El universo de la actividad física está plagado de afirmaciones engañosas, de frases que se repiten una y otra vez, que avalan creencias, que sustentan mitos y que sirven a modo de autoconvencimiento cada vez que hace falta. Y quizá, una de las que más podría reflotar por estos días es que “el cuerpo tiene memoria”. Ahora que abrieron los gimnasios podemos sacar a la fiera interna que quedó paralizada por tres meses, podemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance –y más– por recuperar el estado físico que teníamos antes del 13 de marzo, podemos exigir y exigir, porque, total, el cuerpo tiene memoria. Pero no. El cuerpo recuerda, pero no hace milagros: estuvo parado por tres meses y ahora necesita readaptarse. Si no se toma en cuenta eso, las consecuencias pueden ser muy dañinas.
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