En medio del creciente malestar social por el aumento del costo de vida, y cuando todas las encuestas señalan un importante rechazo al gobierno del Partido Conservador, el primer ministro británico, Rishi Sunak, aceleró la negociación con los líderes políticos en Irlanda del Norte ante la posibilidad de un inminente acuerdo entre Londres y Bruselas sobre el controvertido protocolo posbrexit, que provoca fuertes tensiones en una nación de conflictivo pasado.
En este contexto, Sunak y su ministro para Irlanda del Norte, Chris Heaton-Harris, mantuvieron reuniones individuales con los dirigentes de los cinco principales espacios políticos norirlandeses a las afueras de la ciudad de Belfast en un nuevo intento por persuadirlos de que respalden los cambios negociados con la Unión Europea (UE) al denominando Protocolo de Irlanda del Norte, que impone un régimen aduanero específico en esta región a raíz del Brexit.
Según los analistas locales, el principal obstáculo pasa por convencer al Partido Unionista Democrático (DUP), que desde hace un año se niega a participar en las instituciones regionales, impidiendo así el funcionamiento del parlamento autónomo y la formación de un gobierno norirlandés, hasta que no se elimine o modifique profundamente el protocolo.
Los medios británicos señalan que Sunak apunta a poder anunciar el martes próximo en el Parlamento de Londres que llegó a un acuerdo con la UE sobre esta compleja cuestión, que envenena las relaciones con Bruselas desde la salida británica y provoca el bloqueo político en Irlanda del Norte. "No es una cuestión de que nosotros hagamos concesiones, sino de que el gobierno británico cumpla sus compromisos", afirmó Jeffrey Donaldson, líder del DUP, al término de su encuentro con Sunak.
Los otros responsables norirlandeses se mostraron cautelosamente optimistas. Para Mary Lou McDonald, presidenta del partido republicano Sinn Féin, el ex brazo político del desaparecido Ejército Republicano Irlandés (IRA), "está claro que se hicieron progresos significativos y eso es muy alentador". "Ahora queremos ver una rápida conclusión de la cuestión y, por encima de todo, queremos ver restauradas las instituciones", agregó.
Aunque también cautelosa, Noami Long, líder del Partido Alianza Independiente, se manifestó en forma similar al finaliza el encuentro con Sunak. "Las cosas se están moviendo gradualmente en la dirección de un posible acuerdo, pero todavía no llegamos a la meta", declaró a los periodistas Long, según reportó la agencia de noticias AFP.
Negociado y firmado al mismo tiempo que el acuerdo del Brexit, el Protocolo de Irlanda del Norte mantiene a la región dentro del mercado único europeo y su unión aduanera. Su objetivo es evitar la reinstauración de una frontera física con la vecina República de Irlanda, país miembro de la UE, que podría amenazar la frágil paz lograda en 1998 al ser inaceptable para los republicanos norirlandeses, que defienden la reunificación de la isla.
A cambio, el protocolo impone controles aduaneros a las mercancías que llegan a la región desde el resto del Reino Unido, lo que los unionistas norirlandeses, muy apegados a su pertenencia a la corona británica, denuncian como una amenaza a su lugar en el país. Tensiones que dispararon en 2022 una compleja negociación técnica y política entre Londres y Bruselas.
En paralelo a las discusiones con la UE, estas conversaciones en Belfast pretenden "garantizar que cualquier solución resuelva los problemas prácticos sobre el terreno, cumpla nuestros objetivos y preserve el lugar de Irlanda del Norte en el mercado interior del Reino Unido", dijo un portavoz de Downing Street.
Casi el mismo tiempo que Sunak se reunía en las afueras de Belfast con los principales líderes políticos de Irlanda del Norte, el ministro británico de Relaciones Exteriores, James Cleverly, viajó a Bruselas para reunirse con el vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic, hecho que los analistas locales interpretan como un indicio de que las negociaciones ingresaron en la recta final.
Para alcanzarlo, el gobierno británico pidió a las autoridades europeas que suavizaran los controles aduaneros entre Irlanda del Norte y el resto del Reino Unido, pero también que se suprima o reduzca el papel del Tribunal de Justicia de la UE, instancia que debe supervisar la aplicación de los aspectos contenidos en el protocolo.
La negociación con Irlanda del Norte tiene como telón de fondo el acuerdo de paz del Viernes Santo de 1998, que puso fin a tres décadas de sangriento conflicto entre los republicanos católicos y los unionistas protestantes, y que dejó un saldo de al menos 3.500 muertos. Pero también las consecuencias económicas del Brexit.
Según informó el Comité de Política Monetaria del Banco de Inglaterra (BoE), el proceso de salida de la UE, iniciado con el referendo de 2016, significó para el Reino Unido una disminución de la inversión empresarial estimada en £ 29.000 millones de libras. El documento agrega que, desde entonces, el Reino Unido se quedó atrás de la tendencia de los años anteriores, lo que provocó una brecha de productividad que dejó huellas permanentes.
El estudio agrega que el costo para las familias británicas fue de £ 1.000 por hogar, y que el Producto Interno Bruto potencial se redujo alrededor de un 4,5%, “lo que supone un golpe duro para la economía”. Por otro lado, en su informe de febrero, el Boe ya advertía que el estancamiento comercial previsto por la salida de la UE se había producido antes de lo estimado.
La negociación de Londres con los espacios políticos norirlandeses se da, además, en medio de las fuertes críticas lanzadas por los líderes empresariales británicos al Brexit, luego de haber sido testigos de la decisión y de haberse abstenido de criticarlo debido a que la desvinculación ganó popularidad bajo el impulso del Partido del Conservador, ahora inmerso en una discusión interna sobre cómo abordar la compleja situación.