El CEO de Tesla, Elon Musk

Opinión > ANÁLISIS - EDUARDO BLASINA

Lejos de Australia

Ojalá no haya ni una gota de hidrocarburos que nos arruinen la oportunidad de presentarnos al mundo como una solución y no como un problema
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16 de julio de 2017 a las 05:00
Seguramente para construir la sociedad desarrollada a la que debemos aspirar y a la que podemos acceder luego del envión de la década de altos precios de materias primas tenemos que lograr más que crecimiento del Producto Bruto, baja inflación y equilibrio fiscal y de deuda. Lo necesario no es de por sí lo suficiente.

Como todos, esta semana he quedado conmovido por el asesinato a sangre fría registrado por cámaras, que sucede a un copamiento que pudo terminar en asesinato y al hacinamiento de ancianos en Cerro Largo en un acto de maldad inaudita.

El nivel de asesinatos de una sociedad también tiene que ver con el desarrollo. De nada vale vivir en Arabia Saudita y tener un ingreso holgado asegurado si a uno lo van a degollar por tener una creencia distinta a la que impone el gobierno.

Uruguay tiene la mayor tasa de vacunos por habitante del mundo y en términos de disponibilidad de información, podemos saber con exactitud cuántos vacunos y ovinos se faenan semana tras semana, puntualmente los lunes a la tardecita. Se ve claramente que se han llevado a frigoríficos unos 50 mil vacunos semanalmente durante junio y que ahora previsiblemente a medida que el invierno avanza y hay menos ganado gordo disponible esa cifra va bajando semana tras semana y se recostará sobre los 40 mil. Y que en el primer semestre se han faenado 11% más de vacunos y 30% más de ovinos que el año pasado.

¿Pero como es la estadística de asesinatos en Uruguay? ¿Cuánta gente ha sido asesinada en el primer semestre? ¿Más o menos que un año atrás? Es mucho más posible cambiar lo que se mide y como sociedad esa estadística deberíamos pesarnos a todos como un compromiso que nos lleve lo más cerca del cero que sea posible.

En la web del Ministerio del Interior se informa que Uruguay pasó de una tasa de 8,5 asesinatos por cada 100 mil habitantes en 2015 a 7,6 asesinatos en 2016. Una mejora de 9,6% lograda básicamente por el resultado de diciembre del año pasado.

El último mes del año fue el de menos asesinatos el año pasado (17), mientras que en 2015 había sido el mes más sangriento con 30, casi un asesinato cada día. El año pasado Artigas fue el único departamento sin asesinatos y las muertes violentas en cárceles al revés de la tendencia país, tuvo un fuerte aumento, de 9 a 16, casi el doble. Son complicados los fines de semana. Los domingos son los días de más asesinatos, con 51, los sábados segundos con 49 y los viernes terceros ya lejos con 38.

Seguramente psicólogos y sociólogos podrán sacar explicaciones y propuestas que yo no sé dar. Pero no logro encontrar cómo viene el 2017. Y en definitiva, ¿tener 7,6 asesinatos es un buen o mal indicador?

Si nos comparamos con Honduras o Venezuela estamos mejor, claro. Honduras tiene 90 asesinatos cada 100 mil habitantes, y los venezolanos tienen 53,7 asesinatos con las estadísticas de 2012, último año disponible. En ese año Brasil duplicaba las cifras de Uruguay. En cierta manera la estadística de la crueldad permite cuantificar hacia qué modelos de sociedad deberíamos dirigirnos, hacia cuáles no, y cuán lejos estamos de las metas y los desastres mayores.

Nadie va a sorprenderse cuando vea en la web del Ministerio del Interior que los países nórdicos de Europa son la vanguardia. Tienen uno o menos de un asesinato cada 100 mil habitantes: Islandia 0,3, Suecia 0,7, Dinamarca 0,8, Holanda y Austria 0,9.

Esta semana, mientras Uruguay intenta recuperarse del espanto, en Australia se informó que la tasa de asesinatos es la menor de la historia y cayó por debajo de 1 cada 100 mil por año. Una tasa que viene bajando en forma permanente desde hace 25 años. Seguramente haya algo para aprender de su experiencia.

En realidad, como describe Steven Pinker en su libro Los ángeles que llevamos dentro, el nivel de violencia va bajando en las sociedades democráticas del mundo. Cabría esperar que la suma de libertad y crecimiento económico fuera minando las bases de comportamientos tan obviamente rechazables. A pesar de las estadísticas de 2016, no es claro que esté pasando en Uruguay. Y no tenemos las estadísticas para este año.

Australia también fue noticia en estos días porque acelera en su salida de una economía basada en carbono a pesar de que al ser un desierto, la posibilidad de la generación hidroeléctrica es casi nula. El sur de Australia tiene problemas para lograr un suministro eléctrico estable sin recurrir a energía fósil.

De modo que recurrieron al super héroe empresarial del momento, Elon Musk, director de Tesla y tantas otras empresas dedicadas a construir la civilización post petróleo. Se comprometió a construir la batería más grande del mundo en 100 días, cobrando. Y si llevase más tiempo, a entregarla gratuitamente. "La batería transformará completamente la manera de almacenar energía renovable y estabilizará la red de Australia meridional, además de bajar los precios.

Esto abre nuevas oportunidades para las energías renovables en este estado, la nación y todo el mundo", explicó el primer ministro estadual, Jay Weatherill.

"Esta será la mayor batería del mundo por un factor de tres. Australia rocks!! (Australia es lo mejor)", twiteó alborozado Elon Musk.

Mientras, en Tambores, Merinos, Piñera y Guichón el suelo tiembla y casualmente o no, allí cerca estamos haciendo fracking. A contrapelo de la estrategia país y de lo que el mundo precisa. Un claro caso de centralismo. Arriesgando el acuífero, para ver si le damos la triste noticia al mundo de que vamos a sacar un pedregullo con petróleo, llegando 100 años tarde a un negocio que solo trae dolores de cabeza. Si se hiciera en el eje de Colonia al Chuy veríamos manifestaciones en contra. Pero como pasa en el interior profundo, simplemente pasa ante la indiferencia y la ausencia de debate.

Australia, como Nueva Zelanda son los espejos del hemisferio Sur en lo que mirarnos en materia de producción agropecuaria, de estabilidad económica, de democracia política. Y mirando esta semana, mucho más que eso. Y ojalá, no haya ni una gota de hidrocarburos que nos arruinen la oportunidad de presentarnos al mundo como una solución y no como un problema.

Señor Musk, usted que es sudafricano, vuelva pronto al hemisferio Sur, lo seguimos esperando. Porque en ciertos aspectos, y a pesar de muchos pesares ¡también Uruguay rocks!

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