La cuestión había arrancado a principios de año, cuando en su primer discurso 2023, el primer ministro de Japón Fumio Kishida prometió una batería de medidas "sin precedentes" para luchar contra la caída de la natalidad en su país. Una baja en el número de nacimientos que ya es un problema crónico y cada vez más agudo en la sociedad pero que atenta cada día más contra la economía nipona.
El Partido Liberal Demócrata (PLD, de derecha, agrupación política que lidera Kishida) se puso a trabajar en varias propuestas sobre el tema, las que, según los medios de comunicación locales, se presentarán al gobierno a finales de este mes. Todo parecía ir bien, hasta que una de esas propuestas en trabajo se filtraron a la prensa. ¿Cuál? La que propone condicionar la reducción del endeudamiento estudiantil con la paternidad. La oposición al gobierno no tardó en responder con un tsunami de críticas.
"Exigir un niño a cambio de una reducción de deuda estudiantil es una mala medida para hacer frente a la baja tasa de natalidad", dijo este viernes la senadora Noriko Ishigaki durante un debate en la Cámara Alta del Parlamento japonés, en presencia del primer ministro.
Kishida trató de aplacar los ánimos, pero, según afirman desde su mesa chica, tenía pocos detalles sobre el contenido de la propuesta. Por eso, como dice el cable de la agencia de noticias AFP, prefirió insistir en “la necesidad de respetar un debate libre y vigoroso sobre el tema”.
Entonces comenzaron a arreciar las críticas por Twitter. "Es como decir +Pague con su cuerpo!+", escribió indignado un usuario de la red social, mientras que otro consideró que las medidas del PLD equivalen a "tratar a los seres humanos como ganado".
El diputado del PLD que dirige la comisión que trabaja en este asunto, Masahiko Shibayama, aseguró a los medios de comunicación japoneses que la propuesta tiene por objeto apoyar financieramente a las familias, y no sancionar a los hogares sin niños.
"Estamos planteando esto como una extensión del apoyo a la educación de los niños, en lugar de como una política relacionada con la natalidad", afirmó a la cadena de televisión Asahi.
Pero la polémica sobre el caso entre los políticos oficialistas y los opositores trasciende las cámaras y parece fracturar la sociedad japonesa en su conjunto.
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