Por los funcionarios que, según había transcendido, integraban el equipo de transición de Joe Biden para el Consejo de Seguridad Nacional, el Departamento de Estado, el Pentágono y las agencias de inteligencia, se podía adivinar más o menos cuál sería la línea de su política exterior: regreso al cambio de régimen y las intervenciones en Medio Oriente, restauración de la agenda sobre el cambio climático y reforzamiento de la Alianza Atlántica menguada por el gobierno de Donald Trump; retorno a la lógica de guerra fría con el Kremlin y mayor presencia de la OTAN en Europa del Este y en toda el área de influencia rusa, y restablecimiento del diálogo con China y vuelta al pacto no escrito de no agresión con el gigante asiático.
Esta nota es exclusiva para suscriptores.
Accedé ahora y sin límites a toda la información.
¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá