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Lacalle Pou, Domínguez y el impulso de Uruguay como hub deportivo internacional
La visita relámpago de 24 horas que el presidente de Conmebol, Alejandro Domínguez, realizó el pasado miércoles y jueves a Montevideo, tuvo una agenda cargada. Una cena con el presidente de la República, Luis Lacalle Pou, la inauguración del complejo deportivo de City Torque, y un almuerzo con los presidentes de Nacional y Peñarol.
Luego, Domínguez retornó a Asunción, a la sede de la Conmebol.
Pocos detalles se conocieron de una cena que el miércoles de noche, Domínguez, Lacalle Pou, el promotor de la llegada del presidente de Conmebol, Pedro Bordaberry, el presidente de la AUF Ignacio Alonso, y el director Nacional de Deporte Sebastián Bauzá.
La cena transcurrió en una barbacoa amplia, en el Prado. Asado y ensaladas, y según pudo conocer Referí de los pocos detalles que trascendieron, en la mesa en la que estuvo el tema de Uruguay como sede de futuras competencias internacionales, bajo el contexto de hub deportivo internacional, y el Mundial de 2030.
Definieron el encuentro como una buena oportunidad en la que se acercaron el gobierno y Conmebol en una charla presencial del presidente de la República y el de Conmebol, para que conociera de primera mano la aspiración de Uruguay de ser hub de competencias deportivas, una vieja aspiración que ronda la cabeza de las autoridades del deporte desde que asumieron y que en setiembre de 2020 tuvo un empuje con el rugby.
La forma en que Uruguay avanza en su plan de vacunación y la aspiración de tener a la mayor parte de la población fuera de riesgo de contagio de covid-19 en este año 2021, fue uno de los temas centrales de conversación. Eso le permitirá tener ventaja respecto a otros países del continente.
El gran problema que tiene FIFA en estos tiempos de pandemia es que no puede organizar competencias internacionales por las limitaciones que tienen los equipos y selecciones para viajar, realizar cuarentenas y convivir en burbujas.
FIFA suspendidó todos los mundiales juveniles hasta 2023, y lo único que le queda en agenda de fútbol 11 es el Mundial de Catar 2022, a pesar de las dificultades que existen para disputar las Eliminatorias en Sudamérica.
El clasificatorio debió comenzar en marzo 2020, pero se suspendió. También en agosto y en setiembre. Finalmente se inició en octubre, con dos fechas, y continúo en noviembre, con otras dos jornadas. Este año, en este mes de marzo, se canceló la actividad. FIFA espera retormar con la quinta y sexta etapas del clasificatorio continental en junio, antes de la Copa América de Argentina-Colombia, que se jugará en junio y julio.
En ese contexto, con la opción de avanzar con la vacunación, Uruguay quiere ser anfitrión de competencias internacionales con público. Los espectáculos deportivos acercan espectadores, mueven hotelería y servicios en general, y permiten generar ingresos económicos al país. Organizar competencias deportivas promueve turismo, impulsan desde el gobierno desde que asumió hace un año.
En 2020, el gobierno ya había estado en contacto con Domínguez. En aquella ocasión para impulsar a Uruguay como sede de las burbujas que se proyectaban para terminar las Copa Libertadores y Sudamericana. Finalmente aquella idea no prosperó. Tampoco avanzará ahora porque Conmebol quiere seguir disputando sus torneos bajo el sistema actual de burbujas en cada país, respetando localías.
Tampoco existe chance que las Eliminatorias se disputen todas en un solo país, en ese caso en Uruguay, porque las asociaciones defienden las ventajas que generan sus localías (altura y calor, por ejemplo). Además, en todo caso, antes de establecer una sede única en Sudamérica, los clubes europeos quieren llevar las Eliminatorias a su continente si es que los partidos se concentran en un lugar.
Lo que quedó planteada es la aspiración de Uruguay como hub deportivo, y la cena con Domínguez fue clave para que el presidente de Conmebol lo supiera de primera mano.
También estuvo el Mundial 2030 en la mesa, pero cualquier asunto sobre el que avanzaran quedaría fuera de contexto por la crisis sanitaria actual.
La FIFA había proyectado elegir la sede del Mundial del Centenario en 2022, pero en la realidad actual no será antes de 2024.
Además, Uruguay frenó todas las acciones sobre las que había avanzado en su aspiración de recibir el Mundial 2030, que coincidieron con el cambio de gobierno (marzo 2020) y con la pandemia de covid-19.
El almuerzo con los grandes y la ventaja de Peñarol
La visita de Domínguez también sirvió al día siguiente, el pasado jueves, para reunir en un almuerzo a las autoridades de Nacional y Peñarol con Domínguez y el anfitrión, Bordaberry.
¿Por qué fue anfitrión Bordaberry? Por el vínculo que generó con el presidente de Conmebol cuando entre agosto 2018 y mayo 2019 presidió la comisión normalizadora que FIFA puso en la AUF. Con línea directa, consiguió que Domínguez llegara a Uruguay, para la inauguración de las obras que hizo City Torque, con un permiso especial en tiempos de pandemia de covid-19.
En el almuerzo, en Carrasco, asistieron los presidente de Nacional y Peñarol, José Decurnex e Ignacio Ruglio, el presidente de la AUF, Alonso, los neutrales Eduardo Ache y Gastón Tealdi, y Bordaberry.
Quienes asistieron al encuentro destacaron los buenos oficios de marketing de Peñarol, que le obsequió a Domínguez una réplica del trofeo Campeón del Siglo, una maqueta de su estadio y una camiseta de Peñarol con el nombre del presidente de Conmebol en la espalda. Nacional, nada.
El jueves de tarde, Domínguez regresó a Paraguay.
