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En setiembre la refinería de La Teja se apagará por completo. Durante un período de cuatro meses –mínimo–, Ancap realizará una parada técnica para sustituir parte del equipamiento principal de esa industria.
La tarea implica una minuciosa planificación desde el punto de vista de ingeniería, y también requiere de una logística muy fina para asegurar el abastecimiento de combustibles durante todo ese tiempo en que no habrá producción propia de nafta y gasoil en el país.
Uno de los trabajos principales será la sustitución del casquete superior del reactor de craking. El cracking es el corazón de la refinería. Para esa tarea, por ejemplo, se tendrá que importar una grúa especial.
Se estima que en el pico de la parada técnica habrá unas 2.000 personas trabajando, tanto de contratistas nacionales y extranjeros. La demanda de mano de obra especializada es tal que requirió de una coordinación previa para no coincidir con otros proyectos, como la construcción de la segunda planta de UPM en Pueblo Centenario.
Entre otros de los trabajos que se realizarán están la inspección de refractarios con técnicos extranjeros, decoquizado mecánico e inspección en tubos de hornos, sustitución de tubos en hornos, y cambio de catalizadores en unidades de isomerización y desulfurizadoras de gasoil y gasolina.
Además, se realizarán trabajos de reacondicionamiento y puesta a punto de torres, reactores, bombas, compresores y equipos especiales; mantenimiento e inspección por corrientes inducidas en intercambiadores de calor, y trabajos en pintura industrial, incluyendo la antorcha. El costo de los nuevos equipos y trabajos de mantenimiento está calculado en unos US$ 77 millones.
Durante los cuatro meses que dure la parada técnica de mantenimiento el ente deberá importar unos 600 mil metros cúbicos de combustibles para sustituir la falta de producción propia.
En todo ese tiempo también se perderá el margen de refinación, unos US$ 180 millones que no ingresarán a la caja de la empresa, según expresó la semana pasada el director de Ancap en representación de Cabildo Abierto, José Luis Alonso, durante un taller con periodistas.
Para el almacenamiento del combustible que se deberá importar, Ancap planea utilizar la infraestructura existente en Terminal del Este en José Ignacio, y por donde habitualmente se realiza la recepción del petróleo crudo.
Por esa vía se buscará aprovechar la capacidad de almacenamiento que tienen los tanques, y al mismo tiempo la posibilidad que da esta terminal para operar con buques de mayor tamaño en comparación a los que pueden ingresar al muelle de La Teja. A la larga, la puesta en práctica de logística implicaría menores costos para el ente.
“Estamos haciendo cuentas para hacer importaciones muy grandes en pocas veces. En vez de importar un barquito de 35 mil metros cúbicos, meter un barco más grande”, afirmó el presidente de Ancap, Alejandro Stipanicic. Esto es, buques con capacidad de entre 80 mil y 100 mil metros cúbicos, según dijo El Observador.
Ese aspecto depende de la disponibilidad de barcos que exista en la zona cuando se realicen los llamados a operadores privados para cotizar las compras del combustible refinado. “Es una operación bastante inédita y requiere una coordinación muy fina”, expresó el jerarca.
Stipanicic explicó que hoy Ancap está aumentando sus inventarios en la refinería de La Teja para llegar a la parada de setiembre con los tanques de producto terminado “a tope”, de manera que se pueda seguir vendiendo producto de fabricación propia durante el mayor tiempo posible.
Al mismo tiempo, la planificación requiere llegar con los tanques de crudo vacíos en José Ignacio para poder almacenar producto importado. Esos mismos tanques deberán estar disponibles meses después par volver a llenarlos con crudo, previo a la reapertura de la refinería que debería darse en enero o febrero.
¿Se puede comprar combustible con mucha anticipación o se debe hacer más sobre la fecha de la parada? La segunda opción parece ser más razonable.
Sobre este punto, Stipanicic recordó que las compras “cierran precio” cuando se recibe el producto. El otro punto no menos importante es que si se compra ahora se necesita almacenamiento.
Otro aspecto a tener en cuenta es que si Ancap sale a comprar producto con mucha antelación para vender recién dentro de seis meses, corre el riesgo de que los precios caigan, por ejemplo. Hoy los valores de comercialización en el mercado local se rigen, en parte, por el Precio Paridad de Importación (PPI) que se establece mensualmente.
La importación de productos refinados también insumirá una necesidad financiera adicional. Esto porque habitualmente las compras de crudo se pagan a 60 días y 90 días. En cambio las compras de derivados de petróleo son a 30 días. Sobre este punto, el gerente general de Ancap, Ignacio Horvath, comentó que “muy probablemente” se deberá tomar deuda de corto plazo para constituir capital de trabajo con ese fin.
La parada técnica es algo previsto dentro del costo operativo, por lo que no implicará una afectación adicional en las finanzas de la empresa, ni en las tarifas de nafta, gasoil o supergás.
Sí tendrá incidencia sobre la actividad de la industria. De hecho, es uno de los aspectos considerados junto con el impacto de la sequía, en las últimas proyecciones del gobierno respecto al desempeño del Producto Interno Bruto. El Poder Ejecutivo espera una crecimiento de 2% para el año, desde un 3% que se tenía anteriormente.
La última parada técnica de la refinería fue en 2017 durante la administración de Marta Jara. Originalmente se había planificado que fuera por tres meses, entre febrero y abril, pero terminó durando casi 8 meses. Esto por un conflicto sindical, que primero demoró los trabajos de mantenimiento, y después la reapertura. El tema de fondo eran las discrepancias que tenía el sindicato respecto a las guardias mínimas.
Hace algunos días atrás, personal de Ancap viajó a Brasil y visitó las instalaciones de la terminal Transpetro en Osorio -brazo logístico de Petrobras-, para conocer las labores de operación de la terminal, de embarcaciones y de monoboyas.
Las monoboyas de Transpetro se encuentran en mar abierto del Océano Atlántico en condiciones marítimas similares a las monoboyas de Ancap en José Ignacio. Asimismo, el parque de tanques de Osorio maneja gasolina, gasoil y petróleo crudo, así como también alimenta y recibe producto de las refinerías Alberto Pascualini (Petrobras) y Braskem.
Por Fernando González
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