La ribera del río Danubio, en Belgrado

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Los ríos del mundo están disminuyendo drásticamente sus caudales

El cambio climático y la presión humana sobre ríos y espejos de agua están produciendo su retroceso, lo que pone en peligro una fuente irremplazable para el sostenimiento de la vida humana
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22 de septiembre de 2022 a las 08:25

Los ríos se están secando en todo el mundo porque los glaciares que los alimentan están desapareciendo a una tasa elevada. Algunos de ellos desaparecerán totalmente, muchos permanentemente, incluso en este siglo.

Lo que parece el guion de una película de ciencia ficción es una verdad científica, aunque científicos, meteorologistas y ambientalistas no tienen aún una idea cabal y comprensiva sobre la crisis ecológica que amenaza a la Tierra.

Esto es en gran parte por la influencia de discursos anticientíficos propalados por negadores del cambio climático, lobistas empresarios, abogados y políticos que opinan sobre temas que no tienen interés o capacidad en entender o temen que el conocimiento público sobre los mismos afecte sus intereses.

En Estados Unidos, el problema más acuciante es el del río Colorado que provee de agua, energía eléctrica y riego a 40 millones de personas en el sudoeste del país, incluyendo ciudades como Phoenix y Las Vegas. También está en proceso de disminución de su caudal el Río Grande que lleva agua a Nuevo México, Texas, y México. Este verano, el rio se secó en Albuquerque.

En Asia, el río Indo, proveedor de energía y riego a la India y Pakistán ha disminuido su nivel a la mitad. La disminución de su caudal genera una competencia entre ambos países que pueden ser el origen de conflictos graves por el acceso a los recursos hídricos.

El río Tista, que es la fuente hídrica de regiones densamente pobladas de India y Bangladesh también está disminuyendo de caudal porque el glaciar Zemu que lo alimenta está en rápido retroceso. La pérdida total de ambos ríos se traduciría en una crisis humanitaria sin antecedentes por las consecuencias sobre la economía y la vida cotidiana de millones de personas.

El cambio climático, un fenómeno inducido por la actividad humana, está afectando gravemente algunos de los más icónicos ríos del mundo. El Danubio “azul” ya no es azul, ahora el Danubio “barroso” y su nivel ha descendido tanto que aparecieron embarcaciones alemanas hundidas durante la retirada nazi en la segunda guerra mundial.

El Rin se está transformando en impracticable para las barcazas que llevan materias primas y equipos a la industria alemana.

La situación es la misma en el río Po en Italia, en el Támesis en Inglaterra, en el Oder que atraviesa Chequia, Polonia y Alemania, en el Nilo en Egipto y en muchos otros ríos alrededor del mundo que han sido un factor importante en el desarrollo de las civilizaciones.

En Francia, los ríos Galardi y Tille ya se han secado por completo.

En Estados Unidos, el río Arkansas, el South Canadian, el Red y el South Fork Red están en niveles muy bajos, amenazando la agricultura y la provisión de agua de pueblos de Arkansas, Oklahoma, Colorado, Texas, Luisiana, y las tierras tribales de los pueblos Chikasaw y Choctaw.

 El río Missouri está en su nivel más bajo de los últimos 1200 años y afecta seriamente a las ciudades de Kansas, Sioux, Jefferson, Great Falls y docenas de otras ciudades y pueblos que yacen sobre sus riberas.

En Australia, el río Murray, fundamental para los granjeros, la fauna y las áreas residenciales, se secó completamente en 2007 y luego de su recuperación está en riesgo de secarse nuevamente.

En Tajikstán, el río Amu Darya que nace en los glaciares de la cadena montañosa del Pamir y la cordillera china de Tian Shan está también con niveles peligrosamente bajos. El río desemboca en el mar Aral, un espejo de agua que ya había sufrido las consecuencias de un uso excesivo para riego en épocas de la Unión Soviética, ahora sufre los efectos de la disminución glaciar.

El río Amarillo en China, del que dependen millones de chinos está también en una situación de extremo peligro por la sobre irrigación y el achicamiento del glaciar tibetano. Lo mismo ocurre con el rio Yangtze.

La misma suerte están corriendo los lagos y reservorios. El lago Garda en Italia tiene niveles históricamente bajos, igual que el Mead, en Colorado, donde el retroceso de las aguas ha sido tan drástico que ha dejado al descubierto restos humanos que probablemente pertenecieran a víctimas de la acción de gánsteres de Las Vegas.

Otros lagos estadounidenses como el Powell en Arizona o el Tulare en California comparten la misma penuria de sus fuentes de alimentación.

En Bolivia, Turquía, Australia, México, Irán, Afganistán, Israel, Mali y Chad, los espejos de agua están disminuyendo su nivel por la conjunción de la disminución de caudal de los ríos que los alimentan y la continua presión humana para consumo e irrigación.

En la película “No mires arriba”, el gobierno y la mayoría de la gente no les cree a dos astrónomos que un cometa se dirige directamente a impactar en la Tierra. Muchos críticos de cine ubicados en el espectro de la derecha política crucificaron el film por su velado criticismo a las posturas negacionistas del cambio climático de Donald Trump y sus seguidores.

Podría decirse que si ahora miran “río arriba” es posible que descubran que el río ya no está.

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