Espectáculos y Cultura > LAURA Y LOS BRANIGAN

La salida del laberinto

La banda regresa tras cinco años con La misión, su nuevo disco. Mañana lo presenta en el Centro Cultural España
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16 de septiembre de 2015 a las 05:00
Laura Gutman nunca se fue del escenario. En abril de este año editó La misión, su tercer disco con Laura y los Branigan luego de cinco años de su último trabajo, No me acordé de mirar. Durante su proceso de creación conformó la banda estable de Garo, colaboró con Eté y los Problems, mientras que estuvo "cantando coritos por aquí y por allá". Pero la ausencia de su banda sobre el escenario la sintió. "Al sacar un disco cada cinco años, tocás mucho cada álbum. Hace unos dos años decidimos meternos en la cocina. Y eso se nos hizo un poco largo. Paramos de tocar durante mucho tiempo y después es difícil volver", afirma Gutman a El Observador.

Sin embargo, ese regreso ya comenzó. Tras realizar algunos shows, este jueves a las 21 horas en el Centro Cultural de España (CCE9 la banda presentará de manera oficial La misión, un disco que, canción tras canción, se vuelve profundo y complicado como el laberinto que ilustra su tapa.

Desde el lanzamiento de No me acordé de mirar y La misión, la banda pasó por cambios de formato: de cuarteto a un quinteto y de nuevo a un cuarteto. Al cambio interno se sumó una transformación también en el Montevideo musical. "Siento que la escena se renovó", explica Gutman. "Apareció gente nueva, una generación que hace poco eran chicos y ahora tienen la edad suficiente para estar haciendo cosas increíbles".

Manuel Souto, baterista de los Branigan forma parte de esta nueva camada de músicos. "Para mí eso es fresquísimo. Y no hablo solo de la cabeza musical. Viene tan desprejuiciado... Eso es lo más fascinante para mí", afirma Gutman.

Sin embargo, uno de los cambios que aún no ha sucedido es una mayor apertura a músicos mujeres. "Voy a cumplir 40, toco desde los 16. Estoy hace muchos años en la vuelta y he tocado con mucha gente y, sin embargo, ahora he empezado a sentir un pequeño feminismo", afirma Gutman. "Simplemente me limito a pedir datos: preguntar cuántas mujeres había en el escenario en tal show. Y me parece que los datos hablan. Me encantaría que se abriera un poco más la cancha".

Gutman es uno de los ejemplos femeninos más resonantes del rock uruguayo. Antes de tocar junto a Buenos Muchachos, entre 2000 y 2004, Gutman integró la banda femenina Histerix, junto a Cecilia Plottier previo a su integración en Vendetta. "Espero que las nuevas generaciones, así como vienen más desprejuiciados, que vengan con más chicas. Me parece mucho más rico. Siempre sentí esa cosa que le daba a Buenos Muchachos o a Garo. Eso se puede generar muchas más veces. Mismo con los Branigan, los tres hombres me hacen los coros a mí y eso me emociona. Porque la mezcla es fabulosa".

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La misión refleja esa idea. La aguda voz de Gutman flota sobre una instrumentación que cae del lado oscuro y denso del espectro sonoro. Temas como Viejo desastre, Waiting y Oh Brother cuentan además con coros de la banda –completada por Mario Davrieux en bajo y Manuel Rilla en guitarra– y de dos de sus colaboradores: Bruno Tortorella y Alfredo Ghierra.

A la hora de realizar las letras de los temas –que cantan en inglés, francés y español–, Gutman convocó a Romina Peluffo. En colaboración realizaron siete de los doce temas de La misión. Fue junto a ella que surgió la idea del laberinto que ilustra la tapa –ideado por Ghierra y adaptado por Cecilia Rodríguez– y su relación con el nombre del disco.

"Mi debilidad siempre fueron las letras. Yo tengo adentro mucha más música que poesía para expresar. Y esa fue una de las razones por las que siempre canté en inglés. Por eso colaboré con Romina Peluffo. Mientras escribíamos The Mission ya tenía la idea de que estaba corriendo y tenía que atravesar como un laberinto", dice la artista.

La misión es un disco de rock denso. Y esta es una sensación que se debe a la misma producción del álbum. "Es increíble la cantidad de capas de melodías que hay. Manuel no hace una guitarra, hace cinco. Y hacemos siete coros, más de las personas que hay en la banda", explica Gutman. "Si escuchás el disco anterior también es así. Para mí siguen la misma línea. Yo me pongo los auriculares y la cantidad de capas es hasta apabullante. Somos re rococó en ese sentido".

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