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Ley de tolerancia cero no bajó incidencia de alcoholemias de hasta 0,3 en accidentes

Unasev divulgó datos que se habían dejado de informar a partir de la ley; exjerarca de gobierno del FA dice que “no tenía sentido" difundirlos por carecer de "valor" y dice que la estabilidad "es un buen resultado igual"
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21 de enero de 2021 a las 05:03

El porcentaje de conductores que participaron de accidentes de tránsito y tuvieron registro de alcoholemias positivas menores a 0,3 se mantuvo estable a raíz de la ley de tolerancia cero que rige desde el año 2016, según indican datos inéditos de la Unidad Nacional de Seguridad Vial (Unasev) a los que accedió El Observador

Desde 2016 –cuando el gobierno encabezado por Tabaré Vázquez bajó el límite permitido de 0,3 gramos de alcohol por litro de sangre al cero absoluto– hasta el cierre del año 2019, los datos de la Unasev muestran que la proporción de conductores que participaron de siniestros con ese nivel de alcoholemia se mantuvo mayoritariamente estable, con más oscilaciones al alza que a la baja.

Un elemento a tener en cuenta es que el control de alcoholemia no se realiza en todos los accidentes, por lo que el dato solo permite describir cómo fue la evolución en los casos en los que sí se realizaron tests (entre 60% y 80% del total). 

Hecha esa salvedad –que lleva a algunos investigadores a advertir un “subregistro”–, los números señalan que en 2015, antes de regir la ley de alcohol cero, solo en el 0,9% de los controles realizados en siniestros de tránsito el conductor presentaba una alcoholemia mayor que cero pero menor a 0,3. 

Al año siguiente, en el que ese rango de concentración de alcohol pasó a estar prohibido, el porcentaje fue de 0,8% sobre el total de los controles. En 2017 volvió a ubicarse en 0,9%, para subir a 1,1% en 2018 y a 1,3% en 2019.

En paralelo hay que contemplar que el número de accidentes registrados por Unasev se redujo de 23.267 en 2015 a 19.784 en 2019. La curva de fallecidos, por su parte, osciló entre subidas y bajadas. En 2015 hubo 506 muertes, en 2016 fueron 446, en 2017 subieron a 470, en 2018 volvieron a ascender a 528, mientras que en 2019 cayeron a 422.

En números brutos, de acuerdo a los datos procesados por El Observador, en 2015 hubo alrededor de 158 accidentes con conductores que tenían un valor de alcohol en sangre mayor a cero pero menor a 0,3. En 2016 esa cantidad bajó a 131, en 2017 –año en el que aumentaron los accidentes y los fallecidos– subió a 153, en 2018 volvió a bajar a unos 132 y en 2019 ascendió a 152. 

La ley que estableció la tolerancia cero ha estado en debate en los últimos días a raíz de un proyecto de ley del senador nacionalista Sergio Botana, quien pretende flexibilizar la norma para "aliviar" al sector vitivinícola.

El presidente Luis Lacalle Pou ya había prometido en campaña que de llegar al gobierno restauraría el 0,3 como límite tolerado, y así se plasmó en el programa de gobierno del Partido Nacional. Una propuesta intermedia, que en la pasada legislatura motivó un proyecto de ley por parte de los nacionalistas Amín Niffouri y Armando Castaingdebat, sugería que en los casos de hasta 0,3 solo se impusiera una multa económica y no se retirara la libreta por seis meses, como ocurre actualmente. 

El dato que faltaba

Desde que rige la ley de tolerancia cero, Unasev no había difundido hasta ahora la incidencia de las alcoholemias menores a 0,3 en el total de controles realizados en siniestros de tránsito. Pese a que hasta 2016 el organismo sí separaba en su informe las espirometrías menores a 0,3 y las mayores, a partir de la implantación del nuevo límite pasó a divulgar solo tres categorías: las alcoholemias negativas, las mayores a cero pero menores a 1,2, y las mayores a 1,2. 

Consultado al respecto, quien fue presidente de Unasev hasta 2017, Gerardo Barrios, dijo a El Observador que "el criterio se cambió en función del límite establecido para ser enviado al juzgado de faltas". 

"No tenía mucho sentido hacer la discriminación total porque no tiene valor", argumentó. "Esos datos están y se pueden desagregar. El tema es que uno tiene que entender bien cómo es esto. Lo que hay que mirar es el efecto en la conducción vehicular y dónde se genera el riesgo. Los organismos internacionales son bien claros en que a partir de 0,1 hay efectos en la conducción", agregó Barrios. 

El exjerarca reconoció que los datos indican una estabilidad en la participación de las alcoholemias menores a 0,3 antes y después de la ley, pero desestimó el alcance de ese dato. "Se mantiene sí, pero el hecho de que se mantenga es un buen resultado igual", sostuvo. "Es muy difícil poder decir cuántas muertes o cuántos siniestros de tránsito con lesionados graves se debió al no uso del cinturón de seguridad o a velocidad. Es muy difícil decir el peso que tiene la alcoholemia entre 0,1 y 0,3", añadió. 

En una entrevista en mayo con M24, Barrios había dicho que del 7% que representan las espirometrías positivas en el total de accidentes, "más de la mitad está entre cero y 0,3". En diálogo con El Observador, el exjerarca reconoció que eso no es así. 

Si se toma únicamente el total de espirometrías positivas en accidentes de tránsito, aquellas entre 0 y 0,3 pasaron de 13,7% en 2015 a 19,1% en 2019. 

En el informe de 2020 que la Unasev presentará en febrero, la actual administración volverá a incluir la discriminación según el grado de alcohol en sangre.

Más allá de las cifras del organismo dependiente de Presidencia, uno de los informes que utilizan como referencia los defensores del límite absoluto para conductores es un estudio realizado en el Hospital de Clínicas que analizó la relación entre consumo de alcohol y severidad del trauma de pacientes ingresados. 

El estudio, titulado Consumo de alcohol, relación con el trauma y su severidad y publicado en 2019, advirtió que "los traumas severos no son más severos a mayor consumo de alcohol", sino que "son severos solo por el hecho de presentar una alcoholemia positiva, aunque su medida sea baja". En otras palabras, los autores observaron –en traumas que no se limitaron a accidentes de tránsito– una alta correlación entre el consumo de alcohol y la severidad de las lesiones, pero no encontraron correlación entre mayores niveles de alcoholemia y mayores traumas. 

Por otra parte, el estudio apuntó también que "existe un subregistro de los pacientes que sufren un evento traumático y que consumieron alcohol" y advierten que en los informes "no están incluidos" los pacientes "de mayor gravedad, pues por la entidad de las lesiones y la urgencia del traslado no fue posible hacer la espirometría a la gran mayoría de los traumatizados severos".

Médicos: volver al 0,3 "puede significar más muertes"

Tanto el Sindicato Médico del Uruguay (SMU) como la Federación Médica del Interior (FEMI) salieron al cruce de la propuesta de volver al 0,3 como límite permitido.

El presidente del SMU, Gustavo Grecco, dijo en M24 que "ceder a las presiones corporativas se paga con vidas y secuelas graves". "No hablemos de libertad, no es argumento, porque nadie prohíbe tomar. Hablemos de prevenir y cuidar la vida responsablemente", añadió.

Por su parte, FEMI publicó un mensaje a través de sus redes sociales en las que afirmaron que continúan a favor del "alcohol cero". "No nos preocupan las sanciones, nos preocupa la vida. El decimal que se plantea tolerar hoy, puede significar más muertes mañana", indicó la federación.

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