Los entretelones de un asesinato que llevaron a la líder de Los Chingas otra vez a la cárcel

Rodrigo fue alcanzado por una única pero mortal bala que le arrebató la vida en ese momento. Su hermano, en cambio, fue alcanzado por diez disparos en la espalda y uno en la cara, pero sobrevivió. Horas más tarde, en el hospital al que fue trasladado, Jonathan escribió un estado de Whatsapp que aceleró una investigación que la Fiscalía estaba llevando desde hace meses: “Gorda Moni con tu pistola le robaron la vida a mi hermano”.

La Gorda Moni no es otra que Mónica Sosa, la mujer señalada por la policía como líder Los Chingas, el grupo criminal que en 2017 expulsó a más de 100 personas de sus viviendas en Los Palomares y que ha sido blanco de la policía a través de distintos operativos. Sosa tiene dos condenas recientes, una del 20 de diciembre de 2017, cuando se le imputó un delito extorsión en calidad de cómplice, por su papel en la expulsión de vecinos de Los Palomares, y otra de agosto de 2018, cuando se la condenó por hurto de energía eléctrica y agua potable, y usurpación, debido a que habitaba una vivienda sobre la que no tenía documentación. Por este último enjuiciamiento, obtuvo una pena de cinco meses de cárcel.

Una investigación llevada adelante por la Fiscalía de Estupefacientes a cargo de Mónica Ferrero determinó que, tras recuperar la libertad el pasado 12 de enero, la Moni estuvo concentrada en intentar rearmar su estructura criminal. Para lograrlo empezó a presionar y amenazar a sus familiares, entre quienes se encontraban los hermanos López Sosa.

Por esta razón, el miércoles la Moni volvió a ser detenida y este jueves fue imputada por un delito de violencia privada y amenazas, y enviada a la cárcel con prisión preventiva por 60 días. La nuera de Sosa, de 18 años, quien también había sido detenida este miércoles, fue liberada el jueves por falta de mérito.

Según dijeron fuentes de la investigación a El Observador, Rodrigo Martín López Sosa y Jonathan Alberto López Sosa  –quienes estuvieron tras las rejas hasta hace un mes– fueron contactados por la Moni una vez que recuperaron la libertad con el objetivo de convencerlos para que se sumaran a su intento de reflotar el grupo criminal. Los Chingas habían sido diezmados por la policía y por los grupos rivales, al punto de que todos sus cabecillas estaban muertos o presos, según contó una fuente policial, por lo que incorporar a los hermanos López Sosa, ambos poseedores de varios antecedentes penales, era una oportunidad para recuperar la fuerza que alguna vez había ostentado la organización.

Entre las pruebas para acusar a la mujer de violencia privada están las escuchas telefónicas a varios familiares, entre ellas a una persona que es testigo protegido. 

Asimismo, la Moni también amenazó a Jonathan para que borrara la publicación de Whatsapp y no realizara la denuncia por el homicidio de su hermano, según dijo la fiscal Mónica Ferrero, para evitar que fuera enjuiciado El Negro, su consuegro.

El homicidio

Mónica Sosa no fue imputada por su presunto vínculo con el homicidio, aunque ese tema continuará siendo investigado por la Fiscalía. En una grabación de una llamada que Moni mantiene con su hijo, él le dice que la familia de su novia tiene el arma 9 milímetros que le pertenece a él y que se la reclame.

Esa arma fue entregada por el hijo de la Moni el jueves de tarde y está siendo analizada, según se dijo en la audiencia de formalización. En diversas escuchas La Moni fue clara en que sabía quién mató a Rodrigo y cómo intentó convencer a sus primos de no realizar denuncia en su contra mediante amenazas.