniestra. La película se llama La peor persona del mundo.

Esa supuesta peor persona del mundo es Julie (Renate Reinsve), una chica de casi 30 años que vive y trabaja en la impresionantemente pulcra y hermosa ciudad de Oslo, y a la que la falta de rumbo la cruza de arriba a abajo, de derecha a izquierda. La pregunta por el “¿quién soy en realidad?” no la martiriza, no le quita el sueño, sino que impulsa cada una de sus acciones y decisiones, y marca el pulso, también, de sus errores. La película se divide en 12 capítulos, a los que se les suman un prólogo y un epílogo, y ya desde el comienzo se nos aclara que a Julie la certeza no es algo que la abrume. Más bien, es algo que se le escapa. Por ejemplo, cambia de carrera universitaria tan rápido como cambia de peinado, y un vértigo parecido suele tener su vida amorosa, que está llena de estancias cortas en el corazón de diversos hombres, y en los que nunca termina de aterrizar del todo.

La cosa cambia (al menos por un rato) cuando conoce a Aksel (Anders Danielsen Lie), un novelista gráfico 10 años mayor. Ambos se enamoran con ganas. Empiezan una relación que avanza bien. Abrazan una suerte de respuesta, de certeza. Julie paladea una especie de estabilidad, algo inédito y extraño, un gusto cálido al que quizás podría acostumbrarse. Y luego todo se inunda, otra vez, de preguntas. Preguntas que, además, se agigantan con la sombra de los 30 pendiendo sobre su vida. Aparece el tema de los hijos. De la familia. De una adultez más adulta. Aparece la demanda de una responsabilidad afectiva que la apabulla. Y ahí es cuando decide escapar otra vez. Y escapar es, en este caso, un eufemismo perfecto para evitar revelar detalles importantes de la trama que resuenan, luego, en todo lo que viene después. Y que tendrán consecuencias fuertes.

La peor persona del mundo es una comedia romántica que utiliza varios esquemas tradicionales del género y, al mismo tiempo, suma capas de complejidad y humanidad. Trier y su coguionista de confianza, Eskil Vogt, se permiten llenarla de experiencias propias, dudas existenciales que ellos transitaron y, sobre todo, un amor profundo hacia una protagonista imperfecta que por momentos es odiosa y otras veces enamora. La Julie de Renate Reinsve es un ser humano real, contradictorio, capaz de generar rechazo, y a la vez es posible sentirla muy cerca de lo que podemos llegar a ser o hacer en medio del desconcierto de la vida. Gran parte del éxito de este personaje fascinante se debe a las capacidades de Reinsve, que dota a su interpretación de una gracia, calidez y entrega admirables. Si bien el peso de las escenas más dramáticas quizás la elude, al final termina siendo una especie de espejo que refleja y proyecta toda la complejidad de una película que juega sus cartas con inteligencia. De seguro, el rostro oval de esta actriz noruega de 34 años empezará a ser cada vez más recurrente en las pantallas de todo el mundo.

El final de un camino

Más arriba se aclaró: La peor persona del mundo es la última parte de una trilogía “espiritual” que Trier y Vogt llevan trabajando desde 2006, y que se compone de Reprise, Oslo,31 de agosto y su más reciente estreno. Ninguna se conecta narrativamente con la otra, sino que lo hacen a través de un sentimiento puntual: la sensación de sentirse perdido, sin rumbo, en momentos claves de la existencia humana. Esa idea, además, se vincula directamente con el título de la que esta semana se podrá ver en cines uruguayos, ya que en los países nórdicos “la peor persona del mundo” es aquella que, con todos los medios a disposición, no logra encauzar su vida. Algo de esto es lo que le pasa a Julie. Algo de esto sintieron Trier y Vogt en algún momento de su estancia en la Tierra.

Renate Reinsve como Julie en La peor persona del mundo

“En Noruega nos referimos con ese dicho a nuestra situación de privilegio. Vivimos en una sociedad muy desarrollada, que disfruta de educación pública, donde todo está a favor para que triunfes, así que si no encontrás tu camino sos un perdedor. Te sentís miserable. Sos la peor persona del mundo”, explicó hace poco en una entrevista el director.

Pero la sensación de vacío en este caso no se expresa únicamente en Julie y en su “incapacidad” para elegir un camino. O sea: en esta historia no hay una única “peor persona del mundo”, porque también está Aksel, su pareja. El personaje de Danielsen Lie –presente también en las otras dos partes de la trilogía–, que une su destino con el de la protagonista en la primera mitad del filme, enfrenta una situación dramática y crucial que le hace replantear toda su vida. Él tiene algunas de las líneas más demoledoras del cine de Trier y termina siendo el catalizador para otra de las ideas que este grupo de noruegos transmite con sus películas: que no tenemos demasiado tiempo en el mundo. Que la vida es corta y hay que aprovecharla. Sea lo que sea que eso signifique. 

Pero aunque la melancolía es una jugadora de peso en las historias de Trier, y aunque está presente en La peor persona del mundo de formas devastadoras, hay lugar para que Oslo, esa ciudad bellísima que también funciona de nexo entre las tres películas, trabaje para los intereses del director. Y eso es: hablar de humanidad, de tiempo y de propósito en el marco de una historia de amor a la que no le faltan momentos de luz.

Renate Reinsve y Anders Danielsen Lie en La peor persona del mundo

Así la definió Trier a El País de Madrid: “Muchas de las grandes películas de la historia del cine pueden ser entendidas como comedias románticas, de The Philadelphia Story, de George Cukor, a Annie Hall, de Woody Allen, pasando por el trabajo de Éric ­Rohmer. Es un género que lo permite todo: ligereza y musicalidad, pero también una premisa existencial y un profundo trabajo sobre los personajes. Es un tipo de cine que echo de menos. Hoy veo muchas películas manufacturadas, artificiosas. Yo quería rodar, simplemente, una película humana, que contuviera los dramas y comedias de la vida.”

Trier lo logró. Su película transpira humanidad. Habla del tiempo y de lo que hacemos con él. De las decisiones y de las preguntas. De las incógnitas que no dejan de pincharnos hasta que nos morimos. De las veces que lastimamos a otros buscando un rumbo posible, una salida, de las veces que nos tropezamos con nuestra propia necesidad de respuestas. La peor persona del mundo habla de Julie, de Aksel, del propio Joachim Trier. Y habla de todos. Más allá o más acá, contiene multitudes.

La trilogía de Oslo, en partes

Reprise

Reprise
En el comienzo, la trilogía de Oslo no era una trilogía y no se llamaba así. Era, simplemente, una primera película de un cineasta que empezaba su camino y que quería comerse la cancha de entrada. En Reprise, que se estrenó en 2006, Trier y Vogt, a quienes los une una amistad desde la infancia, contaron los destinos de dos amigos vinculados a partir de la creación artística –los personajes son aspirantes a escritores– que discurren a través de sus expectativas, deseos, dudas y ansiedades de manera muy diferente. En Reprise, Trier empezó su sinergia colaborativa con su actor fetiche, Anders Danielsen Lie, y además mostró que las cuestiones existenciales ya estaban ahí, debajo de un relato de corte más punk, por momentos anárquico, con recursos narrativos destinados a romper esquemas y muchas ganas de hacer cine. Se puede ver en la plataforma de streaming Mubi.

Oslo, 31 de agosto

Oslo, 31 de agosto
El meridiano de la trilogía se estrenó en 2011 y es la zambullida más melancólica, profunda y desatada de las convenciones y estructuras más tradicionales del combo. De nuevo con el fascinante Danielsen Lie como protagonista, Trier cuenta la historia de un adicto en recuperación que toma una decisión fundamental para su futuro, pero que antes decide darse una vuelta por los lugares que frecuentó en su pasado, por las vidas de sus amigos, por un último día (y noche) de libertad absoluta. Más densa y, si se quiere, depresiva, Oslo, 31 de agosto es un viaje a lo profundo de una sociedad que lo tiene todo a disposición pero que, al mismo tiempo, se hunde en abismos de los que no puede escapar. Es otro estudio del tiempo, esta vez más claro en su superficie, y con algunas de las mejores escenas que el equipo noruego alcanzó hasta el momento. Se puede ver en la plataforma de streaming Mubi.

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