Ricardo Peirano

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La piedra en el zapato

Es difícil sostener que el gobierno se pondrá a trabajar porque UPM se lo pide o "aspira". Miles "aspiramos" a que se cumpla la Constitución
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19 de noviembre de 2017 a las 05:00
La ocupación de empresas es una de las piedras que tiene el gobierno en el zapato y que molesta o se mueve por diversas razones con suma frecuencia. El pasado jueves, el presidente Vázquez dijo en conferencia de prensa en México, acerca del acuerdo de paz laboral (o de prevención de conflictos o como quiera llamárselo) celebrado entre el gobierno y UPM, como parte de la primera etapa de negociaciones para determinar si la empresa finlandesa realiza o no su cuantiosa inversión en Uruguay: "Es una aspiración de UPM. Aspira a que trabajemos para que evitemos las ocupaciones". "Nadie quiere transitar conflictos. Tenemos que encontrar mecanismos que en todo el mundo laboral podamos –a través del diálogo y el intercambio– prevenir los conflictos".

Paralelamente, el mismo jueves, el secretario del Sunca, Óscar Andrade, vio muy difícil llegar a un acuerdo de este tipo y responsabilizó al gobierno de haber realizado una negociación bipartita con la empresa sin consultar al PIT-CNT. Ello como cuestión de forma, además de estar en desacuerdo con la cuestión de fondo, dado que el PIT-CNT y el combativo Sunca se oponen a cualquier limitación de las ocupaciones.

Y allí comienza a rodar por segunda vez la piedra en el zapato del presidente. Porque fue durante su primera administración que se aceptó legalmente las ocupaciones con limitación del derecho de libertad de trabajo de los empleados que no adherían a la ocupación y la libertad de los empresarios y gerentes que querían ingresar a la empresa. Primero, se hizo por medio de un decreto, luego se incorporó a la Ley de Negociación Colectiva que aprobó el gobierno de Vázquez y luego el propio gobierno quitó esa disposición del proyecto de ley, pero dejó firme el decreto que permite las ocupaciones. Cansados de las dilaciones gubernamentales, las cámaras empresariales llevaron su queja sobre ocupaciones, ultra actividad de los convenios colectivos y negociación tripartita de salarios a la OIT, que les dio la razón por considerar que esas normas violaban lo establecido por la organización sobre libertad sindical.

Lo demás es conocido, el segundo gobierno de Vázquez pidió a las cámaras empresariales una tregua para negociar, pero ello fue imposible por la cerrada negativa del PIT-CNT, que considera la ocupación una extensión del derecho de huelga.

Por tanto, la queja volvió a la OIT y esta volvió a reiterar su dictamen inicial: las ocupaciones deben respetar el derecho y la libertad de los trabajadores y de los empresarios a ingresar a las empresas y ello no se puede impedir con piquetes ni ocupaciones. Por tanto, la queja volvió a la OIT y esta volvió a reiterar su dictamen inicial: las ocupaciones deben respetar el derecho y la libertad de los trabajadores y de los empresarios a ingresar a las empresas y ello no se puede impedir con piquetes ni ocupaciones.

La tercera vuelta de la piedra en el zapato gubernamental se dio cuando UPM, negociando la mayor inversión de la historia del país, exigió al gobierno, entre otras cosas, que solucione el tema de las ocupaciones, que haya un protocolo de prevención de conflictos. El gobierno lo aceptó y en última instancia, vía el MTSS, podrá desalojar ocupaciones y piquetes.

Lo que resulta curioso es que el presidente Vázquez diga ahora en México que este mecanismo de solución o prevención de conflictos es una "aspiración de UPM". En realidad, UPM no aspira a nada especial como no sea el cumplimiento de lo que establece la Constitución de la República, que reconoce el derecho de huelga, pero no su extensión a las ocupaciones limitantes de derechos básicos. Y como no sea el cumplimiento de las normas de libertad sindical, que la OIT ha ratificado por segunda vez, por si a alguien no le quedó clara la primera.

Es difícil sostener que el gobierno se pondrá a trabajar porque UPM se lo pide o "aspira". Somos cientos de miles de uruguayos los que "aspiramos" a que se cumpla la Constitución y que se respeten los dictámenes de la OIT con la misma celeridad con la que el gobierno anterior y el actual cumplen con los dictámenes o dictados de la OCDE.

Porque parece que para una cosa somos remisos en extremo y para la otra más papistas que el papa.

Por lo demás, es obvio que "nadie quiere transitar conflictos", como dice el presidente. "Tenemos que encontrar mecanismos que en todo el mundo laboral podamos –a través del diálogo y el intercambio– prevenir los conflictos". No hace falta que el presidente lo diga en voz alta. La mayoría de los uruguayos lo queremos. Solo estamos esperando, desde hace casi 10 años, que el gobierno cumpla su deber y que el presidente Vázquez cumpla su acertada norma de conducta "dentro de la Constitución y la ley todo, fuera de ellas nada". Pues con esa máxima, no precisa saber a qué aspira UPM. Necesita aplicar la Constitución y la ley, y la recomendación de la OIT aunque ello le traiga un gran dolor de cabeza.

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