Nacional > CRIMEN DE 2021

"Lo prendieron fuego como a una rata": una noche infernal en el Comcar que terminó en condenas a 30 años de prisión

El juez destacó lo difícil que es investigar dentro del sistema carcelario y condenó a los cinco presos que prendieron fuego la celda de sus compañeros. Hubo dos fallecidos y tres heridos graves
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29 de junio de 2023 a las 05:02

¿Tengo que declarar?, preguntó apenas se sentó frente al juez. Después dijo que no quería y, después, que no se acordaba. No recordaba qué había pasado aquel 12 de enero de 2021, cuando le quedó todo el cuerpo quemado y la vida le cambió para siempre. Injertos, operaciones y la vergüenza que tiene de salir a la calle por las huellas, más que visibles, que le dejó esa noche a la que la Fiscalía tituló como "el infierno en el módulo 3". 

Con la ayuda de las fiscales intervinientes en el juicio –Mirta Morales y Micaela Dávila– fue contando de a poquito, como integrantes de otra celda del módulo 3 del Comcar con los que habían tenido una discusión, abrieron el agujero cuadrado de la puerta de la celda por donde les pasan la comida (en la jerga le llaman sapo) y comenzaron a querer apuñalarlos con lanzas hasta que pudieron romper el candado y abrieron la celda. Les tiraron líquido inflamable con una botella de 600 mililitros de Coca Cola y les prendieron fuego los colchones, lo que resultó en el homicidio de dos de sus compañeros de celda.

"El Mochila estaba muerto al lado mío (...) al lado de mis pies estaba (...) yo estaba en la ventana, él fue a la puerta, entró en pánico y cuando llegó al lado mío se desmayó. Cayó al lado mío, cayó al lado de mis pies, yo le pegaba con el pie y no reaccionaba", contó, según consta en la sentencia a la que accedió El Observador

Los cinco imputados habían salido de sus celdas minutos antes. Uno de ellos había salido por el "sapo" de la puerta de su celda –la número 20– y había ido a buscar a los otros cuatro acusados a su celda, a los que liberó rompiendo el candado. 

Fueron a la celda de las víctimas, los atacaron a "lanzazos" por el pasaplatos y tras romper su candado y prenderles fuego la celda, se quedaron en la puerta amenazándolos con cortes carcelarios para que se quemaran vivos. 

De los cinco integrantes de la celda, dos fallecieron y los otros tres sufrieron heridas graves.

“Y... luchamos por la vida de uno, puñalada que iba, puñalada que va hasta que pintó fuego y ta', y luchando por la vida de uno (...) Yo me quedé respirando contra la ventana ahí aire puro para seguir respirando y ta', y de repente se muere un compañero al lado mío”, contó uno de los sobrevivientes, que a regañadientes contestaba las preguntas de la Fiscalía. 

El juez Gonzalo Arsuaga, que condenó a los cinco imputados a la pena máxima, 30 años de prisión, valoró lo difícil que es investigar en una cárcel, un lugar en donde tener códigos significa que no hablen y no denuncien. Pero aún en un ámbito así hay personas que, por distintos motivos, hay veces que están dispuestos a quebrar el pacto de silencio. 

“Me da lo mismo, mataron a mi hermano, me da lo mismo, si lo hubiesen matado como en una cárcel, fue, en una pelea, fue, no decía nada, lo mataron prendido fuego como a una rata, es así”, declaró otro de los testigos en el juicio. 

Él se salvó porque cuando vio que se le habían empezado a quemar la cara y las manos se tiró para afuera, lo que le valió "un lanzazo" en la pierna. Igual le significó estar 19 días comiendo por un tubo. 

Pero antes de eso, llegó a ver cómo murieron las dos víctimas. "Le dan una puñalada en el pecho a mi compañero por el sapo, al finadito Damián, el otro no salió para afuera, se quedó adentro, Mochila, lo sacaron al otro día, calcinado”, contó. 

Una sentencia 

Este miércoles, en el pasillo del juzgado penal se escuchaban ruidos. Iban a ritmo y sonaba a algo pegando contra un metal. Mezclados entre ellos, gritos. Algunos inaudibles y otros bien claros: "Tenemos hambre". Eran cerca de las 19 y hacía un sinfín de horas que los cinco acusados estaban allí esperando a que se les leyera la sentencia. Iba a ser a las 17 y empezó casi a las 19:30. 

No era la primera vez que gritaban y se ponían molestos, ya había pasado varias veces durante el juicio. Pero cuando el juez Arsuaga leyó su fallo en el que los condenaba a  la pena que había solicitado la fiscal Morales, 30 años de prisión, por la coautoría de un delito de homicidio muy especialmente agravado por el concurso y por haberse cometido mediante incendio, solo se miraron entre ellos. 

Eso sí, al terminar y sin buscar bajar demasiado la voz, uno de ellos habló. 

–Al primero que me abra la celda mañana le clavo un cuchillo en la cabeza.

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